Transporte «La Chiva», la historia de una empresa familiar

Desde los comienzos con un flete en Santa Fe hasta la constitución de la empresa de transporte “La Chiva” en Luis Beltrán, la historia de la familia Pérez es un ejemplo de superación y esfuerzo constante. Varias generaciones participaron de este proceso.

Esta historia de superación familiar comenzó allá por 1960, cuando de joven, José Dionel Pérez -oriundo de Santo Tomé, provincia de Santa Fe- trabajaba como chofer para unos puesteros de frutas y verduras de la zona. Éstos se dedicaban a comprar para llevar al mercado y comercializar, y José trasladaba la mercadería conduciendo una vieja camioneta, “toda destartalada”, según cuentan sus hijos.


En aquel entonces, Pérez ya había encarado al destino de la mano de su esposa Hilda Guadalupe Ramos, y ambos debían sostener esa vida que estaban logrando. Eran dos jóvenes buscavidas que no esquivaban al sacrificio con tal de cumplir sus metas y sus sueños. Dos años más tarde, durante el 62 y 63, esos mismos puesteros deciden ir por las sabrosas manzanas producidas en Río Negro… pero no solo se trataría de manzanas aquella compra, sino también del mejor tomate, que se cultivaba en nuestro Valle Medio.

Según cuenta su hijo Daniel, fue así como José, manejando una “catramina vieja y destartalada” a la que por alguna anécdota de provincia cariñosamente llamaban “La Chiva”, inicia su nuevo rumbo hacia Río Negro, precisamente hacia Villa Regina, Lamarque y Luis Beltrán,

para buscar manzanas y tomate para los puesteros. Mientras, Hilda se encargaba de la casa y de la contabilidad, y afrontaba la responsabilidad de la familia que se agrandaba con las llegadas de tres hijos varones: José Daniel, Fabián Ceferino y Gustavo Leonel.

Aquel recorrido se fue ampliando y aquellas manzanas y tomates se transportaban a otros puntos del país, como el Mercado Central de Buenos Aires; y la vieja camioneta formaba parte del pasado en la historia de la familia Pérez. Ahora, si bien se trataba de un camión usado, José manejaba un Bedford; y poco a poco la situación mejoraba.

Años atrás, cuando la familia entera esperaba la llegada del transporte y los nuevos encargos. Hoy, todos están presentes, sea en el trabajo o en los recuerdos.


No obstante, el año 73 marca un antes y un después para la familia Pérez. El patrón, según se refiere el hijo mayor de José a uno de los puesteros, había decidido dejar el negocio; no sin antes cumplir con sus mejores empleados. Aquel hombre repartió todos sus camiones como parte de pago a cada empleado considerado “bueno, cumplidor y ejemplar para desarrollar su trabajo”.

Fue así como José Dionel Pérez comenzó a trabajar por cuenta propia como fletero, en el año 1973. Y allí mismo surgió el “Flete La Chiva”. Pero esta vez no solo transportaría frutas y verduras, sino que también incorporaría mudanzas y traslados a distintas localidades.

Vale mencionar que su conexión como empresa de transporte en la zona del Valle Medio en aquel momento era Transporte Fridmann, cuyo encargado en la zona era conocido como “Pancho” Lara.

Pero la vida no siempre es color rosa. “En el año ´83 mi padre se accidentó transportando bananas desde Clorinda a Buenos Aires, y tuvo que comenzar a trabajar nuevamente de chofer”, recuerda su hijo mayor, quien después de lo sucedido y siendo aún muy joven, se incorporó a trabajar por completo junto a su padre.


“En el ‘87 compramos el primer Dodge usado a otro fletero y se incorporaron al trabajo mis otros hermanos: Fabián y Gustavo”, señala Daniel. Y agrega: “Comenzamos a trabajar como familia realizando fletes, y de a poco nos hacíamos más conocidos, siempre con el nombre La Chiva”.

Fabián, por su parte, señala que “éramos los tres hermanos organizando las cargas, y mi esposa Eli se encargaba de los papeles para poder viajar. Nos fue muy bien y la empresa fue creciendo. Hoy contamos con 8 camiones térmicos trabajando para diferentes puntos del país”.

La decada del ´90 fue muy productiva y ya funcionaban prácticamente como empresa familiar, formando un buen equipo de trabajo con los fletes y traslados. Para aquellos años, Daniel y Alejandra Pereyra; y Fabián y Elizabeth Ojeda, habían formado sus propias familias y Elizabeth también colaboraba con el papeleo. Al tiempo, el encargado general de la firma Fridmann, se enferma y cambia de encargado, por lo que se vieron nuevamente sin trabajo para la firma, y debieron seguir de manera particular con sus clientes de siempre.

“Cuando fallece Pancho Lara, encargado de Transporte Fridmann, con mi hermano Daniel vinimos a hablar con los productores para instalar ‘Transporte La Chiva’ en Valle Medio, Luis Beltrán, en 1993”, cuenta Fabián. Y añade: “La mayoría de la familia estuvo de acuerdo y el 2 de enero del ´94 salimos de Santa Fe a Río Negro junto con mi padre, las esposas y los hijos a trabajar como transporte en Luis Beltrán”.


“Al tiempo, la firma Fridmann se va de la zona y fue nuestra oportunidad de seguir como empresa de transporte”, acota Daniel Pérez. Y fue así que desde el año ‘93 hasta la actualidad se instalaron en Luis Beltrán con sus familias.

“En esos tiempos había camiones balancines y Scania 1111 abiertos, no eran térmicos. Mis hermanos José Daniel y Gustavo Leonel conducían, y así empezamos a cargar a nuestros camiones y fleteros. Los sábados eran donde más se cargaba, entre 15 y 20 camiones. Hoy nuestros hijos se encargan del Transporte y los nietos de la parte administrativa”, especifica Fabián.

Actualmente, llevan adelante esta empresa Daniel y Fabián en forma conjunta con sus respectivos hijos, nietos y un yerno. Una empresa formada que nació como un emprendimiento familiar, a costa de mucho sacrificio y de la tenacidad y constancia de don José Dionel Pérez, de los pagos de Santo Tomé, quien eligió este bello lugar rionegrino como lo es Luis Beltrán para sembrar toda su experiencia dando sus frutos en la zona.


La otra parte de la historia



Para Fabián y su esposa Elizabeth la vida no fue sencilla, luego de perder a su hijo Elías en un accidente, en abril del 2008, cuando tenía apenas 15 años. Por eso, en su memoria y aferrados a sus creencias religiosas católicas, en abril de 2009 iniciaron actividades con la colocación de una cruz y la piedra fundamental y la bendición del lugar, para luego concluir con la edificación de una capilla. Para esa oportunidad contaron con el apoyo del obispo Esteban Lacsage y el párroco Pablo Gustavo Rojas, de Choele Choel.

Para ello, Fabián y su esposa decidieron donar una parte de su tierra para la construcción de la capilla. La misma se inauguró para la celebración patronal de la Virgen Medalla Milagrosa, el 27 de noviembre del 2010.

La mano de obra fue realizada por Gaspar, albañil vecino; Juan Carlos Morales con su hijo Juanchi; Fabián y su suegro Ángel Ojeda, y la colaboración de la mayoría de los vecinos y empresas que aportaron de una forma u otra su ayuda.


En la actualidad también funciona como unión vecinal San Elías, y se realiza una gran actividad social para los chicos del lugar. Los martes y jueves funciona como merendero -con el apoyo municipal de la localidad-, pero además los niños y niñas pueden realizar distintos talleres y deportes; y también diferentes actividades gracias a la colaboración de los vecinos que se acercan a dar una mano en áreas como teatro, manualidades, apoyo escolar, pintura, deportes, taller de guitarra y demás.

Como próximo proyecto a realizar en el lugar, según asegura Fabian, está la construcción de una pileta para que los chicos puedan disfrutar de los soleados veranos de la zona.


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