Un laboratorio forestal en isla Victoria, único en el parque Nahuel Huapi

El centro forestal nació diez años atrás como una continuación del primer vivero nacional. Hoy aporta plantines para forestar la región y recuperar áreas incendiadas.

El lema fue, desde su creación, “ningún árbol sobra”. Diez años atrás, el centro forestal “Alberto Suero” se inauguraba en la isla Victoria, en el corazón del lago Nahuel Huapi, a fin de reactivar el primer vivero nacional de la isla que nació en 1920 para potenciar la conservación de los bosques andinos patagónicos.

En ese pequeño laboratorio, se cosecha y se clasifican semillas de especies nativas de la región. Muchas de ellas, únicas en la región y de un valor especial como el Bosque de Arrayanes.

Esas semillas se propagan y se convierten en nuevas plantas nativas que se destinan a la recuperación de áreas quemadas, a proyectos de restauración como el que hoy se lleva adelante en 74 hectáreas de Quetrihué. Pero el centro va más allá de las necesidades del parque Nahuel Huapi. Días atrás, aportaron plantas para los bosques incendiados en Cholila.

Además se hace un exhaustivo trabajo de promoción y fomento de esas especies nativas con escuelas y organizaciones no gubernamentales.

Hoy el centro forestal cuenta con más de 120 especies clasificadas, un vivero de tres hectáreas de superficie que produce alrededor de 1000 plantas por año y un invernadero botánico.

“En el área central de la isla, también tenemos un arboretum que es un conjunto de árboles que fueron traídos de todo el mundo, por el Servicio Forestal de Estados Unidos y de Europa y se plantaron antes de que se creara el parque Nahuel Huapi. Muchos de esos árboles son de lugares en los que hoy ya casi no hay bosque”, detalló el ingeniero forestal Adolfo Moretti, un apasionado trabajador del parque Nahuel Huapi que diseñó el proyecto del centro forestal en el 2004.

Resaltó que este centro forestal es el único en el parque nacional abocado a la conservación “ex situ” (fuera de su lugar). “Cosechar y conservar semillas de alerces milenarios del lago Menéndez, por ejemplo. Ojala no suceda pero ante un incendio que destruya los árboles, tendríamos la capacidad de recuperarlos con su genética original”, señaló.

Calificó el centro forestal como “una continuación del primero vivero nacional de armó Anchorena a principios del 20 cuando ni siquiera existía Parques”.

Ese vivero funcionó por 40 años hasta que quedó paralizado. Si bien se mantuvo el lugar, recién en 2004, se dio lugar a la reactivación del vivero con la producción de plantas nativas que hoy ya cumple una década.


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