Un físico de Bariloche fue incorporado a la Academia Nacional de Ciencias: egresó del Balseiro, al igual que su padre

Se trata del doctor en Física Alejandro Fainstein, del Centro Atómico Bariloche. Viajó hasta Córdoba para recibir la distinción por su trayectoria.

Fainstein visitó el edificio de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. Foto: gentileza

Tiempo atrás, el doctor en Física Alejandro Fainstein, del Centro Atómico Bariloche, recibió una carta que lo sorprendió. Le notificaban que había sido incorporado a la Academia Nacional de Ciencias.

«Hay todo un proceso previo en el cual alguien te propone, se busca asesoramiento y referencias y se produce una votación interna en la Academia. Para quedar seleccionado, un porcentaje grande de académicos debe apoyarte. Te enterás recién cuando te escriben diciéndote que te han incorporado a la Academia«, indicó este físico de 62 años, al tiempo que agregó: «Es una alegría, un orgullo. Y uno espera colaborar en el rol de divulgación de la ciencia que tiene la Academia. Espero ser útil».

Fainstein está abocado a estudiar la interacción de la luz con la materia, la fotónica. Sin embargo, su incorporación a la Academia tiene que ver con un reconocimiento a la trayectoria.

Alejandro Fainstein nació casualmente en Estados Unidos porque su padre, también egresado del Balseiro, estaba trabajando en ese país. Foto: gentileza

«Más allá de los aportes al trabajo científico, he contribuido a la formación de recursos humanos en alto nivel en ciencia y tecnología y me reconocen haber instalado un nuevo laboratorio cuando volví del posdoctorado en el exterior que provee muchos servicios a la industria nuclear y farmacéutica, instituciones, investigaciones arqueológicas y forenses», explicó Fainstein.

El Laboratorio de Fotónica y Optoelectrónica del Centro Atómico Bariloche realiza investigación orientada a los nuevos materiales para las comunicaciones, la ciencia y tecnología cuántica, servicios y formación de recursos humanos.

Fainstein hace investigación básica que se diferencia de la investigación aplicada (surge ante algún requerimiento puntual). «Hay investigadores que trabajan orientados por la curiosidad, solo para avanzar en el conocimiento. Ahí está orientado mi perfil, pero a la vez, formás recursos humanos, super especializados, capacitados para responder ante una demanda concreta», dijo.

Fainstein visitó el edificio de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. Foto: gentileza

Fainstein estudió Física en el Instituto Balseiro, donde también llevó adelante el doctorado. El posdoctorado lo realizó en Alemania y Francia durante cuatro años. Volvió al país a fines de los 90.

Nació en Estados Unidos, pero sus padres eran argentinos. «Mi papá era físico egresado del Balseiro, fue el fundador del grupo de Resonancias Magnéticas y lo mandaron a Estados Unidos a formarse. Y ahí nací yo«, relató y agregó: «Sucede que, en ese momento, el instituto tenía un plan de desarrollo institucional y envió a mucha gente a formarse a distintos lugares de mundo. Entre ellos, a mi papá».

Respecto a su designación en la Academia Nacional de Ciencias, Fainstein destacó que «todo país tiene una Academia, un grupo de científicos con algún rol en la sociedad. En el caso de la Academia Nacional de Ciencias me honra especialmente por su historia. Fue creada en 1869 por Sarmiento cuando era presidente para incentivar la formación en ciencia y la instalación de científicos en Argentina a fin de generar conocimiento«.

Comentó que la motivación original fue la exploración del territorio, la divulgación de la ciencia y el asesoramiento de los gobiernos. «En este origen impulsado por Sarmiento, muchos científicos fueron traídos por la Academia. A lo largo de los años, esos roles de investigación fueron pasando al Conicet, a la Cnea, al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y al Instituto Nacional de Tecnología industrial (INTI)», agregó.

«La Academia ya no realiza investigación per se. Pero cuando uno visita el edificio antiguo en Córdoba se encuentra con salas llenas de libros del piso a la pared que han sido intercambios con otras academias de todo el mundo«, señaló Fainstein. Contó que incluso, «en una ocasión, se había invitado a Darwin que no pudo viajar, pero escribió disculpándose y envió un libro que había escrito firmado por él llamado ‘El origen de las especies'».

Fainstein visitó el edificio de la Academia Nacional de Ciencias en Córdoba. Foto: gentileza

Una de las salas del edificio cordobés, acotó, contiene cartografías de Argentina hechas en el siglo XIX. «La gente viajaba en expediciones para hacer planos. Ves años de trabajo acumulado y una continuidad que, a su vez, permitió la calidad de la ciencia argentina».

Finalmente, Fainstein resaltó el reconocimiento a su trayectoria científica. «No creo que exista una sociedad que provea bienestar a sus ciudadanos desentendiéndose de la educación, la ciencia y la cultura. Por eso, los estados deben impulsarlas y apoyarlas», dijo.


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