Una aventura sin fronteras: Valeria dejó su casa de Regina a los 24 años y hoy su hogar es el mundo

Empezó como niñera en una familia de Estados Unidos sin saber inglés, luego vivió con 16 personas en un ambiente en Irlanda y ahora consiguió su anhelada ciudadanía en Italia. Se animó a dejar todo por perseguir un sueño.

Si de infancias se trata, ahí estará Valeria Molar, una niñera rionegrina sonriendo por el mundo. Con pequeños de distintas nacionalidades a cuestas, buscando aventuras, corriendo atrás de la libertad y alcanzando desafíos como volar en globo aerostático y conocer Alaska.

De Villa Regina a Estados Unidos, y de Norteamérica a Europa, Valeria recorrió más kilómetros de los que hubiera pensado. “Este viaje fueron los últimos seis años de mi vida”, cuenta la joven de 31 años, nacida y criada en la “Perla del Valle”.

Luego de mucho esfuerzo, consiguió pisar la tierra de sus ancestros, Italia, aprender el idioma y obtener la ciudadanía. Sus abuelos eran italianos o hijos de italianos. “Los escuché hablar de Italia toda la vida”, recuerda. Ahora vive en Bolonia, donde trabaja como niñera, enseña Inglés y siempre está estudiando algo nuevo. 

En una de sus últimas visitas a Argentina, con motivo del cumpleaños número 90 de su abuela materna, logró concretar uno de sus anhelos: hablar con ella en lengua italiana, suceso que para ella fue emocionante.

“De las cosas más lindas que viví fue poder hablar en italiano con mi abuela por primera vez. No tengo palabras para explicar lo hermoso que fue eso”.

Valeria Molar, viajera de Villa Regina al mundo.

“Siempre me había llamado mucho la atención el extranjero. Yo quería aprender inglés y de chiquita, no teníamos los medios económicos para pagar escuela de inglés. Me acuerdo que mi mamá tenía unos libros en casa y que a veces le pedía que me los diera y yo intentaba aprender de esa forma”, comenta la joven. 

El viaje de su vida empezó en enero de 2019 y nunca terminó. Desde su casa en el barrio Lihue de Villa Regina, Valeria Molar desplegó sus alas para volar cuando tenía apenas 24 años. No era el mejor momento, no todo estaba claro en su vida y su familia había atravesado un duelo, pero ella no quería resignar su sueño de viajar, aprender idiomas y conocer otras latitudes. 

Empezó la carrera de Diseño Industrial en Roca en la Universidad Nacional de Río Negro, pero no pudo recibirse. “Falleció mi viejo cuando me faltaba muy poco para terminar y se dieron vuelta muchas cosas. Así fue también que decidí emigrar”, cuenta. Apenas murió su padre se hizo cargo de la panadería de la que era dueño, aunque no era lo que ella quería para su vida. 

Luego intentó trabajar en una oficina en Neuquén, pero tampoco se sentía plena: renunció al empleo y entró en una suerte de búsqueda personal, sin norte en su brújula. Hasta que una publicidad en Instagram de una empresa que realiza el programa “Au Pair” apareció para dar vuelta todo. Fue el detonante para que tomara la difícil decisión de viajar. Se postuló y en 2019 llegó a su primera parada en el mapamundi: Estados Unidos. 

“Una Au Pair lo que hace es cuidar de los niños a cambio te dan hospedaje, una habitación en la casa de familia, comida y, en el caso de Estados Unidos, 500 dólares para estudiar, que en general lo que se estudia es inglés. El programa suena muy lindo, pero quiero destacar que, en realidad, no es tan lindo como lo venden”, aseguró la joven quien deslizó algunas críticas. 

Según su relato, la primera experiencia en una casa de familia no fue buena por situaciones de violencia intrafamiliar que allí existían; pero decidió darle otra oportunidad al programa y extender el plazo de estancia, con un nuevo hogar en Washington que le encantó. Luego la sorprendió la pandemia de coronavirus. “Al final estuve más o menos dos años y ocho meses en Estados Unidos”, explica. 

“La vida del inmigrante es muy difícil y es muy distinta a todo lo que se ve normalmente en redes sociales o a lo que te venden en estos programas de intercambio, hay que adaptarse”, dice y agrega: “Adaptarse a un idioma, a modos de vida, a compartir con desconocidos, a vivir con desconocidos en el mismo departamento e incluso en la misma habitación”. 

“Cuando emigrás hay muchos altibajos económicos, emocionales y de todo tipo, pero más allá de eso es algo que sigo eligiendo y no me arrepiento, creo que te forma mucho a nivel personal, el conocerte a vos mismo, qué sos capaz de hacer y hasta dónde podés llegar”.

Valeria Molar, viajera de Villa Regina al mundo.

Recién volvió a su casa en Regina en agosto de 2021 ansiosa de ver a su familia, pero ya decidida a seguir en un viaje sin fecha de vuelta. En ese lapso en Argentina, una amiga le propuso viajar a Irlanda con una visa “Work and Study” y así fue. En marzo de 2022 llegó a ese país europeo donde vivió un año y medio. Cada vez se acercaba más a su objetivo: Italia. 

En Irlanda perfeccionó su inglés y trabajó como camarera en un restaurante y también como niñera. “Irlanda me boxeó, porque hay una crisis habitacional muy fuerte”, cuenta. Vivió más de un mes en un hostel, sin trabajo y compartía habitación con seis personas y luego, para economizar, con 16. 

En 2023, regresó a Argentina con la idea de reunir toda la documentación para tramitar su ciudadanía italiana en el propio país mediterraneo: en marzo de 2024 lo logró. Tras varias experiencias buenas y no tan buenas en el exterior y de haber vivido en cuatro países; hoy elige habitar el territorio de Italia.  

Valeria y su sueño de viajar: «Mi mamá me dio las alas»


“Me siento muy privilegiada de haber tenido la oportunidad de elegir a dónde ir, qué hacer y también de haberme animado. No es tan fácil animarse a salir de la zona de confort”, cuenta Valeria, agradecida. La contracara, admite, es estar lejos de su familia y de sus sobrinos pequeños, lo que para ella es muy duro.

“Yo digo que mi mamá me dio las alas y me dio la libertad de poder elegir lo que quiero y de ir por lo que quiero”.

Valeria Molar, viajera de Villa Regina al mundo.

“Viajar ni siquiera estaba dentro de mis sueños porque creía que era algo muy lejano e imposible para mí, entonces estoy cumpliendo sueños que nunca tuve y esa oportunidad me parece alucinante, única, hermosa”, asegura Valeria a quien le gusta ser inspiradora para otros futuros viajeros. 

“Me encanta poder llevar mi cultura y hacer conocer mi cultura a otras personas. He conocido gente de lugares que no sabía ni siquiera que existían”, cuenta. 

A futuro, quiere conocer Islandia y Japón, entre otros miles de países que están en su lista. Desea con muchas fuerzas que su mamá pueda conocer Italia, la tierra de sus antepasados. “Que podamos recorrer juntas esos lugares en los que nacieron mis bisabuelos y abuelos”, cierra.

 


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Comentarios