Todos en la misma bolsa
El gobierno de Mariano Rajoy trató de evitar hasta el final que se metiera a España en la misma bolsa que Irlanda, Portugal y Grecia, defendiendo que las necesidades de ayuda las tenían los bancos, no su economía, y persiguiendo que el dinero que se necesita vaya de forma más o menos directa a su sistema financiero, no al Estado. Lo que se acordó ayer en el Eurogrupo es que éste facilitará una línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros, que recibirá el FROB y éste inyectará posteriormente el capital en los bancos que lo necesiten. Con esa fórmula, el rescate no es el mismo que los de Irlanda, Portugal y Grecia, una bolsa en la que Rajoy no deseaba que cayera España. Esos países vieron como el estigma del rescate disparaba aún más su prima de riesgo y cómo les resultaba imposible financiarse en los mercados primarios de deuda. Además, ninguno de los tres gobiernos sobrevivió. “Las condiciones se les van a imponer a los bancos, no a la sociedad española”, insistió el ministro De Guindos. El gobierno de Rajoy ha logrado una fórmula que deja claro, de una forma u otra, que se ayuda a los bancos y no a la economía, la cuarta de la UE. Y así, el gobierno puede decir ahora que el rescate no es un rescate. La respuesta de los mercados está aún por verse. Lo que sí ha quedado claro en toda esta crisis es que España no tenía “el mejor sistema financiero del mundo”, como en su día, hace cuatro años, aseguró el socialista Zapatero. En tiempos de bonanza económica y de especulación inmobiliaria, sus bancos dieron créditos al ladrillo e hipotecas a diestro y siniestro. Y ahora necesitan ser rescatados por ello, le guste o no el término a Rajoy. La banca española va a ser saneada ahora, de una vez por todas, se espera. España confía en recuperar la confianza de inversores y mercados. Y la UE, en volver a tener la estabilidad que perdió la Eurozona.
El gobierno de Mariano Rajoy trató de evitar hasta el final que se metiera a España en la misma bolsa que Irlanda, Portugal y Grecia, defendiendo que las necesidades de ayuda las tenían los bancos, no su economía, y persiguiendo que el dinero que se necesita vaya de forma más o menos directa a su sistema financiero, no al Estado. Lo que se acordó ayer en el Eurogrupo es que éste facilitará una línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros, que recibirá el FROB y éste inyectará posteriormente el capital en los bancos que lo necesiten. Con esa fórmula, el rescate no es el mismo que los de Irlanda, Portugal y Grecia, una bolsa en la que Rajoy no deseaba que cayera España. Esos países vieron como el estigma del rescate disparaba aún más su prima de riesgo y cómo les resultaba imposible financiarse en los mercados primarios de deuda. Además, ninguno de los tres gobiernos sobrevivió. “Las condiciones se les van a imponer a los bancos, no a la sociedad española”, insistió el ministro De Guindos. El gobierno de Rajoy ha logrado una fórmula que deja claro, de una forma u otra, que se ayuda a los bancos y no a la economía, la cuarta de la UE. Y así, el gobierno puede decir ahora que el rescate no es un rescate. La respuesta de los mercados está aún por verse. Lo que sí ha quedado claro en toda esta crisis es que España no tenía “el mejor sistema financiero del mundo”, como en su día, hace cuatro años, aseguró el socialista Zapatero. En tiempos de bonanza económica y de especulación inmobiliaria, sus bancos dieron créditos al ladrillo e hipotecas a diestro y siniestro. Y ahora necesitan ser rescatados por ello, le guste o no el término a Rajoy. La banca española va a ser saneada ahora, de una vez por todas, se espera. España confía en recuperar la confianza de inversores y mercados. Y la UE, en volver a tener la estabilidad que perdió la Eurozona.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite desde $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios