Un lugar donde honrar a las víctimas de la tragedia aérea de Sol: así iniciaron el camposanto

"Fue el trabajo más impactante que nos tocó realizar", recordaron. Es el único sitio donde pueden llevar una flor las familias afectadas por el caso todavía impune.

Pocas experiencias pueden movilizar tanto como entrar donde pasó algo tan doloroso, un quiebre en la vida de tantas personas a la vez. Aún más para un puñado de jóvenes, misioneros de la comunidad católica de Los Menucos, que ofrecieron sus manos para honrar la memoria de los fallecidos y el duelo de sus familias.

Este sitio en Prahuaniyeu no tiene paredes ni techo, más que las nubes y el horizonte. Y seguramente hasta el día de la tragedia de Sol, esos metros a la redonda pasaron desapercibidos: campo y más campo, castigado por el viento helado, en el sur rionegrino. Pero hace 11 años que pasar sobre las piedras bajo ese cielo tomó otro significado. La cinta del perímetro policial se volvió contorno para un suelo distinto, que reclamaba cruzarlo con otro respeto.

Foto: Facebook Mochileros de Emaús.

Los integrantes del grupo «Mochileros de Emaús» lo fueron dimensionando a medida que cumplían el pedido que les encomendó el párroco Ricardo Modarelli. «Nos convocó para hacer una tarea que parecía sencilla…«, recordaron hoy a través de su cuenta en Facebook. Pero luego reconocieron que «fue el trabajo más impactante que nos tocó realizar, como grupo misionero y como comunidad parroquial».

Cumplidas las pericias, el inicio del camposanto fue registrado en fotos que adjuntaron al posteo. «Lo primero fue construir un mojón para poder instalar una cruz conmemorativa, en honor a las 22 personas que habían perdido la vida», contaron.

«Pero fueron cuatro jóvenes los que realizaron el rastrillaje del lugar, para levantar cada miguita de elementos y poder depositarlos dentro de las piedras del gran mojón»,

agregaron, dando cuenta de que seguían encontrando restos del avión, los pasajeros y sus pertenencias. Ellos buscaron resguardar todo al pie del crucifijo.

Brenda Martin, Denis Silvestre, Joaquín Navarrete y la pequeña Sele Navarrete, fueron los que encararon la delicada tarea. Ricardo Tripailao, junto a otros dos padres del grupo, recolectaron la piedra laja y levantaron la base de la cruz. Ésta fue donada por la parroquia, bendecida por Modarelli y permanece junto al punto donde cayó y explotó el avión. Una capilla construida por el municipio, los rosarios y una placa con los nombres de los fallecidos completan el homenaje.

«Hoy queremos hacer memoria y agradecer a quienes nos ayudaron. El camposanto se fue armando con el correr de los años. A pesar de la difícil tarea, es bueno reconocer el trabajo de aquellos que hasta hoy han sido anónimos«, valoró el equipo.

Foto: Facebook Mochileros de Emaús.
Foto: Facebook Mochileros de Emaús.
Foto: Facebook Mochileros de Emaús.
Foto: Facebook Mochileros de Emaús.

En diálogo con RÍO NEGRO, el padre Ricardo contó que él pudo acercarse al lugar recién dos días después de la tragedia. «Cuando yo empecé a recorrerlo ya era estremecedor, no quiero pensar lo que fue para ellos. Pero lo vivieron desde el silencio, fue muy poco lo que expresaron. Fue muy movilizante», dijo.

Frente al dolor, la naturaleza sigue su ciclo y se restaura: lo que hace 11 años era suelo oscuro, teñido por la explosión e impregnado por el olor a combustible quemado, hoy recuperó el verde del pasto sencillo, que se abre paso en esta tierra herida. Mientras tanto, el reclamo de justicia sigue en pie.

Desde entonces, estos mochileros de la fe siguen abocándose a misionar casa por casa, en el marco de la labor solidaria de Cáritas, visitando a los parajes y ayudando a que los más chicos puedan aprender oficios.


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