Tiempo de elecciones, tiempo de empezar a pensar
COLUMNISTAS
Tiempo de campañas, internas, elecciones. Tiempo de comenzar nuevamente a elegir. Desde ya, articular la política y las políticas es un asunto sumamente dificultoso. Posiblemente haya tantas ideas y acciones como grupos y partidos.
Este ensayo pretende plantear cuatro ejes que me parecen sustanciales, que nadie debería evitar pensar y llevar a la práctica, entre otros; cardinales e impostergables.
• De qué hablamos cuando hablamos de democracia
Un primer eje será pensar la democracia en términos horizontales y lo más participativos posible. La lógica de descansar en las decisiones tomadas por algunos y sostenerlas con un voto cada dos o cuatro años implica responsabilidades de quienes deciden como de quienes dejamos que otros lo hagan. Contrarrestar la democracia delegativa y luchar por una participativa es un ejercicio permanente. Todos deberíamos comprometernos en el diseño de nuestras vidas e imaginarios colectivos. Además de las cuestiones en las que nos involucramos a diario, deberíamos ir construyendo permanentemente espacios de reflexión y puesta en común, bregar por conversaciones públicas y transformaciones participativas desde los espacios de poder.
Los temas: todos aquellos que excedan el interés individual, porque -como leí alguna vez- “la democracia sólo puede ser ella misma si es escandalosa hasta el fin”.
• La intervención pública: idoneidad, coherencia, continuidad
La gestión y la administración pública no son el dominio exclusivo de quien gana la elección, el lugar donde puede aprovechar para beneficiar a familiares, amigos y a todos a quienes se deba algún favor.
No es un botín de guerra sino nada más y nada menos que el canal de respuestas de las pequeñas y grandes preocupaciones de los ciudadanos.
Desde la visión macro, multidisciplinariedad, pluralidad, generación de usinas de pensamiento, continuidad de políticas públicas a mediano y largo plazo.
En lo cotidiano, en la instancia y poder que fueren, es indispensable pensar en términos de promoción y efectivización de derechos en clave de política pública y no de trámite. Cada persona que se desempeñe en la instancia pública deberá asumirse como agente de cambio, como un creador y ejecutor de respuestas, como un servidor público comprometido y no como un burócrata indiferente.
• Gestión de conflictos. Hacia una cultura de paz. La gestión de conflictividad entendida como política pública fundamental
La gestión de conflictos, en tanto política que articula el continuo de conflictividad -recordemos que en sociedades móviles y democráticas los conflictos jamás acaban sino que se transforman-, debe aspirar principalmente a gestar acuerdos sociales colectivos utilizando los marcos normativos como modelos de referencia, articulando modelos de justicia restaurativa, conciliaciones y mediaciones e interviniendo fuertemente en la reducción permanente de violencia en todos los ámbitos, pensando la política criminal, organización de la violencia, como la última razón del Estado.
La política de gestión de conflictos debe ser asumida de una vez por todas precisamente como una política pública, con la estructura e institucionalidad propia que ello implica.
• Hidrocarburos: no es un paradigma la riqueza sino su distribución en marcos de desarrollo
Se habla y piensa todo el tiempo en la enorme riqueza que se genera y generará en torno a los hidrocarburos. Puede decirse que es el principal tema de la agenda pública. Un buen comienzo es recordar que riqueza no es sinónimo de desarrollo.
Distribuir la riqueza, en qué condiciones y con qué alcances, en qué se invertirá y cómo definirá directamente las repercusiones en términos de desarrollo social, político y cultural. Sabemos por experiencia que las teorías de los derrames sin intervención no funcionan.
Es necesario decir otra vez que mucho dinero sin escuelas, sin variadas fuentes de trabajo, sin servicios de salud, con nulos programas de viviendas, deterioro de la solidaridad colectiva, medioambiente arruinado, bolsones de pobreza excluyente y aspiración única de alcanzar un relativo estado de bienestar económico -absolutamente fugaz- no es, valgan la paradoja y la ironía “un buen negocio”.
• Pasando en limpio. Análisis complejos para soluciones simples
Para el final me permito algunas ideas que dan sentido al conjunto.
Desde ya, todos los puntos mencionados se vinculan recíprocamente. El mundo no funciona como compartimentos estancos, con sectores y lógicas separadas; es un gran conjunto de relaciones inseparablemente comunicadas e interdependientes.
Las ideas esbozadas definitivamente incidirán -con el tiempo- en ir moldeando una nueva cultura, interpretada como el estado mental de un pueblo, su imaginario.
En este camino la educación será, como siempre, un pilar esencial. Educación, educación y más educación.
Por último, todos vamos a morirnos… vivir como si todo acabara mañana siempre será un problema estructural. Pensar en términos colectivos es también comenzar desde ahora a imaginar e impulsar el lugar donde queremos que vivan nuestros hijos. Definitivamente ese “lugar” debería ser más justo y, consecuentemente, más feliz.
Como habitualmente se dice, nos salvamos todos o no se salva nadie.
MARCELO MEDRANO
Abogado. Neuquén
MARCELO MEDRANO
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