Un chocolatero de Cutral Co recreó a puro cacao al dinosaurio hervíboro más grande

El Argentinosaurus Huinculensis está en Piuke Nita y demandó más de un mes de confección. Homenajea al dino que fue descubierto en la comarca petrolera a fines de los 80.

El herbívoro más grande del mundo, descubierto en Plaza Huincul, ahora tiene su propia versión recubierta de chocolate. Está en la comarca petrolera y su creador, Edgardo Presas, lo exhibe orgulloso a los curiosos que se acercan a conocerlo.

“Hice un dinosaurio de chocolate, que es el Argentinosaurus Huinculensis”, afirmó el comerciante, dueño del comercio Piuke Nita. Presas tiene 38 años, es oriundo de Cutral Co y hace nueve años atrás decidió abrir una fábrica de chocolate artesanal.

Es la única que hay en la comarca petrolera y, según dijo, sostener este tipo de emprendimiento que depende exclusivamente del consumo local es un riesgo constante. Bajo estas circunstancias, Edgardo se propuso para este año hacer algo para “pegar un saltito”.

El año pasado realizó una capacitación en Buenos Aires: hizo un curso de escultura de chocolate. Recordó el sacrificio que tuvo que realizar para juntar dinero y cerrar las puertas de su negocio durante esa semana.

A pocos días de llegar la Navidad, ideó una forma de darle valor al patrimonio paleontológico local. “Empecé un 22 de diciembre”, sostuvo. Aprovechó que en esa época baja la demanda de chocolate y trabajó todos los días en su escultura que finalizó el 3 de febrero.

La mole de cacao fue hecha con 7 kilos de chocolate. “100 por ciento puro”, aclaró su creador. Utilizó chocolate semiamargo, al que calificó como “el más noble para trabajar”. La escultura mide un metro de ancho (desde la punta de la cola hasta la punta de la cabeza) y más de 60 centímetros de alto.

“Lo que se hace con el chocolate es hacer un punto arcilla”, contó Edgardo, quien detalló que se procesa una especie de masa “que te permite moldear el chocolate como si fuese una plastilina”.

“El único molde que utilicé para poder darle la base a la escultura fue haciendo un huevo de pascua”, dijo el chocolatero. Fue el primer paso para confeccionar el lomo del saurópodo. Ese huevo “tiene dos centímetros de espesor de chocolate”.

A partir de allí empezó a esculpir toda la escultura. Luego continuó con la mano y después fue formando la cabeza, la cola, y la cara. “Todo a mano”, subrayó.

Para tallar las marcas de la piel utilizó herramientas de precisión, como las que trabajan los carpinteros (una gubia). Pero el artista culinario confesó que también acudió a un chuchillo para tallar la piel del dinosaurio.

Una vez terminada la obra “lo que hice fue pintar con manteca de cacao -que también es un producto comestible- utilizando un aerógrafo, y colorantes liposolubles -que también son alimenticios- para darle el color de la piel original de los dinosaurios, que es un tipo gris de los elefantes”, manifestó Edgardo.

El comerciante se mostró sorprendido porque los clientes pasaban por el negocio y pedían ver el enorme dinosaurio de chocolate. Con mucho orgullo y humildad, los hacía pasar a la fábrica donde se encuentra la obra al resguardo de altas temperaturas. “Durante los días nublados lo pude exhibir en la vidriera de la chocolatería”, contó. Muchos curiosos se asombraron, tomaron selfies y hasta entraron a preguntar si era realmente de chocolate.

El chocolatero detalló que su creación fue vista por el propio intendente de la ciudad, José Rioseco, de quien recibió sus felicitaciones y le planteó la posibilidad de exhibirlo en la Sala de Dioramas.

“Algunos me preguntan si se puede comer. Sería una osadía comerse semejante bicho después de lo que me costó hacerlo” argumentó Edgardo entre risas.


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