Se sintió a medias en la actividad privada

El mayor impacto fue entre los comercios del microcentro

NEUQUEN (AN).- El paro nacional convocado por la CGT disidente y la CTA recogió adhesiones a medias en la actividad privada neuquina. En el caso de las cerámicas ubicadas en el Parque Industrial, la medida de fuerza paralizó por completo la producción, mientras que en los hipermercados la jornada de protesta se vivió casi con normalidad, excepto en Tía donde hubo algunos destrozos. En la actividad petrolera la huelga pasó prácticamente desapercibida.

El vicepresidente de Acipan, Edgardo Phielipp, indicó que fue variado el nivel de adhesión en los comercios de esta ciudad. «En el centro hubo muchos locales cerrados, pero está relacionado con la modalidad de violencia que adquirió la medida de fuerza que tenemos que lamentar», dijo.

El impacto de la huelga se pudo observar claramente en la zona del microcentro de esta ciudad que virtualmente quedó aislada por los numerosos piquetes que impidieron la circulación por el lugar. Y fue en el corazón de la capital donde se produjeron los mayores incidentes, con los ataques a los bancos.

En el caso de las cerámicas, según fuentes gremiales, la paralización fue total, pero el paro no se sintió en los sectores administrativos de esas empresas.

La actividad en los hipermercados se desarrolló con normalidad, aunque hubo un descenso en la afluencia de consumidores. Desde Jumbo, el gerente, Wálter Badano señaló que «se trabajó con tranquilidad. Sólo vino un móvil policial por la mañana para ver cómo estaba la situación».

Distinto fue el panorama en Tía, ubicado en pleno centro neuquino donde hubo un 10 % de ausentismo y vidrios destrozados durante el paso de la movilización, a pesar de que se había reforzado la seguridad del local con siete efectivos policiales. El gerente del establecimiento, José Antolín indicó que «la situación lo obligó a cerrar las puertas del supermercado porque si no se le metían adentro los manifestantes».

Felipe Sapag, entre pedradas

NEUQUEN (AN).- Felipe Sapag tenía intenciones de comprar el diario. En compañía de su hijo Luis tomó la Avenida Argentina a la altura de calle San Martín. Un grupo de manifestantes lo identificó y comenzó a insultarlo. El ex gobernador aceleró el paso y cuando giró en Juan B. Justo las piedras que arrojaban unos pocos muchachos ya picaban a su alrededor.

A pesar del mal trago, Sapag formuló unas breves declaraciones a la prensa. «Es el principio del fin del proyecto neoliberal», dijo este dirigente político que guiñó bastante más que un ojo a la Alianza cuando Fernando de la Rúa y Carlos «Chacho» Alvarez lo visitaron en plena campaña electoral.

Sapag criticó a Cavallo como lo hizo en otras oportunidades. Esta vez no lo llamó «gerente de las multinacionales», pero colocó al ministro de Economía como uno de los responsables del «proyecto neoliberal» que comenzó, dijo, con «Martínez de Hoz con los militares, siguió con Cavallo con los militares, también con Cavallo con Menem y hora continúa con el gobierno de la Alianza». El ex gobernador dijo que el denominado mercado es «un grupo de bancos y grandes multinacionales» y expresó que a los argentinos «nos chupan la sangre los usureros de los bancos con altas tasas de interés».

Cerraron el paso al intendente

NEUQUEN (AN).- Un grupo de manifestantes encapuchados y armados con barras de hierro bloqueó la puerta principal de la municipalidad e impidió el ingreso de los miembros del gabinete y de personal que no se había plegado al paro.

En el lugar no había presencia policial, pese a que el día anterior había sido solicitada por el gobierno del intendente Horacio Quiroga.

La manifestación impidió la renovación de la guardia nocturna y recién pasado el mediodía, se accedió a llevar alimentos a los empleados.

El secretario de Gobierno, Alberto Maglietta, denunció los hechos en la fiscalía número cinco. Del acta se desprende que el clima era hostil e intimidatorio, y que se potenció tras identificarse como funcionarios. Dice que fueron echados del lugar «con gritos y con empujones», bajo una lluvia de «insultos» y la advertencia: «es un paro total y no se trabaja». También consigna que los manifestantes arrojaron «elementos explosivos» a «los secretarios que estaban en el sector del Hotel Comahue». En medio de la conmoción, Maglietta resolvió el retiro del gabinete en pleno, hacer pie en el Concejo donde estuvo reunido toda la mañana y la denuncia de la situación en el juzgado penal.

El funcionario relató la sucesión de hechos y expresó «la alarma por la falta de presencia policial que había requerido al jefe de la policía (Juan Carlos Lezcano) dentro del edificio para preservar los bienes municipales».


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