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El traslado de la capital de Neuquén se tramitó con discreción y en secreto

Un intercambio de telegramas entre el gobernador, Carlos Bouquet Roldán y el ministro del Interior de Nación, Joaquín V. González da cuenta no querían que “intereses personales” entorpecieran las negociaciones en Buenos Aires.

La organización del traslado de la administración central del Territorio del Neuquén se realizó en secreto. El ministro del Interior, Joaquín V. González, no quería “levantar la perdiz”, hasta tanto el gobierno nacional firmara el decreto que establecía como “la nueva y eterna capital del territorio” al paraje Confluencia, que pasaría a llamarse Neuquén. Pretendía evitar los conflictos que podrían generarse en un sector influyente que se oponía a la nueva capitalidad, y que podrían entorpecer las negociaciones en Buenos Aires.

“El señor presidente encargó enseguida al señor ministro de Agricultura que preparase todos los elementos necesarios para la fundación y los trajese a la mayor brevedad posible a la resolución gubernativa. Mi satisfacción ha sido grande al ver que también coincidía con usted en esta convicción y que usted sería entusiasta ejecutor de la idea. Ahora bien; como se comprende que esta iniciativa puede herir intereses de menor importancia, conviene la mayor discreción y secreto y adelantar trabajos en el sentido de obtener de los propietarios particulares en la Confluencia las cesiones de terrenos para el establecimiento de las oficinas públicas y demás instalaciones así, como de los pobladores que quisieran seguir a la gobernación a su nuevo asiento”, le escribía Joaquín V. González al gobernador del territorio del Neuquén, Carlos Bouquet Roldán, en un telegrama fechado el 7 de abril de 1904.

Al día siguiente, la respuesta partía hacia Buenos Aires, firmado por el gobernador. “Dado el cambio operado en el estado de ánimo de esta población, no creo que puedan levantarse resistencias que juiciosamente meditadas carecerían absolutamente de razón que no fuera la de algún pequeño interés personal” y párrafos más adelante agrega: “Con discreción y actividad necesarias me dedico a los demás preparativos”.

El 21 de abril de 1904, Bouquet Roldán viajó a Buenos Aires para acelerar los trámites. El 16 de mayo le envió un telegrama a su secretario, que había quedado a cargo de la gobernación, Eduardo Talero, para informarle que “Puede estar perfectamente tranquilo y seguro de que todo va perfectamente y rápido cuanto es posible. Presidente y ministro completamente resueltos y tengo carta blanca para proceder”.

Ángel Edelman, en su libro “Recuerdos territorianos”, transcribe los telegramas que luego enviaría el gobernador a Talero dándole la noticia tan esperada. “El 22 de mayo le adelanta a Talero que el decreto se está imprimiendo, que establece la división departamental de todos los territorios y que el Neuquén quedará dividido en doce departamentos, determinándose a Chos Malal como capital provisoria hasta que se traslade el asiento de esas autoridades al pueblo de la Confluencia, que se erigiría en capital definitiva con la denominación Neuquén”, escribió el escritor neuquino.

El decreto fue ratificado por la ley del Congreso 4.523 del 30 de septiembre de 1904 que autorizaba al Ejecutivo a aceptar la donación de las tierras. A esa fecha, la capital ya estaba mudada.


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