Titi Cuevas: de día es verdulero, de noche canta y compone rock «desde el alma»

Manuel es vocalista de "La Falucho", una banda de Roca que gana popularidad desde su casa. Un talento forjado en el barrio y escondido entre sus potentes canciones. 

“Era un hijo del rumbo, trotamundo del sol. 
Es eterno, no muere, 
como no muere el viento y no muere el amor
Santiago Maldonado, se hizo eterno en la voz
En el río, en el aire, 
en el amor de su madre y en alguna canción”

Manuel Cuevas escribió esta canción conmovido por las noticias de octubre de 2017 que corrieron desde el río Chubut e inundaron el país. Las letras de “Titi”, como le dicen todos, brotan desde el corazón y desde su más profunda sensibilidad social, no se separa ni un metro de los que peor la pasan. Sus compañeros le ponen música y coros; y el público ovaciona.

Titi es compositor, cantante y guitarrista. Empezó tocando el teclado sin saber y fue un viaje de ida. “Vengo viviendo en un día de rock hace muchos años”, precisó entre risas. Pasó por varias bandas musicales como “Rock and Roll Sostenido” y “La 945”, con la cual hizo soporte de Viejas Locas. Ahora es vocalista de “La Falucho”, una banda que ya tiene cinco años de trayectoria. 

Parte de la formación de La Falucho.

Vive en calle San Juan casi Evita donde se armó un humilde complejo en el que combina casa + negocio + sala de ensayo + patio de eventos. Su verdulería familiar está ubicada en pleno corazón de barrio Noroeste. 

Con mucho trabajo diario para ganarse el “mango” con las frutas y verduras; compra, distribuye y vende; en días interminables que empiezan a las 5 de la madrugada en el Mercado Concentrador de Neuquén y terminan tarde a la noche, a las 22 con ensayos en su casa hasta tres veces por semana.  

Hace unos días, un jubilado de 80 años que padece cáncer se quedó sin remedios. Ya no se los entregarán y deberá comprarlos por sus medios. Su situación es delicada. Lo que no se imagina este hombre, es que Titi, su verdulero, lo escuchó y probablemente hablará por él en clave de Sol. 

A partir de las charlas con sus clientes y la abrumadora realidad social que se palpa en el barrio, Titi se inspira para escribir, y de ese profundo mar de la creatividad saldrá alguna buena canción. “Todo eso que le pasa a la gente es lo que a mí me motiva a poder expresarme, y sobre todo que tenga que ver con el rock que es lo que a mí me gusta”, contó. 

Titi Cuevas en su versión verdulero.

Le gusta hablar de “esa gente que no lo está pasando bien. Hoy en día yo, por ejemplo”, confesó en una entrevista con Diario RIO NEGRO. Utiliza metáforas y el idioma “lunfardo”, columna vertebral de sus canciones.

“Escribo lo que tenga que ver con nosotros, con el barrio. Lo que brota del corazón”. Nadie le enseñó a componer ni subirse a un escenario, simplemente lo hizo.  

Tiene 48 años y ya eligió Roca como su hogar luego de pasar por varias ciudades del Alto Valle y vivir un tiempo en La Rioja con su hermano. Hasta los 17 años vivió en Mainqué con sus padres. Conoce a mucha gente, pero seguro son más los que lo conocen a él. 

Una improvisada sala de ensayos con equipos potentes suena y recibe gente a diario, al igual que el patio de guitarreros, músicos y vecinos. Todos son bienvenidos, el lugar abraza y si no hay música, seguro algo está mal. “Los vecinos te lo pueden decir mejor”, bromeó. 

La música, lenguaje social y del alma


Cuando se le pregunta cómo llegó a la música, Titi dice con certeza: “Hay algo que tiene que ver con la conciencia social, que para mí es muy importante”. La historia argentina lo atraviesa, aprendió mucho de su hermano, profesor. Tiene presente a los desaparecidos, las épocas más oscuras de la Argentina. 

“A la música yo creo que uno la trae incorporada. Más allá de que uno pueda plasmarlo en una guitarra, una canción o lo que sea, yo creo que todos somos seres musicales. Es más, hay estudios que dicen que la música te cura de muchas cosas”, postuló. 

Titi siempre fue un convencido de que para tener el título de “músico” había que alcanzar un nivel de técnica. “Después de varios años creo que no, que tiene que ver con otra cosa. Creo que la música es el lenguaje del alma” 

La Falucho, rock y hermandad


Con sus amigos y compañeros de formación, Titi viene compartiendo proyectos musicales hace varios años. “La Falucho es hermandad”, cuentan los músicos minutos antes de entrar a su ensayo. Es la banda que supo fundar y liderar Manuel; hoy nuclea a otros cuatro músicos: Pablo Serrano en teclado, Marcos Barría en guitarra, Lucio Sandoval en batería y Marcos Tripailao en bajo.

La banda toca rocanrol, aunque tiene matices de funky y folklore fusión. Su nombre combina un homenaje al blusero de barrio Tiro Federal, Falucho Antinao, pero también recuerda al granadero afrodescendiente del general José de San Martín, el «Negro» Falucho, un héroe del pueblo argentino y mártir del Ejército de los Andes.


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