Un baño, unos dólares…

“En el 2009 renuncié a la Fiscalía de Investigaciones Administrativas porque vi que, vía la Procuración, se buscaba neutralizar –mediante un nuevo esquema de gestión– el accionar de la Fiscalía. Iba a tener un rol subordinado en relación con otros fiscales.

“Así, percibí que si era yo el que la gestionaba, iba a quedar enfrascado en permanentes conflictos con otros fiscales. Mi misión era investigar delitos cometidos por funcionarios federales. Corrupción, por caso. Si yo me quedaba, era para hacer la plancha. Estar sin pena ni gloria. Y la renuncia también estuvo direccionada a colocar en la agenda pública que se apuntaba a quitarle a la Fiscalía su función específica, a la vez que, claro, había alguien que no estaba de acuerdo con que no se hiciera nada a favor de fortalecer la ley del Ministerio Público, que hay una agenda pendiente en materia de reformas de los órganos de control.

“Mientras fui fiscal fui al Congreso en varias oportunidades a ver si me escuchaban, pero nada… la mayoría ocasional del kirchnerismo jamás se interesó ni se interesa por estas cuestiones. Entonces me fui… Yo había cumplido con mi deber, directamente o por aportes que hice, había tenido en mis manos, por acciones directas de la Fiscalía, denunciados por ella o porque hacía algún aporte de investigaciones o porque evitaban que se cerraran, como el caso Skanska a través de la discusión sobre la validez de las grabaciones. Desde la Fiscalía impulsamos los casos de corrupción en los que hoy está involucrado el entonces secretario de Transporte Jaime. Yo inicié la investigación por la bolsa con dólares encontrada en el baño del despacho de la entonces ministra de Economía Miceli, que ya está condenada… Trabajamos, trabajamos”.