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El sexo es aún un tema tabú en el colectivo de personas con discapacidad

Los mitos y los prejuicios han cerrado el acceso a la educación sexual integral en las escuelas especiales. Pero hay docentes que propugnan un cambio.

Infinidad de mitos y prejuicios giran en torno de las personas con discapacidad. Uno de ellos es que son asexuales. No sienten deseo ni son deseadas. Un tabú que los profesionales intentan desterrar instalando el tema en la sociedad. El desafío es que las personas con discapacidad ejerzan sus derechos sexuales y reproductivos en igualdad de condiciones, formar a los formadores y acompañar a las familias en sus miedos.

“En el recorrido que tenemos como docentes de educación especial notamos que, muchas veces, se intenta angelizar a las personas con discapacidad. La sexualidad simplemente no aparece. Hay un deseo corporal que no se atiende. Lo que pasa por el cuerpo de estas personas queda afuera”, resumió la docente jubilada, María Sanz, exdirectora de la escuela especial 6 de Bariloche donde tiempo atrás, se puso en marcha el proyecto de Educación Sexual Integral (ESI) con los alumnos y las familias.

La preocupación de la comunidad educativa surgió justamente ante la falta de interrogantes. “Aparecían cosas en la escuela, como deseos, cambios corporales y de emociones entre los estudiantes que no eran considerados en la casa. Había como una traba por una cuestión de miedo y protección. Considerar que un hijo con discapacidad es deseante o deseado en tema de sexualidad es fuerte porque aparecen cuestiones que a uno se le van de las manos. Es darle independencia en sus decisiones. Cuando uno tiene un niño chiquito controla; con más años, ellos eligen”, acotó.

Al intentar hablar de sexualidad, el argumento más simple era: “A él no le interesa porque tiene una discapacidad. Solo piensa en jugar”. De esa forma, aclaró Sanz, se infantiliza a la persona con discapacidad. Instalar el tema para acompañar y pensar de manera conjunta se convirtió en un asunto urgente.

“La idea es que cuando aparece la parte exploratoria, esos deseos no se inhiban. En algunas familias aparece la pregunta, pero se prefiere evitar el tema. Con los estudiantes que llevan más tiempo en la escuela, hemos logrado tener un diálogo. Hay familias que propician estos espacios; otras que no y prefieren no hablar”, señaló Sanz.

Aclaró que por ser una escuela especial “no estamos ajenos a estos lineamientos. Aparecen mil cuestiones vinculadas a la discapacidad, pero nunca a la sexualidad. Trabajamos desde lo sexual, lo coital y lo genital. Y no solo con estudiantes adolescentes. Desde el nivel inicial se aborda la parte lúdica, con juegos. Se trata de hablar de cómo se van sintiendo las personas y los cambios corporales”.

Previamente a la pandemia, una jornada intentó visibilizar la Educación Sexual Integral en personas con diversidad funcional (con discapacidad). La respuesta fue tan contundente que se decidió retomar ese espacio con una Segunda Jornada Patagónica de Sexualidades, a cargo de Silvina Peirano y Nerea Vargas, el próximo 15 de octubre en el salón de usos múltiples de la Unter Bariloche.

Sanz contó que, por lo general, se considera a “las personas con diversidad funcional como no deseantes o deseados. Visibilizar que no es así permite descomprimir. Estas profesionales -Peirano y Vargas- recorren todo el país como precursoras. Nerea trabaja con mujeres con espectro autista tratando de contener a las mujeres para que se desarrollen su sexualidad libremente”.

Recalcó que el principal trabajo es con las familias debido a los múltiples temores. Muchas veces, tienen en claro los cambios que se manifiestan a nivel corporal, aunque no saben cómo abordarlos. “Los temores están vinculados a que se crucen con personas en la calle, miedos a abusos, a la no diferenciación entre lo público y lo privado. Con las personas que tienen discapacidad intelectual hay que trabajar mucho en esta instancia”, puntualizó.

“Años de restriccionismo”

Silvina Peirano es docente de educación especial y profesora de un instituto de formación docente en la ciudad de Buenos Aires. También dicta Educación Sexual Integral para formadores.

“En general, la modalidad de educación especial ha quedado como al margen. Nos hemos quedado al margen de muchas temáticas, pero especialmente con la sexualidad de nuestros estudiantes. Lo hemos subestimado pensando que no tenemos mucho para aportar”, expresó.

Durante la charla en Bariloche, Peirano se planteará qué pasa con los espacios de acceso de estas sexualidades. “¿Somos nosotros, los docentes, quienes debemos garantizar los espacios de intimidad para su sexualidad?, ¿cuál es el espacio de intimidad erótica o afectiva para las personas? Esto deviene en la práctica de todos los días”, señaló y agregó: “Los deseos de los estudiantes están explicitados de todas las formas: en situaciones de conducta o en pedidos explícitos. La escuela de hoy arrastra años de restriccionismo. La masturbación o si quiere tener novia no son problemas. Hoy, estamos discutiendo si los vamos a dejar tener pareja dentro de las instituciones. Hablamos de sexualidades. Estamos en el Precámbrico con estas discusiones”.

Planteó además la necesidad de terminar con la rivalidad “familias versus escuelas. Los derechos son de los niños, niñas y adolescentes. Hay que comprometer a la familia porque no hay ESI sin las familias. Hay que pensar la forma de encontrarnos por el bien mayor de la salud sexual, erótica, integral y afectiva de las personas con discapacidad”, dijo.

La docente remarcó que la ESI no solo tiene que ver con la información sino con la reflexión. “Con solo conocer los temas y los derechos no alcanza. La Patagonia siempre ha sido precursora, una referente genuina en tomar estas temáticas antes que otras provincias”, planteó.


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