Con el empuje del riego y la autonomía: Campo Grande creció con esfuerzo propio

El municipio de cuatro núcleos urbanos fue el primero de Río Negro en crearse mediante referéndum popular. Y su sistema de captación de agua, aún en pie, es prueba de la determinación de sus pobladores, para crecer a pesar de todo, aguas arriba incluso del Dique Ballester. El Archivo de Diario RÍO NEGRO sirvió para rememorar cómo fueron los festejos.

La tapa de Diario RIO NEGRO tras la votación del referéndum y los festejos en caravana. Foto: Archivo Diario Río Negro.

Los arcos de su bocatoma están presentes en más de una representación icónica que busque ilustrar la esencia que le dio vida a Campo Grande: el río Neuquén y la obra humana que permitió llevar el riego a las tierras adyacentes. Es posible que eso pueda confundir a muchos, al creer que la historia de este municipio avanzó junto a la del Dique “Ing. Ballester”. Sin embargo no es así: ese emblema de compuertas, también embellecidas por las curvas de su arquitectura, se encuentra distante, poco más de 11 kilómetros al sureste, por lo que esta región que hoy integran Villa Manzano, San Isidro, Sargento Vidal y Labrador tuvo que encontrar alternativas propias para hidratar a sus cultivos, “aguas arriba”.

Con ese mismo empuje, esta comarca valletana ostentó en su trayectoria, a su vez, el hecho de haber sido la primera en Río Negro que se conformó mediante un referéndum popular, tras desprenderse del ejido de Contralmirante Cordero. Ese hito fue lo que determinó que este martes 26 se celebren 41 años de un evento democrático, definido por el voto de sus habitantes, que les permitió elegir su propio camino, usando herramientas que establecía la Constitución provincial.

El freno de las crecidas


La bocatoma, sobre el río Neuquén, fue un paso fundamental para consolidar los cultivos de forrajes, vid y luego frutales. Foto: Gentileza.

Para hablar de los inicios de esta etapa que siguió a la Campaña al Desierto, hay que decir que toda esa zona quedó incluida en las tierras que se adjudicaron a un contraalmirante bonaerense. “Las tierras de Campo Grande en principio pertenecieron al contraalmirante Bartolomé Leónidas Cordero”, explica hoy la reseña publicada en el sitio web del municipio. 24.000 fueron las hectáreas asignadas a ese marino cuando corría el año 1884, según el Instituto Nacional Browniano, aunque Cordero falleció en 1892, sin llegar a ocuparlas. Dice la misma fuente que las recibió por sus servicios en la Armada, filas que integraba desde que era un niño de 11 años. 

A partir de allí, “en 1910 el Estado Argentino le expropió [al marino] 5.800 hectáreas para la construcción de las obras del Sistema Integral de Riego”, señala un proyecto de la Legislatura rionegrina que buscó declarar de interés al Aniversario local. Esta medida, sin embargo, no impidió que “todas las tierras ubicadas aguas arriba del Dique Ballester se mantuvieran intactas hasta los años ‘40, debido a las inundaciones periódicas por las crecidas del río Neuquén”. A pesar de ese contexto, se dice que ya en 1912 se registraba el asentamiento de nuevas familias, entre la Ruta 7 y lo que hoy es el lago Pellegrini. 

Infografía: Jorge Portaz.

Sin poder contar con los beneficios del dique “Ballester” y de su sistema de canales, que para ese entonces ya corrían en paralelo al río Negro hasta Chichinales, recién en enero de 1945 la Dirección Nacional de Irrigación respaldó el pedido de riego solicitado por los grandes propietarios de ese sector, entre ellos los hermanos de apellido Manzano. Y fue la histórica bocatoma, debidamente proyectada y dimensionada por un ingeniero civil, uno de los requisitos para que se habilite la captación de agua. Así, en el año 1953 se inauguró esa construcción emblemática, que todavía se mantiene en pie, unos 13 kilómetros aguas arriba de la gran mole de compuertas que hoy quedó junto a lo que es Barda del Medio.

Buscar la independencia


En todo este contexto, las localidades que hoy integran Campo Grande dependían administrativamente del municipio de Cordero, creado en 1943: San Isidro, con venta de tierras ya desde 1948; Villa Manzano, fundado el 30 de abril de 1952 sobre la ruta provincial 69; Sargento Vidal el 15 de mayo de 1955, a la vera de la Ruta Nacional 151; y luego también fue reconocido El Labrador, todo en un radio de cinco kilómetros. 

Aún así, lo que notaban sus familias y productores era que esta situación institucional les jugaba en contra. Y ya desde los años ‘60 mostraron su malestar con la imposibilidad de administrar sus propios recursos como comunidad, argumentando que cada mejora en la calidad de vida que registraban se conseguía por esfuerzo propio.

«El movimiento segregacionista de Campo Grande ha apelado a la instancia judicial», titulaba el Diario RÍO NEGRO en su edición del sábado 5 de noviembre de 1966. «Por primera vez plantéanse en la provincia previsiones institucionales y jurídicas insertas en su Constitución (sancionada en 1957)», agregaba la bajada de la nota, en una perseverante cobertura que este medio realizó para seguir de cerca las novedades. El proceso demandó más de 20 años, amparado por los principios de «mandamus» e “iniciativa”, que impulsaron en su momento vecinos como Juan de la Cruz Riffo, Olivio Masselli, Juan de Dios Soto, Oscar Poquet y Enio Quadrini, además de la representación de Julio Rajneri como abogado.

Panfletos para la convocatoria de vecinos. Foto: Archivo Diario Río Negro.

Las opiniones que circulaban en esos meses hablaban de “un sentimiento fervoroso y justo de los colonos, que con el trabajo personal habían creado en pocos años una inmensa fuente de riquezas”, como dijo Juan Rosauer en una entrevista publicada el sábado 22 de Octubre de 1966.

“Hay aquí ya grandes intereses locales comprometidos con el porvenir, es lógico entonces que estos intereses que resumen una honda aspiración de progreso, se manejen aquí mismo, en el lugar, y no que estén supeditados a un manejo lejano, distante, que no satisface las grandes exigencias locales (…) Aquí están superadas en grado superlativo las previsiones de la ley 38 de Organización de Municipios”, dijo el viverista, reivindicando el planteo que defendía el llamado “Movimiento Pro Autonomía”.

Lamentablemente, la comunidad tuvo que esperar hasta mayo de 1984, para que en la quinta sesión parlamentaria del período en Viedma, se diera normativa al intento de conformar un municipio propio, de la mano de la ley 1819.

Tras la votación por unanimidad, fue el legislador Juan Bolonci quien solicitó “un aplauso de pie de todos los legisladores, a las personas de Campo Grande que hoy nos honran con su presencia”, dijo, mientras la parlamentaria Ana Ida Piccinini valoró la labor del radical Carlos Jorge Colombo, quien presentó el proyecto, por haber “concretado con esfuerzo el sueño y el trabajo de hombres y mujeres para que este municipio se haga realidad”.

“Esta Cámara en el día de hoy ha hecho más grande la familia provincial. Hoy la Legislatura de Río Negro le ha dado un hijo varón a la provincia”,

cerró, según la versión taquigráfica de ese día, escoltada por la algarabía prolongada en las bancas y en la barra de la sala. 

El proceso se completaría tres meses después, el domingo 26 de agosto de ese año, cuando el 96% de los votos a favor en el referéndum popular respaldó, ya en Campo Grande, lo decidido en el recinto capitalino, a 600 kilómetros de la comarca.

«Cuando las cifras se hicieron públicas, un verdadero festejo se desató por las calles de Villa Manzano (donde quedó ubicada la sede institucional) e inmediatamente se organizó una larga caravana automovilística», describieron las líneas publicadas por RÍO NEGRO al día siguiente. Sobre un padrón de 1480 ciudadanos, votaron 1120, repartidos en dos colegios: las mesas masculinas en la Escuela Comercial N° 11 y las femeninas, en la Escuela Primaria N°122. Escribían así, un nuevo capítulo en su propia historia


Exit mobile version