Todos a trabajar

Diego Lo Tartaro*


Las prioridades inmediatas son convergentes: pobreza, desocupación y economías regionales y pymes en estado agónico.


Comienza una nueva administración que debe hacerse cargo de una pesadísima responsabilidad que es la de afrontar un país totalmente desordenado y en virtual default técnico, con los mercados externos de crédito cerrados y con un déficit económico y financiero colosal. Que hoy se debate entre la miseria, la pobreza, la desocupación, la quiebra de empresas, una inflación incontrolada y una deuda externa que el expresidente Macri contrajo irresponsablemente, que dilapidó con igual irresponsabilidad, pero para agravar la situación con un pueblo que viene siendo defraudado y frustrado por décadas y cuya capacidad de tolerancia esta agotada.

Para ensombrecer más el panorama en el continente estamos asistiendo a desbordes sociales impensados, de difícil comprensión y solución, como lo que acontece en Chile o el golpe de Estado en Bolivia, sumado a la inestabilidad social, política y económica de Colombia, Ecuador y si incursionamos en Centro América donde las democracias y sus instituciones están en serio peligro. Todo esto pone en riesgo la institucionalidad de sus gobiernos, y finamente México, que cada día se encuentra más sometido, acosado y controlado por los cárteles de la droga.

Ahora bien, la administración Fernández debe restablecer el orden dentro de tanto desorden y coordinar las variables económicas y financieras para poder encaminar a todos los actores económicos y sociales por la senda de la reconstrucción y el crecimiento sostenido, para ello deberá consensuar acuerdos de gobernabilidad con los diferentes actores políticos, laborales, empresariales y sociales, y aquí es donde debemos todos los ciudadanos de buena fe colaborar en esta tarea de reconstrucción.

El presidente designó un gabinete heterogéneo, en su mayoría de probada capacidad, otros que deberán demostrarla y otros de conocida militancia kirchnerista. Esta conjunción de funcionarios requerirá del presidente gran ductilidad y profesionalismo, que por otra parte bien sabemos que la tiene y nos la demostró a través de su larga experiencia en el manejo de la cosa publica, por otra parte el presidente Alberto Fernández siempre se mostró como un político pragmático, dialoguista y en quien prima el sentido común.

Las prioridades inmediatas son convergentes: pobreza, desocupación y economías regionales y pymes en estado agónico. Para lograr superar esta gravísima coyuntura se requiere que simultáneamente se active la creación de empleo, de un inmediato salvataje de las empresas pymes que se encuentran en situación de virtual quiebra por deudas impositivas, provisionales y ahogadas financieramente por créditos contraídos con un sistema bancario usurero que fue protegido y avalado desde el Estado, esto las llevó a su actual y eventual estado de cuasi-desaparición.

A todo lo expuesto sumemos que se fomentó desde el gobierno el arribo de capitales financieros golondrinas tanto de argentinos como extranjeros que lograron tasas de interés de un nivel astronómico y que luego transfirieron al exterior. Esta fuga de divisas fue posible gracias a un Banco Central que lo permitió y favoreció, motivo por el cual algunos de sus funcionarios deberán dar cuenta de su gestión. Para cerrar este círculo incalificable con sorprendente e inconsulta rapidez contrajeron un descontrolado endeudamiento con el FMI, que con igual celeridad se fugó al exterior, de este particular accionar de la administración Macri solo resultaron únicos beneficiarios los bancos y capitales golondrinas externos.

Ahora bien para sortear esta situación y lograr los objetivos y propósitos expuestos sugerimos que deberíamos tratar de considerar el “Plan Brady para las Pymes “ o “Bono Pyme” que nosotros instrumentáramos desde el Iader para la Confederación General Económica (CGE) y que propusiéramos al presidente Menem, el 4 de agosto 1997.

La propuesta sintéticamente era que las pymes mediante la titulización de sus deudas impositivas, provisionales y bancarias en un bono y su colocación en el mercado de capitales de inmediato restablecieran la continuidad normal de su actividad, ello permitiría su inmediata reconversión y activaría el mercado laboral. Por otra parte este acercamiento indirecto del empresariado pyme a los mercados de capitales bursátiles les ofrecería una nueva fuente de financiamiento más económico, amplio y variado que el bancario, favorecería y promovería el desarrollo de un mercado local de capitales más sólido y eficiente y a su vez se fomentaría el ahorro interno a través de los diferentes instrumentos financieros que los mismos ofrecen.

En función de lo expuesto, entendemos que su consideración y ejecución permitiría el rápido salvataje de nuestras empresas nacionales pymes y de las economías regionales hoy devastadas, reinsertar a grandes sectores sociales hoy marginados y excluidos, y si a ello sumamos una nueva política económica y social encaminada a reestructurar a un estado deficitario por obsoleto, ineficiente y gigantesco, y conjuntamente comenzamos la reestructuración del sistema tributario anacrónico que tenemos y lo actualizamos acorde con la realidad de nuestras necesidades.

Nadie duda de que para generar trabajo se necesita de capital, y para tener capital se requiere del ahorro, pues bien todo este andamiaje está sustentado en reglas de juego estables y seguridad jurídica, pero para ello debemos contar con jueces honestos e idóneos, es decir la Justicia y los jueces son la base en la que se sustenta y desarrolla toda la estructura de una sociedad progresista y avanzada que permite a sus habitantes gozar de bienestar general.

En esta coyuntura, como decíamos, deberán jugar un papel fundamental las economías regionales y las pymes, quienes son los mayores dadores de trabajo y los mayores creadores de riqueza interna. Creemos y no dudamos que el presidente Alberto Fernández por vocación, formación y experiencia esta íntimamente compenetrado de estas realidades necesarias, en razón de lo expuesto debe tener la certeza de contar con que todo el empresariado nacional al igual que las organizaciones obreras lo acompañaran codo a codo en la gesta que se propuso. Insisto, el presidente solo no puede, todos juntos y unidos con su conducción si podremos, pues entonces todos a trabajar.

*Presidente de Iader


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