Cómo encarar el 2021, bajo el signo de la pandemia

Es imposible terminar un año, sobre todo como este 2020, y no querer hacer un cierre, un balance, un pase a otra hoja. En definitiva a otra realidad.

Pero aquello que más nos gustaría, que es olvidarnos del covid-19 y brindar por su despedida, no será posible y no lo será en un grado extremo porque quedan meses por delante donde el comportamiento individual y social -ambos al unísono- marcarán el rumbo de la pandemia mundial de coronavirus.

Es al menos la coincidencia entre los especialistas de las ciencias médicas y sociales consultados por «RIO NEGRO» para intentar, precisamente, esa anhelada conclusión. Cuatro personas destacadas en la comunidad regional y nacional apuntan a la responsabilidad individual y social, protectiva de unos y otros.

Aquí los principales conceptos del decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Comahue, el psiquiatra Miguel Vera; el sociólogo y docente de la misma casa de estudios, Juan José Guidi; el investigador de Conicet y neurocientífico Facundo Manes; y la médica neuropsiquiatra Mabel Dell’Orfano, directora de la Agencia para Prevención y Asistencia del Abuso de Sustancias y de las Adicciones de Río Negro (Apasa).


Desde la medicina y las neurociencias como la psiquiatría y la neurología, en tanto ramas que se ocupan de los comportamientos humanos, las opiniones coinciden en un pronóstico para 2021 muy complicado aunque no igual a 2020 porque mucho se ha avanzado con la ciencia acerca del virus respecto de marzo o abril. También sobre las conductas de los grupos poblacionales; las personas y los gobiernos han aprendido de errores y aciertos.

Miguel Vera, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) en este año de espacios vacíos.

En esa línea, el psiquiatra Miguel Vera, quien es el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), dice que “no hay un cierre sino, nítidamente, una continuidad y eso hay que decirlo claramente, no para ser pesimistas sino realistas porque si no da la impresión que ya terminamos una etapa”.

Y no es así, porque de modo similar abre el año con otro contexto signado igualmente por la incertidumbre y los miedos indexados. “Cuando la gente se entera de que hay una cepa nueva, y ahora dos -explica Vera- inmediatamente lo asocia con mayor contagiosidad, lo cual no es tan así” pero es un ejemplo del efecto de la difusión global y casi instantánea de la información y sus derivaciones en la manera como reaccionan las sociedades.

El mensaje para 2021 es que no solo los grupos de riesgo son vulnerables y la prueba es que el virus ha mutado. Entonces tenemos que cuidarnos todos”.

Miguel Vera, decano Facultad de Medicina UNCo.

“Es muy importante la vacuna pero hasta lograr la inmunidad van a pasar muchos meses -aseveró el académico- y lo que tenemos que inculcar ahora desde el punto de vista de la educación es qué hacemos mientras tanto: o sea ya tenemos el préstamo para hacer nuestra casa pero hay que seguir haciendo sacrificios hasta terminarla”.

En esa línea, el neurocientífico y político argentino Facundo Manes expresó que “nunca antes una enfermedad se expandió tan rápidamente y nunca antes estuvimos tan interconectados. Pero tenemos que saber que lo vamos a superar porque los seres humanos podemos desarrollar resiliencia colectiva que se expresa cuando las sociedades, luego de atravesar situaciones traumáticas, entienden que la supervivencia de cada individuo está ligada indefectiblemente a la de los demás. Entonces, las comunidades se integran y las personas se fusionan en un todo. Ahora bien, esto no sucede por arte de magia, sino que requiere de un esfuerzo conjunto. Porque las crisis también pueden generar que se potencien el egoísmo y las mezquindades”.

Facundo Manes, neurólogo, neurocientífico y doctor en Ciencias. (Foto gentileza)

En los adultos mayores, la situación de soledad previa a la pandemia se agravó. Es fundamental que se diseñen políticas de contigencia que los atiendan”.

Facundo Manes

O los errores -ejemplifica Vera-: “Como esa pregunta ¿qué va a pasar? que nos hacen. Seguimos esperando que alguien nos lo diga. En cambio hay otro que interroga: ¿qué hacemos? y esa es la activa y la correcta porque ahora viene lo que tenemos que hacer. Ver qué hacemos nosotros como ciudadanos, como personas y como miembros de todas las instituciones”.

Las instituciones no pueden seguir paralizadas como lo estuvieron gran parte de 2020. “Otra cosa que no estuvo bien -reflexiona el decano de Medicina- es que se puso todo el peso en el sistema sanitario. No se movilizaron las otras organizaciones estatales o gubernamentales o comunitarias a la par del esfuerzo que hacía el sistema sanitario. Recién en setiembre, octubre empezaron a hacer acciones, entre las cuales se encuentra la propia Facultad”.

La médica y neuropsiquiatra Mabel Dell’Orfano,
directora de la Agencia para Prevención y Asistencia del Abuso de Sustancias y de las Adicciones de Río Negro (Apasa) opinó que “no fue equitativo respecto al sector Salud porque muchos organismos no abrieron sus puertas…”.

“Las desigualdades se han profundizado -observa el neurocientífico Facundo Manes- y la pandemia puso sobre la mesa muchos problemas estructurales en nuestro país, incluido el educativo. La vuelta a las escuelas es importante no sólo en función de brindar los contenidos curriculares y de tener garantizado un espacio y un tiempo donde se asegure el derecho a aprender, sino también en función de la sociabilidad y de poder compartir entre pares. Una clase virtual no va a reemplazar nunca el contacto cara a cara, el vínculo que se genera entre docentes y estudiantes en la presencialidad”.

La virtualidad tuvo sin embargo su saldo positivo,
no solo como mero paliativo, sino como vehículo de nuevos aprendizajes, señala Dell’Orfano: “Lo fantástico fue que todo el mundo aprendió a hacer cosas con los tutoriales, tanta gente de 50 años para arriba que tuvo que manejarse y dar clases virtuales. O el ocio con la tecnología que permitió a uno tener otras habilidades. Todos aprendimos algo”.

Mabel Dell’Orfano, médica neuropsiquiatra, directora de Apasa.

El papel del comportamiento

La actitud activa de la población tiene que concentrarse en ‘cómo me comporto’ y que este comportamiento sea protectivo para sí mismo y solidario hacia los demás. Tener la capacidad de razonar sobre cómo me muevo y cómo me protejo”, dice Mabel Dell’Orfano.

Hay que encontrar la manera de poder seguir viviendo económicamente con otras modalidades, hábitos y sistemas laborales o nuevos negocios”.

Mabel Dell’Orfano, médica neuropsiquiatra.

Al respecto abunda Miguel Vera -aun a riesgo de que suene ‘cliché’- “hoy y hasta julio del año que viene lo más importante van a ser las medidas básicas comportamentales que son el uso del barbijo, la distancia corporal, el lavado de manos y los ambientes ventilados. Si aplicamos eso, primero por personas y luego por grupos, por comunidades después y sociedad en general, tenemos asegurado el corte de la contagiosidad y por lo tanto el riesgo de mutaciones en el virus” que aumenta a medida que más transmisiones haya. Y a propósito de la distancia corporal enfatizó que es contradictoria con todo contacto no estrecho (dentro del hogar).

Es decir, el consejo fue nada de saludos con el codo, el puño, el pie o la cadera. Hay que poder decir: “Te quiero mucho, no te ofendas, pero no me beses, no me abraces, no me toques. Te estoy protegiendo”.

Facundo Manes alude por su parte a la empatía que debe acompañar estos comportamientos protectivos de cara al 2021: “Tenemos que trabajar para lograr un país unido que busque el bien común, que tenga un propósito, un sueño colectivo. Es nuestra responsabilidad. Debemos salir resilientes como comunidad. Y una capacidad esencial para que esto sea posible es la empatía, que consiste en poder entender lo que los demás sienten y necesitan. Es hora de apelar a lo mejor del ser humano, como lo son la cooperación, el altruismo, la inteligencia colectiva y, por supuesto, la empatía. Por el contrario, la fragmentación y la grieta nos van a llevar al desastre, nos hacen realmente daño”.

“Desde lo gubernamental -cerró la directora de Apasa- a nivel de los consumos abusivos, el mensaje es que la población pueda entender que los valores más importantes, como la inteligencia, la capacidad de razonar, de resolver problemas y la libertad son alterados por la droga y las sustancias o el alcohol. Son dos cosas importantes de transmitir, que uno pueda ser libre e inteligente para poder afrontar y tener mayor resiliencia. Y esto está relacionado con cómo me comporto porque si no termina siendo un perro que se muerde la cola porque si no soy consciente de mi conducta, termino dañando al resto”.


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