Superclásico: el circo pobre

El recuerdo más lejano que tengo de un circo es el de uno que se instaló  a la vera del Ferrocarril Mitre, a  cuadras de mi casa natal.
La ilusión que generaba ver a los payasos, magos y malabaristas podía más que el piso de tierra,  las sillas de chapa y el desteñido color de los trajes.


Pronto advertí que la trapecista era la misma que nos había cortado los tickets, que el equilibrista vendía pochoclo y que, al salir,  ya había un nuevo grupo de personas pugnando por ingresar, mientras caminábamos entretenidos mirando un negativo por un pequeño visor de plástico.
Si algo me quedó grabado de aquella tarde es que, por más pobre que fuera el espectáculo, jamás debía detener su marcha.


Aquella mezcla de fantasía y vulgaridad es lo que más se asemeja a nuestra actual Liga Profesional de Fútbol. Un espectáculo esmirriado de contenido,  que debe proseguir su camino descalzo y con llagas en sus pies.
Que tras la enorme cantidad de positivos que tuvo el plantel de River, se haya consentido la realización del superclásico, es sinónimo de la miopía de una dirigencia política y deportiva que priorizó el negocio por sobre la salud de los jugadores y de la gente.


Contagios que, por otra parte, se produjeron como consecuencia del frenético calendario a los que son expuestos los clubes por parte de la Conmebol… violencia y gases lacrimógenos mediante. Entidad  sospechada de negociados, que no ha tenido miramientos en ofrecer una vacuna a los jugadores de fútbol que participan de sus torneos, en tiempos en que la segunda ola del Covid-19 es inclemente con miles y miles de sudamericanos. Todas estas circunstancias, que debieran provocar recato en los hinchas de los clubes afectados, paradójicamente generan mayor fervor, con multitudes enajenadas despidiendo a los micros  millonarios a la salida del Monumental.
Lo sucedido con River no es nuevo. Ya había ocurrido algo similar con los planteles de Banfield, Sarmiento y Defensa y Justicia donde la orden del “The show must go on” se acató sin rodeos.


En paralelo, el presidente de la Liga Profesional Marcelo Tinelli,  pide licencia en su cargo de mandamás de San Lorenzo de Almagro en medio de una crisis institucional sin precedentes. Eliminado de la Copa Argentina, Liga, Copa Libertadores y Sudamericana y con un pasivo de 3.500 millones de pesos, se fuga por la borda cual Cal  Hockley en Titanic. No es mejor la realidad de Claudio Tapia,  titular de la AFA, quien ha sido intimado por la Inspección General de Justicia por irregularidades en la asamblea que definió su reelección en 2020.


Ante semejante desmadre,  no han faltado las voces como las de Gabriel Mariotto, que sostienen que  para el sufrido pueblo argentino, nada mejor que volver al fútbol para todos…
Cuando observamos la prolijidad organizativa, los estadios  y las medidas preventivas de las grandes ligas europeas, debiéramos preguntarnos en cuánto influye para ello la dirigencia política y deportiva de tales países.
Cada vez resulta más evidente la diferencia de calidad de ritmo y de precisión entre el fútbol inglés, español, italiano, alemán y el nuestro. Hoy no hay la más mínima hipótesis de nivelación entre clubes de estas latitudes y de los nombrados países.


Por más que se discuta o escriban ríos de tinta, no debe confundirse paridad de equipos con competitividad. Los cuatro partidos de octavos de final fueron empates, en partidos de baja estofa. Tan solo nos queda la expectativa de hacer un buen papel con nuestra selección nacional, producto de los jugadores que, precisamente,  se desenvuelven en el viejo mundo.


El deporte más popular de nuestro país es un verdadero desaguisado, con dirigentes que solo ruegan en acertar con la venta de algún jugador al exterior, mientras barnizan el trampolín que los conduzca a algún cargo político.  Vergonzosa realidad que ha quedado plasmada al denegarse el tratamiento de la ley que impedía el vínculo dirigencial deportivo-político.
Ya entrado en años y sin el fulgor de otros tiempos, el fútbol argentino marcha vacilante sobre una cuerda floja sin red. Como la del trapecista de aquel circo pobre.


 * Abogado. Prof. Nac. de Educación Física. Docente.


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