Un censo regional para generar biomasa
El Centro Villa Regina del INTI avanza en un relevamiento de los desechos que generan las industrias de Río Negro y Neuquén con potencial para producir energía. Detectaron alta factibilidad en las virutas que se acumulan en los aserraderos.
Dentro de las energías renovables, la generada a través de la biomasa es una de las menos difundidas a pesar de que existen en el país grandes cantidades de residuos biodegradables que permitirían, en principio, abastecer las necesidades de las industrias generadoras de esos desechos.
En este sentido, el Centro Villa Regina del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) comenzó a trabajar en el relevamiento y diagnóstico de la biomasa generada a través de distintas actividades en Neuquén y Río Negro, pasible de ser aprovechada.
La biomasa es la fracción biodegradable de los productos, desechos y residuos de origen biológico procedente de actividades agrarias, de la silvicultura y de las industrias conexas, incluidas la pesca y la acuicultura, así como también la fracción biológica degradable de los residuos industriales y municipales.
“El relevamiento comenzó a fines del año pasado. Debido a la complejidad de los orígenes, empezamos con los residuos de los aserraderos de la zona del Alto Valle”, explica Antonio Susca, referente del Centro Villa Regina del INTI.
Si bien es difícil establecer de dónde provendrá la mayor cantidad de recursos por la diversidad de actividades económicas, comentó que los residuos de establecimientos madereros son suficientes para caracterizarlos físico-químicamente y “evaluar qué tecnología y escala es apropiada para transformarlos en energía térmica, eléctrica o en un combustible sólido como el pellet”.
Pocos, pero hay algunos ejemplos exitosos en el país. En San Javier, Misiones, una cooperativa azucarera produce 210 kW a partir de bagazo y leña, la Cooperativa Agrícola Picada Libertad, en Misiones, genera 300 kW a partir de la cáscara de tung y leña, mientras que la planta instalada por el INTI en La Plaza, Chaco, abastece el 60 por ciento de la energía eléctrica que demanda el parque industrial de la localidad con los residuos de los aserraderos.
Susca precisó que el residuo más conveniente será aquel que “tenga un apropiado poder calorífico y su generación esté concentrada en la menor área geográfica posible” y que a partir de allí se evaluará para su transformación en energía la tecnología más adecuada: combustión directa, pirolisis, gasificación, fermentación o digestión anaeróbica, entre otras.
“Desde el INTI estamos en contacto con empresas nacionales que producen algún componente como quemadores para biomasa o maquinarias para producción de combustibles sólidos, aunque los equipos para generación de electricidad en baja potencia son importados”, destacó.
En este sentido, Susca apuntó que la misión del organismo es articular entre los actores y potenciar la industrialización nacional de esas tecnologías. “Un ejemplo es nuestra participación en el comité del IRAM para una normalización de los combustibles sólidos”, indicó.
Un referente de los ingenieros que apostó por la Patagonia
Antonio Susca es ingeniero mecánico y magister en ingeniería. Ha trabajado en el Conicet, en la Universidad Nacional del Sur y hace nueve años que se encuentra en el INTI. Es uno de los referentes de la red de profesionales que el organismo tiene en todo el país estudiando la generación eléctrica a partir de la biomasa.
Desde el Centro Villa Regina comenzaron el año pasado con un relevamiento de la biomasa disponible en las provincias de Neuquén y Río Negro. “Estamos en una etapa de redefinición de este trabajo porque hay que pensar en las fuentes de financiamiento”, aclaró y comentó que la idea es aprovechar la ocasión también para “evaluar los residuos sólidos urbanos y estudiar la posibilidad de generar energía”.
El especialista indicó que en el caso de la biomasa lo más práctico es producir electricidad para la industria generadora de los desechos biológicos como aserraderos o establecimientos agrícolas, aunque no descartó la posibilidad de un establecimiento que inyecte energía al sistema interconectado nacional.
Susca consideró que “cuantificar este tipo de recursos es relevante ya que permite a su vez analizar nuevas fuentes de energías renovables” y citó como ejemplo un trabajo similar realizado en la provincia de San Luis en 2016, que arrojó como resultado que la cantidad de recursos biomásicos del sector industrial en procesos productivos alcanza las 58.000 toneladas al año, lo que implica un potencial energético de 8.227 MW hora/año.
En números
Energía Mundo pyme
Datos
- 210 KW
- genera en Misiones una cooperativa azucarera a partir de los desechos de bagazos y leña que posee.
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