Emocionante: hallaron herido a un búho único, lo curaron y así se reencontró con la naturaleza en Aluminé

El Bubo Magellanicus, Tucúquere, es una especie de ave rara vez vista y es considerado vulnerable. Este ejemplar estaba herido, lo rescataron y atravesó su recuperación en el refugio de Animales Silvestres de la zona.

Hace algunas semanas, en medio de la ruta rumbo a Aluminé, un vecino de la zona se encontró con una escena inusual: un gran búho herido. Se trataba de un Tucúquere (Bubo magellanicus), una de las especies rapaces más imponentes y misteriosas de la región andino-patagónica. Pensaron que no sobreviviría, pero el esfuerzo de muchos logró que levante vuelo tras meses de recuperación.

El Bubo Magellanicus es conocido como Tucúquere, Nuco o Nucú debido a su vocalización, es decir, el sonido que emiten. Es una de las especies de búho más grandes de Latinoamérica y tenemos la suerte de ver alguno de vez en cuando en la provincia de Neuquén.

Esto fue lo que le sucedió a un vecino que transitaba la ruta rumbo a Aluminé, pero la especie estaba herida. «Se lo notaba muy débil, probablemente había sido atropellado. El vecino lo rescató y lo llevó a la Delegación de Fauna de Aluminé, que hizo el traslado hasta mi casa, donde funciona el refugio”, contó el responsable del Refugio de Animales Silvestres que tiene más de 20 años, Luis «Titi» Ricciuto.

El refugio cuenta con tres espacios acondicionados para alojar diferentes especies. Hasta allá llegó el Tucúquere en un estado preocupante. “No podía sostenerse. Lo primero que hice fue limpiarlo, hidratarlo con agua, darle pequeñas raciones de alimento y un antiinflamatorio. Estaba tan débil que ni siquiera podía usar el pico para alimentarse, y eso es clave, porque ellos cazan con las garras, pero necesitan el pico para desgarrar y tragar”, explicó el rescatista.

Gracias al trabajo en red con la Asociación Civil Ñacurutú, Fauna y distintas veterinarias de la región, el búho comenzó a mostrar mejoría hacia el cuarto día. Fue entonces cuando iniciaron la alimentación con sus presas naturales: conejos.

El momento en el que fue rescatado. Foto: Gentileza.

“Los chicos de fauna de Aluminé recorren la ruta temprano y a veces encuentran liebres o conejos atropellados. Me los traen y eso me permite preparar raciones reales para estas aves», detalló Ricciuto.

Ellos comen todo: carne, hueso, pelo. «Lo que no digieren, lo regurgitan como una bola alimenticia», señaló. A partir de este comportamiento, el encargado del refugio le hizo pequeñas raciones de comida. «Le simulé roedores: le elegí presas con hueso y las envolví en el mismo el conejo, así, esto simulaba un pequeño roedor», explicó.

Además del alimento, necesitaba espacio para recuperar fuerza. Así fue como, al cabo de diez días, se lo trasladó de una jaula chica a una más grande, conocida como “la jaula de vuelo”, donde pudo practicar sus aleteos y volvió a volar después de mucho tiempo. “Tengo videos en cámara lenta del momento en que empezó a volar. Fue impresionante”, recordó Ricciuto con emoción.

Su recuperación duró un mes y medio. Foto: captura.

En total, la rehabilitación duró aproximadamente un mes. Contra todo pronóstico, el ave se recuperó por completo. “Al principio pensé que no pasaba la noche«, confesó el rescatista. Pero se ve que tenía una fortaleza increíble.

La liberación se hizo exactamente en el mismo lugar donde había sido hallado. “No se puede liberar un búho en cualquier parte. Son aves territoriales y muy orientadas a su entorno», explicó el especialista.

Ese día fue emocionante. El equipo posó el canil en el suelo, abrió la puerta y el Tucúquere no dudo: sacudió las plumas y un aleteo lo llevó a lo alto. «Supimos que estaba feliz. Estaba en su lugar».


Así es el Tucúquere, una especie vulnerable


La especie es una de las aves rapaces más imponentes y misteriosas de la región andino-patagónica. Se la puede reconocer por sus visibles “orejas” y su vuelo absolutamente silencioso.

Este imponente cazador es altamente eficiente capturando roedores, conejos y aves.

Conocido también como Nuco o Nucú en algunas comunidades mapuches, el Tucúquere no está en peligro de extinción, pero sí es considerado vulnerable. Vive en zonas rurales, pero no duda en acercarse a la urbanidad a buscar comida.

Así es que enfrenta amenazas concretas: atropellamientos, tendidos eléctricos y envenenamientos indirectos por cebos tóxicos. “Muchos se intoxican al comer ratones que fueron envenenados. Es un daño silencioso, pero letal. Y lo más triste es que estos animales cumplen un rol clave en el ambiente: controlan plagas como roedores y conejos”, explicó el rescatista.





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