Salsa Criolla

La campaña presidencial sigue en medio de denuncias, con enfoques muy distintos en la sociedad.

Redacción

Por Redacción

de domingo a domingo

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Grieta hubo siempre, expuso con llaneza el productor teatral Carlos Rottemberg, distanciado hoy de la diva televisiva Mirtha Legrand, por la visión de ambos sobre el gobierno K: él, con signo de admiración, elogia muchas de sus medidas y no se escandaliza con los relatos transmitidos por cadena nacional, mientras que ella llama dictadura a la administración de Cristina Fernández. A seis semanas de las elecciones presidenciales que tuvo su instantánea el 9 de agosto (casi 39 puntos Daniel Scioli, poco más de 30 Mauricio Macri, y arriba del 20 Sergio Massa, quien aspira a sorprender como un cisne negro), se percibe el resentimiento. Abundan las campañas sucias montadas sobre situaciones reales (lo son la pobreza inconcebible en El Chaco, las irregularidades con las urnas en Tucumán y las millonarias trapisondas que salpican a Fernando Niembro, de Cambiemos) y hay preparativos para un final con pronóstico reservado. Porque, como dijo Rottenberg refiriendo tramos del monólogo de Enrique Pinti en Salsa Criolla, las divisiones vienen desde el fondo de la historia. La fractura entre peronistas y anti peronistas tuvo manifestaciones golpistas que derivaron en el secuestro y desaparición de personas en el régimen militar del 76, con antecedentes de la lucha a muerte entre la Triple A y fuerzas de izquierda. Los planteos maniqueos son constantes. Rottemberg consideró agresivo al periodista Jorge Lanata y éste, duro crítico del kirchnerismo, reclamó al aire la renuncia a la diputación nacional del comentarista deportivo del macrismo. Todo el tiempo meten cizaña, protestó el sciolista y titular del BaPro, Gustavo Marangoni, a quien Clarín, en una foto epígrafe a propósito de un asado con opositores, entre ellos las denostadas Laura Alonso y Patricia Bullrich, encuadró como buscando un acercamiento para pacificar la relación parlamentaria, hoy maltrecha. Cascoteado internamente, Marangoni explicó que se había tratado de una comida social en la casa del massista José Ignacio de Mendiguren, luego de un viaje de estudios a Estados Unidos. Consideró la publicación un apriete del diario. En la presentación del libro La era Magnetto, de Martín Sivak, se desnudaron aspectos del tortuoso vínculo entre las corporaciones informativas y los gobiernos de turno. Horacio Verbitsky, destacó la declaración de guerra que Cristina le hizo a Clarín, en 2008, cuando el matutino quiso convertir en paro histórico el lockout patronal del campo. Contrastó esa actitud de la presidenta con la de su extinto marido Néstor Kirchner quien se peleaba pero terminaba negociando. El redactor e investigador de La Nación, Hugo Alconada Mon, refirió entonces una constante en el comportamiento de Clarín: ser concesivo, para sacar tajada propia, en los primeros años, tanto de Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Kirchner, para luego distanciarse, interpretando a la vez el sentir de una parte considerable de la población. Verbitsky incluyó en los planteos destituyentes al exdirectivo de La Nación, José Escribano. Hubo un desafío personal, un pliego de condiciones y un ultimátum de un año, ni bien asumió Kirchner, en 2003, recordó. Alconada Mon recogió el guante y contestó que Escribano complementará y enriquecerá sobre esas versiones luego registradas por Carta Abierta, el foro de intelectuales K. ¿Escucharon? Complementará y enriquecerá, no refutará, atacó el columnista de Pagina 12. Alconada Mon, quien subrayó que la transformación de Cristina y el cambio de jugadores se produjo tras el deceso de Néstor, retrucó: y refutará en parte…. hay muchos intereses. Verbitsky no se conformó y estimó que aún habrá intentos conspirativos contra el gobierno para que se cumpla, 12 años y medio después, la profecía de Escribano. El clima de sospechas por caudillismo no es novedoso. Con desparpajo el exdiputado Jorge Yoma, expulsado por el kirchnerismo y ahora cercano a Scioli, definió al clientelismo como un fraude legal que condiciona la conciencia del ciudadano. Reconoció que había que terminar con esa practica, pero apuntó que lo mismo hacía Alfonsín, con las cajas PAN, y el radical Ángel Rozas, en El Chaco. Hay un modelo intrínsecamente fraudulento. No hay que ignorar la idiosincrasia de las provincias con economías regionales destrozadas. Tucumán, un territorio muy castigado, votó al general Domingo Bussi, un criminal y genocida, como diputado y gobernador, recordó otro aspecto de la partición en la sociedad. Dijo que Scioli, un constructor de consensos, se tomará tiempo pero ejercerá el poder en plenitud y que Carlos Zannini, un hombre de gran formación técnica y jurídica, no será ningún obstáculo. No hay un vicepresidente en la historia que haya controlado a un presidente. Cuando se hicieron los locos, (Julio) Cobos terminó aislado y (Carlos) Chacho Álvarez se tuvo que ir. Desde una óptica no peronista, Graciela Fernández Meijide, exfuncionaria de la Alianza y de la APDH, dijo que los problemas actuales se agravan por el narcotráfico. Apuntó que las capas medias y los sectores excluidos resisten, más en unas etapas que en otras, el clientelismo y el autoritarismo. No fue poca cosa haber impedido la re reelección de Cristina, consignó. Y parafraseando al sociólogo Marcos Novaro señaló que no hay mal que por bien no venga. Indicó que lo que ocurrió en Tucumán, se repite en otros territorios donde gobierno y Estado son lo mismo, se utiliza el empleo público y todo el mundo sabe que los ciudadanos se ponen muy conservadores y son cautivos por lo poco que reciben. Para octubre hay condimentos y comidas muy variadas. Cristina, en defensa del modelo, reclamó no estigmatizar a los pibes. En respuesta a las denuncias de corrupción, antes de que la ONU le pusiera un límite a los fondos buitres, ironizó sobres el choripán de oro, a propósito del caso Niembro, quien encabeza la lista de diputados de Macri en la provincia de Buenos Aires. En otra vereda, el senador Carlos Reutemann, en esta instancia del lado del líder del PRO, afirmó que el gobierno llega al término de mandato dando como puede sus últimos manotazos de ahogado.

arnaldo paganetti Agencia Buenos Aires


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