Increíbles hallazgos y pistas de un dinosaurio saurópodo en el tercer día de la expedición del Conicet cerca de Roca

En la estepa rionegrina, el equipo del Museo Argentino de Ciencias Naturales y la Fundación Azara halló un fémur de un saurópodo, vértebras, costillas y restos de un osteodermo.

Luego del increíble hallazgo de un huevo casi intacto, la tercera jornada de la expedición paleontológica del Conicet en el Bajo de Arriagada, a unos 60 kilómetros de General Roca, trajo consigo otro descubrimiento que entusiasmó al equipo: el fémur de un dinosaurio saurópodo.

El grupo de 22 científicos del Museo Argentino de Ciencias Naturales y la Fundación Azara lleva tres días de trabajo en el terreno, tras el inicio de la campaña el lunes en busca de restos fósiles.

En apenas tres días, los paleontólogos hallaron mucho más de lo que imaginaban. Primero fueron fragmentos pequeños, costillas, un hueso largo, algunos huevitos y unos dientes de mamíferos. Luego llegó uno de los hallazgos más importantes: el de un huevo de dinosaurio carnívoro.

«Cuando veníamos caminando nos encontramos con un nido. Nunca vimos un huevo tan bien preservado», aseguraron. Contaron que se trata de un huevo de dinosaurio carnívoro «muy parecido al Bonapartenykus».

Durante el tercer día de expedición, con una transmisión en vivo que acumuló más de 2500 personas conectadas, hallaron lo que parecía ser huesos pequeños de las patas y pequeñas superficies lisas. “Este tipo de estructura es un indicio de que estos animales, a pesar de su enorme tamaño, eran livianos. Lo mismo encontramos en las aves”, explicaron.

También encontraron semillas fosilizadas. Luego, el hallazgo de hojas marcó un hito: “Habíamos encontrado semillitas, pero nunca hojas”, contaron.

La sorpresa mayor llegó con la identificación de una vértebra caudal, parte de la cola de un saurópodo. “Estos dinosaurios de cuello largo tenían más de 60 vértebras. Esta es una media, de la mitad del cuerpo. Se distingue porque tiene una cara convexa hacia un lado y cóncava hacia el otro”, explicaron.

Por su tamaño, estiman que el animal alcanzaba unos 12 metros de largo: “Para esa época, el final de la era de los dinosaurios, ya no existían los gigantes. Los ‘monstruos’ se habían extinguido. Este sería un pariente más pequeño, aunque igualmente grande”, detallaron.

El hallazgo de un posible osteodermo, un hueso que no pertenece al esqueleto sino a la piel, sumó otra pista importante. “Son huesos embebidos en la dermis, como una coraza que crece dentro de la piel”, detallaron. La emoción se notó: “¡Es un golazo!”, exclamaron los investigadores.

No era la primera vez que ese tipo de estructura aparecía en el lugar. “Cuando vinimos en 2019 habíamos encontrado huesos de estos dinosaurios de cuello largo y, junto a ellos, los osteodermos, las placas que formaban su armadura”, recordaron.

Esa coincidencia convierte al sitio en uno de los pocos donde se registraron restos de saurópodos asociados a su armadura. “Solo existe un caso publicado. Este sería el segundo, y por eso es tan importante: queríamos volver para reconstruir cómo era su anatomía”.

Después, el hallazgo del fémur de un dinosaurio saurópodo fue sorprendente. Primero encontraron dos superficies lisas, «como si fueran una esferita y ovalito, típico de un fémur», identificaron. Luego lo corroboraron. “Confirmamos que se trata de un fémur. Es un dinosaurio saurópodo, aunque son gigantes, este parece más pequeño, del tamaño de un caballo o una vaca”, explicaron los investigadores durante la transmisión en vivo que realizaron desde el lugar. «Posiblemente se trate de una cría», agregaron luego.

La pieza, de un ejemplar de unos 15 metros de largo aproximadamente, apareció en buen estado de preservación, con ambos extremos visibles. Según informaron, este descubrimiento abre la posibilidad de que en la misma zona se encuentre la pata completa del animal.

La jornada continua con el sol de lleno iluminando la cara de los investigadores y el viento acompañando el ritmo de un día agitado. Entre costillas, vértebras y huesos crurales, los científicos saben que están cerca de un hallazgo superador. Todo indica que bajo el suelo árido de la estepa rionegrina queda mucho por descubrir.


Luego del increíble hallazgo de un huevo casi intacto, la tercera jornada de la expedición paleontológica del Conicet en el Bajo de Arriagada, a unos 60 kilómetros de General Roca, trajo consigo otro descubrimiento que entusiasmó al equipo: el fémur de un dinosaurio saurópodo.

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