Aniversario Viedma: Universidades, una mirada desde el Valle Inferior del río Negro

La Universidad del Comahue y de Río Negro, un rol relevante en la construcción de la capital rionegrina. Entre ambas universidades se encuentran cursando más de 6.800 estudiantes.

*Por Dec. Claudio Mennecozzi y Vice Dec. Gabriela Aschkar (CURZA)*

El CURZA de la Universidad Nacional del Comahue ha tenido desde su creación un rol relevante en la construcción del desarrollo territorial de la Comarca Viedma- Carmen de Patagones y sus zonas aledañas.

La formación de capital humano en distintos campos como la administración pública, la psicopedagogía, la lengua y la literatura, la historia, la política, la agronomía, los recursos humanos, la salud, el turismo, la alimentación, la seguridad, la información y la comunicación dan cuenta de un abanico disponible de saberes y prácticas que fueron apareciendo y modificándose en torno a la dinámica que la propia región impulsó respecto de sus necesidades y particularidades.

Claudio Menecozzi (decano saliente del CURZA) y Lic. gabriela aschkar (decana en fuenciones) Foto: Marcelo Ochoa

Hoy el CURZA ofrece 14 carreras de pre-grado y de grado, presenciales en Viedma y semi-presenciales en otras localidades de la región. Además, cuenta con formación de posgrado y de actualización profesional (Especialización en Educación Mediada por Tecnología Digital, Maestría en Educación Literaria); actividades de apoyo a la formación y al bienestar estudiantil como inserción pre-profesional de sus estudiantes avanzados a partir de pasantías y prácticas educativas en organizaciones públicas y empresas; biblioteca y sala de lectura; becas, viandas y residencias; servicio de sanidad preventivo, ambulatorio, odontológico y provisión de medicamentos genéricos para estudiantes y docentes; servicio de orientación vocacional-ocupacional; guardería infantil, entre otros.

Sus actividades de investigación y extensión representan un esfuerzo importante respecto de la transferencia y vinculación al medio socio-productivo e institucional público, con convenios operativos que reflejan actividades concretas de articulación y producción científica-técnica, dan cuenta de la relevancia, del compromiso y de la reciprocidad con la sociedad local y regional.

Datos

2.500
estudiantes siguen distintas carreras en el CURZA.

Es, sin embargo, el momento de pensar en el fortalecimiento y expansión institucional a partir de una visión estratégica que convoque una noción de desarrollo territorial ampliado, flexible, inclusivo, productivo, cooperativo, sustentable y altamente provechoso para todos los habitantes de Viedma y la zona. Los requerimientos de innovación tecnológica y nuevas competencias para el trabajo deben apoyarse en una noción cuidadosa y consensuada de lo que implican nuevas formas de producción y distribución, donde el ambiente natural y social puede estar en riesgo.

Es necesario, entonces, avanzar en la planificación y el diseño de una universidad donde el conocimiento sea gestionado en consonancia con los requerimientos del desarrollo territorial.

La mirada de las organizaciones públicas, empresas, entidades de la sociedad civil y de la ciudadanía en general del Valle Inferior, en conjunción con la de los propios integrantes de la comunidad universitaria, potenciarán la construcción de redes de conocimiento sinérgicas y sólidas y facilitarán la creación de empleos dignos y la inserción de las/os jóvenes en un mundo del trabajo cada vez más tecnologizado y segmentado.


Puentes colgantes


*Por Juan Manuel Otero -Vice Rector UNRN, sede atlántica-*

Para mi hijo, que hoy tiene 4 años y se llama Baltazar, quiero una ciudad de puentes. Quiero puentes físicos que estén iluminados y que nos conecten con lo cotidiano, pero también con lo extraordinario, y quiero puentes espirituales que nos hagan ir y venir a mundos desafiantes y después volver a nuestro terruño.

Juan Manuel Otero, vicerrector de la Sede Atlántica de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) Foto: Marcelo Ochoa

Quiero una Viedma motivada y motivante, una ciudad que sea capaz de hacerse centro e irradiar tanto historia como innovación. Quiero una ciudad segura, en cada esquina, y en cada pensamiento, un espacio en donde las ideas nuevas sean no sólo toleradas sino potenciadas y desafiadas. Quiero una ciudad que se siga transformando cada día un poco más en un lugar en donde los que una vez llegamos nos quedemos, y al mismo tiempo, una ciudad que seduce a los que hoy no están pero que sumarían estando.

Quiero una Comarca inclusiva, comprometida con la suerte, y sobre todo con la mala suerte de quién está al lado. Quiero una ciudad indignada frente a la injusticia, pero también comprometida con que esa injusticia se acabe, en lo grande y en lo de todos los días.

Esa ciudad quiero para Baltazar cuando crezca y para mí cuando vaya envejeciendo. La Universidad, las universidades, tenemos algo para aportar, mucho para acompañar y un compromiso enorme que mantener cada día, por nosotros y por la Comunidad en la que nos queremos transformar juntos.

Nos tenemos que exigir, y tenemos que estar dispuestos a que nos exijan, una Universidad de cercanía, una Universidad que sea capaz de explorar fronteras de conocimiento al mismo tiempo que logra transformarse en un actor permeable y modesto. Debemos recrear una institución que sea una esperanza de transformación, de nuestras vidas, las de los que optamos vivir en torno y dentro de la comunidad universitaria, pero por sobre todas las cosas de las vidas de quienes no han tenido el privilegio de poder acceder a la formación universitaria.

Datos

4.321
El número de estudiantes en la sede Viedma de la UNRN.

Una Universidad que es un puente, flexible, abierto, iluminado, un puente que nos invita a acercarnos, que nos hace sentir seguros y que nos seduce con el tránsito y con la otra orilla

La construcción de una Universidad de este tipo lleva tiempo, paciencia y templanza. Tiempo, para ser capaces de aprender y corregir lo que tiene que ser corregido, y para cimentar y consolidar todo lo que debe ser reforzado. Paciencia, para no desilusionarnos ante la dificultad que la vida institucional nos impone, y seguir intentando y construyendo colectivamente lo que decidimos que tiene que ser construido. Templanza, para que cuando los tiempos sean difíciles seamos capaces de responder con moderación y compromiso ante la adversidad pasajera, de seguir sumando vocaciones, esfuerzos, conocimientos y espacios en torno a la impostergable tarea de seguir construyendo un mundo, y dentro del mundo, una Ciudad, mejor para todas y todos.


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