Un gesto soberbio en un momento inoportuno

El fracaso en Diputados complica los planes del Gobierno para con sus aliados y la relación con el FMI, que descree de la capacidad para imponer un plan

¿Fue su intención hacer caer el proyecto de Presupuesto 2022, disgustado con Martín Guzmán, o fue el gesto de soberbia de un oficialismo que proclama haber ganado las elecciones cuando perdió en 15 distritos y por dos millones de votos con la principal oposición?

La última intervención de Máximo Kirchner enardeció a toda la oposición, que terminó por rechazar un cálculo de gastos y recursos cargado de incongruencias, pero que favorecía los planes del jefe de Economía en su relación con el peronismo y con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En su discurso, el hijo de la vicepresidenta se aferró también a un concepto equivocado al sostener que las elecciones de “medio término” no pueden modificar el rumbo elegido en 2019.

El kirchnerismo cree que el Poder Ejecutivo debe controlar al Congreso y a la Justicia. Las descalificaciones del ministro de Justicia, Martín Soria, por el reciente fallo de la Corte Suprema sobre el Consejo de la Magistratura, ponen negro sobre blanco esa posición. Alberto Fernández también ataca al máximo tribunal.

Más allá de la soberbia

Guzmán había convencido al peronismo de aprobar el proyecto de Presupuesto tal como lo concibió, y que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) no supondría un ajuste clásico.

Ambas promesas son relativas. Por caso, “las jubilaciones le ganan a la inflación”.

Solo los haberes de los pasivos que cobran el haber mínimo y recibieron bonos compensatorios, tendrán ingresos por encima una inflación prevista en 52%.

Aun así, el haber mínimo de los jubilados es de ¡29.062 pesos!, que apenas cubre una canasta mínima de alimentos, sin incluir medicamentos, alquiler y otros servicios.

El defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, advierte que la Anses pagará este año apenas un tercio de los 80 mil juicios previsionales con sentencia firme. Para 2022, las partidas se redujeron aún más.

“La idea es que los jubilados no cobren los juicios que ganaron”, asegura Semino, quien cuestionó el accionar de la Anses en la jubilación de Cristina Kirchner.

¡Ay el crecimiento!

Alberto Fernández se sumó al relato de que la Argentina “está creciendo” y que este año se recuperará 10% en relación con 2020. En términos técnicos, no se trata de “crecimiento” sino de un “rebote” en función de la caída de 9,9% en 2020.

El crecimiento supone una expansión de las fronteras productivas y lo que está sucediendo es que se está recuperando la actividad, luego de las restricciones aplicadas el año pasado.

Para que se produzca esa expansión, es necesario un aumento de la inversión, que sucede en cuentagotas por sectores que buscan ganar una porción mayor de mercado; es decir, ampliar el market share.

En términos desestacionalizados, la inversión cayó 1,2% en el tercer trimestre en comparación con el segundo. En este período, apenas creció 1% sobre el primer trimestre, informó el Indec.

Más inflación, más recaudación

El titular de Economía había convencido al kirchnerismo de aprobar el Presupuesto a partir de otra incongruencia.

El cálculo preveía una inflación de 33%, pero la suba de precios será más alta. Esa diferencia implica que habría dinero extra para repartir discrecionalmente entre gobernadores e intendentes afines, y para ampliar los programas que les interesa al núcleo duro del Gobierno.

El relevamiento de expectativas de mercado (REM) del Banco Central entre 41 participantes -27 consultoras y centros de investigación y 14 entidades financieras-, estima una inflación de 52,1%.

Son casi 20 puntos más que el número de Guzmán, que aportarán más ingresos a través del IVA y de impuestos vinculados con la actividad económica.

El Presupuesto aumentaba la presión sobre Bienes Personales (fue modificada por la oposición) y, aunque no estaba explícito, abría la puerta para el aumento de las retenciones y a una segunda vuelta del impuesto a la riqueza a través de una autorización al Poder Ejecutivo.

Guzmán había convencido al peronismo, pero su estrategia naufragó al desembarcar en el Congreso.

Para colmo, el Excel oficial tampoco había pasado la primera prueba técnica del FMI. Ahora, el organismo puede desconfiar de la capacidad del Gobierno para imponer un plan (un ajuste, en definitiva).

Aquel gesto de soberbia de Máximo Kirchner fue un error mayúsculo en un momento inoportuno.


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