Un satélite de Invap y la cápsula Dragón viajaron en el mismo cohete

La misma nave que en octubre de 2018 colocó en el espacio al anteúltimo satélite construido en Bariloche, el Saocom 1A.

La imagen del cohete Falcon 9 en pleno aterrizaje vertical en una barcaza en medio del mar es una de las menos difundidas del histórico viaje de dos astronautas estadounidenses a la Estación Espacial Internacional, pero constituye uno de los principales logros de la empresa Spacex, del magnate sudafricano Elon Musk: la reutilización de parte del vehículo lanzador. De hecho, es la misma nave que en octubre de 2018 colocó en el espacio al anteúltimo satélite construido en Bariloche, el Saocom 1A.

“Es el mismo vehículo lanzador, no son las mismas partes”, aclaró Raúl Kulichevsky, director Ejecutivo y Técnico de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), dueña del satélite.

El constructor de los Saocom es Invap, la empresa estatal rionegrina que desde hace 44 años desarrolla tecnología nuclear, espacial y de comunicaciones de reconocimiento mundial.

“Este es el gran acierto de Spacex, lo que lo hace absolutamente distinto: que la primera etapa del vehículo lanzador sea recuperable”, dijo Kulichevsky en diálogo con Río Negro.

Esta condición le permitió a la empresa reducir enormemente los costos de operación. El Falcon 9 tuvo 83 lanzamientos y 44 aterrizajes, pero el dato más interesante es que fue reutitilizado en 31 ocasiones. Hay partes que se pierden (y pasan a formar parte de la basura espacial), pero el vehículo se recupera.

En Saocom 1A fue lanzado desde la costa oeste de Estados Unidos, en la base de la Fuerza Aérea en Vandenberg, California. Y al mismo sitio regresó.

La versión 1B iba a ser lanzada este año desde el otro lado de Estados Unidos, de Cabo Cañaveral, en Florica, pero las consecuencias de la pandemia postergaron la operación.

El satélite había sido trasladado hasta el lugar del lanzamiento. Ahora está en depósito, a la espera de las condiciones para continuar el plan. “Estamos tratando de que sea lo antes posible”, contó Kulichevsky.

Los Saocom son parte de una constelación de satélites argentino-italiana de observación de la Tierra a través de microondas pero permiten tomar registro de la superficie del planeta y algunos metros por debajo, aun con nubes.

Los servicios del Saocom 1A ya están siendo usados por organismos públicos, como el INTA o el Instituto Nacional del Agua (mide esencialmente la humedad de los suelos), pero Kulichevsky no descarta que en el futuro puedan comercializarse a privados.

El otro proyecto satelital en marcha en Invap es de los satélites Sabiamar (un acuerdo de la Conae con Brasil), de estudio de los océanos. Mientras dura la cuarentena, el desarrollo de la ingeniería no se ha detenido porque se trata de trabajo de escritorio, pero la parte del hardware no avanzó. Kulichevsky espera que de a poco se retome el trabajo presencial en la sede de Invap en el este de Bariloche.


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