Un camino escabroso

Cada paso que da el gobierno nacional le cuesta una barbaridad y está rodeado de innumerables inconvenientes que debe sortear.

A las limitaciones propias de la administración de Eduardo Duhalde, deben agregarse un justicialismo fragmentado y lleno de ambiciones personales y un radicalismo que pronto se olvidó del legado del ex presidente Fernando de la Rúa.

Hoy, la clase política argentina, inmersa en un profundo descrédito, tiene como objetivo lograr una transición lo más ordenada posible, para enfrentar un proceso electoral que, en teoría, debiera llevar al país a una depuración de su clase dirigente.

Pero para llegar a las urnas todavía hay mucho por recorrer.

Por lo pronto, Duhalde debe completar las exigencias del Fondo Monetario Internacional. De esa forma, se crearían las condiciones necesarias para ingresar con éxito en una negociación con el FMI y se abrirían las puertas a la ayuda europea y de los Estados Unidos, que hoy permanecen selladas.

Tras la aprobación de la nueva ley de Quiebras, el gobierno se lanzó de lleno a derogar la de Subversión Económica, pero jamás pensó en el costo político que iba a pagar por ello, al igual que el resto del peronismo y el radicalismo.

Duhalde llegó a amagar con la renuncia si la ley no era derogada y logró un nuevo y quizás final respaldo de los gobernadores justicialistas, para agilizar el trámite parlamentario y la firma del nuevo pacto fiscal entre la Nación y las provincias.

Pero el peronismo sufrió hasta el final en el Senado por la deserción de hombres de su propia tropa y la decisión de la UCR que, si bien dio el quórum necesario para el tratamiento del tema, insistió con su propio proyecto.

Fueron ocho los senadores del PJ que le dieron la espalda a Duhalde. Cristina Kirchner y Nicolás Fernández (Santa Cruz), Liliana Negre de Alonso y Raúl Ochoa (San Luis), Jorge Busti, y Graciela Bar (Entre Ríos), Jorge Yoma (La Rioja) y Marcelo Guinle (Chubut).

Los senadores por Santa Cruz y San Luis responden a la fuerte oposición a Duhalde que ejercen el gobernador sureño Néstor Kirchner y el ex mandatario provincial y ex presidente, Adolfo Rodríguez Saa. Lo de Busti es una venganza por el pacto que Duhalde selló con Raúl Alfonsín para evitar la caída del gobernador radical de Entre Ríos, Sergio Montiel. Yoma está metido en una disputa interna del PJ riojano y actúa según su conveniencia para las próximas elecciones .

Con ese panorama, Duhalde pendió de un delgado hilo hasta que la senadora radical Amanda Isidori abandonó el recinto el jueves por la noche (siguiendo las instrucciones de su gobernador Pablo Verani) y permitió que la votación quedara empatada en 34, lo que llevó el triunfo al PJ tras desempatar el presidente provisional del Senado, Juan Carlos Maqueda.

Mucho agua correrá todavía debajo del puente, mientras las sospechas de una «colaboración especial» de la UCR al gobierno siguen en la cresta de la ola. Duhalde le había comunicado a Alfonsín «sin intermediarios» su decisión de abandonar el gobierno si no se derogaba la ley de Subversión Económica. No hay pruebas a la vista para afirmar, sin riesgos de error, que todo se trató de un acuerdo político. Pero hay sospechas.

Pero sí está claro que lo ocurrido en el Congreso fue un bochorno que no hizo otra cosa más que sumar desprestigio a la clase política argentina Es probable que tras la celeridad que mostraron ambas cámaras por el tratamiento de la Subversión Económica, el Congreso vuelva a su ritmo habitual de una cuestionada inacción que afecta a la República.

Mientras tanto, el gobierno avanza en cerrar los acuerdos entre Nación y provincias que aún restan para cumplir con el FMI. Lo hizo el bonaerense Felipe Solá , tras obtener oxígeno del gobierno central y lo hará posiblemente en los primeros días de la próxima semana el santafesino Carlos Reutemann.

Lo que no está claro aún es cuál será la actitud final del FMI, que parece no estar totalmente satisfecho por el destino de la Subversión Económica, pues considera que hay aspectos del código penal que pondrían en aprietos a algunos banqueros.

El panorama se complementó la última semana con los reclamos de elecciones anticipadas que nacieron a las pocas horas de derogada la ley y mientras Duhalde firmaba el decreto de necesidad y urgencia para buscar una solución al corralito bancario.

Es una posibilidad clara que el país se encamine a elecciones anticipadas, pero antes hay varios e importantes asuntos por resolver. Como el acuerdo con el FMI, el futuro del dólar y del sistema bancario, mostrar signos de reactivación económica, comenzar a domar los alarmantes niveles de la desocupación y la miseria y alcanzar la paz social. ( Edgardo Alfano, DyN)


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