Los secretos detrás de la Regata más larga del mundo: logística y balizaje

Meses de trabajo, cientos de personas y un río que no perdona: así se arma la competencia que cumple medio siglo de historia. Detrás de cada palista hay un ejército silencioso que la hace posible.

Faltan 30 días para el estreno del documental “Una historia escrita en el agua, 50 años de la Regata más larga del mundo”, producido por DIARIO RÍO NEGRO, y menos de tres meses para la edición N° 50 de la emblemática travesía que promete ser espectacular.

Regata del Río Negro: el trabajo silencioso antes de la largada


En el trabajo audiovisual que pronto verá la luz, no sólo estarán los testimonios de los palistas de todas las épocas sino también las certificaciones de las personas afectadas al armado y la logística de la prueba, siempre en manos del Club Náutico la Ribera de Viedma.

Para organizar una Regata hay que tener en cuenta muchos aspectos y en la mayoría de ellos, el trabajo comienza meses antes de la largada de la primera etapa. “El esquema que tenemos armado, cuenta de varias fases. Una tiene que ver con la parte de logística, que es toda la que se encarga de las embarcaciones, las etapas, el balizaje. Después está la parte de la competencia pura, que tiene que ver con la fiscalización y con el cronometraje”, asegura Marcelo Barra, el presidente del Náutico La Ribera.

La fiscalización de la competencia está a cargo de la Federación Argentina de Canoas, entidad a la que se le solicita los jueces para que todo se cumpla a reglamento. Son los que hacen el control de embarcaciones, corroboran las medidas y peso reglamentarios de los botes, además de ser los encargados de hacer sonar la bocina de largada en cada una de las etapas, una vez que las embarcaciones se alinean en el agua.

Marcelo Barra, el presidente del Náutico La Ribera.. Cada largada es el resultado de meses de trabajo y de decenas de colaboradores. Foto archivo.

El tema de la crono se ha ido profesionalizando en la Regata y es un punto muy importante para la organización. “La carrera es por tiempo y aquel que menos tiempo hace, es el que gana. Así que ya hace varios años hemos decidido contratar un servicio de cronometraje con chips colocados en la proa de cada uno de los botes en competencia. Así, los tiempos y las clasificaciones las tenemos de manera inmediata”, agrega Barra.

Desde los años 2000, la Regata se ha corrido bajo un formato de siete etapas y un día de descanso, pero en esta edición tan especial se volverá a correr bajo el formato original: es decir 9 parciales (muchos años fueron 11) de competencia y dos días de descanso. La edición dorada irá entre el 8 y el 18 de enero del 2026. Sean 7, 9 u 11 las etapas, el armado de la logística que debe tener en cuenta la organización es más o menos la misma.

“Para armar una cabecera de etapa larga, más aún si es en un campo y no en un balneario consolidado, necesitamos muchísimo tiempo de anticipación. Se va con tres meses de anticipación a ver el lugar, se habló con el dueño, se pasa la máquina, se limpia... En un proceso que lleva mucho trabajo. El día que se larga esa prueba, unas cuatro horas antes que lleguen todos los vehículos y las delegaciones, ya tenemos gente de la organización que está en ese lugar. Primero para indicar la entrada dónde es el campo, después lo que tiene que ver con bajar las lanchas y las demás embarcaciones al río, que estén los jueces que hagan el control de embarque, y como suele suceder, una hora antes de largar, ya se manda a los deportistas al agua para que empiecen cada uno a hacer su entrada en calor.

La comunicación, el balizamiento y la seguridad: tres pilares invisibles que sostienen la Regata. Foto archivo Diario Río Negro.

El balizado es otro de los aspectos fundamentales de la organización de la prueba. Es ni más ni menos que marcar en el río, a través de un número de banderas, e indicar por dónde deberán ir los palistas en cada parcial. Se tiene en cuenta la correntada, se marcan las dificultades que puede haber en el trayecto, como pedreros o troncos semi sumergidos, y se le da a cada remero una especie de hoja de ruta de la etapa.

La comunicación interna entre las lanchas que tiene la organización, es otro de los aspectos clave para el buen funcionamiento de la prueba. Está prevista por Defensa Civil, que son quienes tienen comunicación a través de sus equipos, con todas las lanchas donde la mayoría tienen handy.

“Ellos se van comunicando por si sucede algo fuera de lugar durante el recorrido de la etapa, con algún deportista en problemas, físicos o con la embarcación, por ejemplo. Traemos un servicio de guardavidas, que es de acción rápida. Viene con una embarcación liviana, con un motor muy potente, por lo que puede acceder de manera rápida a distintas emergencias. Tenemos otras lanchas de apoyo o el barredor que hace el acompañamiento hasta que el último competidor termina la etapa”, completa Barra.

La Regata se corre año a año, siempre en el mes de enero, pero lo cierto es que cuando se termina una edición ya hay que comenzar a trabajar en la siguiente. El río lo pide, la historia también. La travesía está punto de llegar a los 50 años y le queda mucha vida por delante.


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