Un peón de 60 años, analfabeto y alcohólico, podría ser condenado a perpetua

Se entregó al día siguiente y confesó. Por la calificación legal que le impuso la fiscalía irá a juicio por jurados y podría recibir la pena más alta.

Un peón rural del interior de la provincia de Neuquén de 60 años, analfabeto, alcohólico, que hace más de 3 meses vive en una comisaría porque no tiene adónde ir, podría ser condenado el año próximo a prisión perpetua por el homicidio de otro hombre.

La fiscalía reformuló los cargos en su contra, lo acusó de homicidio calificado por haber sido cometido con alevosía y pidió en una audiencia realizada este miércoles que sea juzgado por jurados populares.

Todo sucedió entre la noche del 31 de agosto y la mañana del 1 de septiembre pasado en un puesto ubicado en Santo Domingo, un paraje neuquino que está a unos 20 kilómetros de Zapala.

La víctima fue el dueño de casa, identificado como Luis Betancur. Tenía 60 años y también se caracterizaba por llevar una vida rural y por sus problemas con el alcohol, indicaron fuentes judiciales.

El imputado, cuyo nombre se mantiene en reserva, es un hombre cuya existencia transcurrió en el campo, se dedica a realizar algunas artesanías como trenzar cuero y sogas, cuida animales y otras tareas rurales menores.

De acuerdo con las fuentes consultadas por Río Negro, es analfabeto, sufre problemas de salud por su adicción al alcohol, su familia en Los Catutos se niega a tener contacto con él, y su hijo también está en situación de calle y es alcohólico.


La noche fatal


Betancur, de acuerdo con los testigos, le habría permitido alojarse en una vivienda contigua a la suya. La noche del crimen ambos bebieron en abundancia.

Según la fiscalía, que se basa en una pericia médica, el imputado atacó a la víctima cuando dormía en la cama sin poder defenderse y él estaba de pie. Por eso el agravante de la alevosía, que tiene prisión perpetua.

Asombrosamente la pericia brinda un rango muy amplio de horario de muerte: entre las 18 del 31 de agosto y las 9 de 1 de setiembre.

La autopsia determinó que el autor le pegó en la cabeza con el hierro de un asador y unas boleadoras. Por una cuestión de posicionamientos SEO, algoritmos y otras lógicas de las que los protagonistas en esta historia jamás oyeron hablar pero en las que quedaron involucrados, periodísticamente se lo llamó el caso de las boleadoras. Es mucho más que eso.


Entrega y confesión


El acusado se entregó al día siguiente de cometer el crimen. Incluso confesó la autoría y dio indicaciones para que encontraran la vivienda y el cuerpo de Betancur. Hasta tenía en su poder las boleadoras con las cuales le había fracturado el cráneo.

Quedó detenido de inmediato, y no volvió a recuperar su libertad desde entonces. Si tuviera una vivienda, propia, de un familiar o de un amigo, le correspondería cumplir la detención domiciliaria. Pero el hombre no tiene nada.

Los parientes conocidos lo rechazan, sus únicos bienes son dos caballos, y el Estado provincial en sus diversas formas y manifestaciones no fue capaz, desde septiembre hasta la fecha, de encontrarle un lugar donde alojarlo. En realidad, sí: la comisaría 48 de Zapala. «Vive» en una de sus celdas.


Un jurado de pares


La familia de Betancur sufrió la pérdida para siempre de uno de los suyos. El autor fue alguien que no conoció más que privaciones a lo largo de su vida, y ahora afronta la posibilidad de que el Estado le quite para siempre la libertad.

Será interesante que un jurado popular integrado por hombres y mujeres del mismo medio y condición sean los que procuren, como manda el Código Procesal, «la solución del conflicto primario surgido a consecuencia del hecho, a fin de contribuir a restablecer la armonía entre sus protagonistas y la paz social».


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios