Una casa a la exacta medida de una joven pareja

Un ejemplo perfecto de cómo los arquitectos pueden resolver la demanda de seguridad, economía y expectativas a futuro de un nuevo hogar.

El terreno está ubicado en la localidad de Francisco Alvarez, perteneciente al segundo cordón del conurbano bonaerense. Una zona tradicionalmente de quintas que a partir del trazado de la Autopista del Oeste se reconvierte y pasa gradualmente a transformarse en un lugar de vivienda permanente.

En ese entorno semirrural, con poquísimas construcciones vecinas, el proyecto tenía que ser pensado careciendo de todos los datos que aporta un barrio ya consolidado.

La casa debía concretarse con un crédito del plan Procrear, el programa del gobierno nacional para la construcción o ampliación de la primera vivienda.

Con estos fondos más unos escasos ahorros conseguidos, una pareja joven encarga el proyecto de una casa mínima (no más de 80 m2) con una mutabilidad y flexibilidad espacial que posibilitara diferentes maneras de habitarla en el tiempo. La cuestión del cierre seguro de la vivienda se presenta como un tema ineludible.

La propuesta

Con estos datos, la búsqueda de propuestas tuvo como condicionantes tres cuestiones: por un lado la seguridad e intimidad de la casa como respuesta a su particular localización, por otro la reducción de costos para hacer factible su construcción mediante el plan crediticio, y finalmente su adaptabilidad a los cambios en la vida de esa joven pareja.

Como la resolución de la seguridad de la vivienda resultaba tan relevante, pareció interesante ver hasta dónde este fuerte condicionante podía ser tomado como generador del proyecto, hasta dónde la formalización se hacía dependiente de la solución a este problema y cuánto se podía tensar esa dependencia sin afectar el buen resultado estético operando dentro de costos muy reducidos.

Se resolvió entonces formalizar la casa con una geometría simple y una tecnología fácilmente disponible en el medio, que posibilitara un ahorro considerable en terminaciones durante su ejecución y asegurara un mantenimiento nulo en el tiempo.

La propuesta fue desarrollar esta vivienda en un único volumen, un prisma alargado con techo y tabiques laterales en hormigón armado a la vista y adoptando como cierre para los lados mayores el ladrillo común también a la vista.

En la fachada hacia el frente esos muros se hacen calados o ciegos para otorgar seguridad, intimidad, o hermeticidad según el caso. En la fachada hacia el fondo se combinan paredes de ladrillos con una gran abertura que asegura la integración interior-exterior. La casa termina de cerrarse con una cortina metálica que, al enrollarse, desaparece dentro de unas vigas invertidas.

El contrafrente, gran ventanal y alero para disfrutar del patio bajo techo.

La organización funcional

Un corte neto en la continuidad ladrillera de la fachada señala el acceso. Desde ahí se ingresa a un único espacio, que la ubicación del núcleo húmedo (baño y cocina) sectoriza en dos áreas: una íntima con dos ingresos para resolver diferentes situaciones de uso (dos dormitorios pequeños o un dormitorio principal y un lugar de trabajo), y otra social que se integra a la cocina y se prolonga en el exterior a través de un solado y un alero profundo.

En una segunda etapa, y en el orden que las necesidades de la pareja lo establezcan, queda prevista la construcción de un nuevo dormitorio y/o la formalización de un patio con la parrilla.

La solución estructural

Una losa de hormigón armada en dos direcciones descansa sobre vigas invertidas retiradas de la línea de fachada para simular una menor altura del volumen y hacerlo parecer más apaisado.

El gran ventanal al contrafrente se cierra con una cortina metálica oculta en una viga invertida.

Estas vigas apoyan en tabiques de hormigón o columnas de perfiles de hierro según lo requiera el proyecto. Un tabique-losa bajo de hormigón que corre a lo largo de ambas fachadas hace de apoyo de los diferentes muros de ladrillo.

La construcción

Todo el hormigón, tanto interior como exterior, fue dejado a la vista sin ningún tipo de acabado superficial. Igual criterio se siguió para los muros de mampostería, tanto los ciegos como los calados.

Los pisos, interiores y exteriores son de paños de alisado de cemento separados por planchuelas de acero inoxidable. Las mesadas de baños y cocina son losas de hormigón con su superficie alisada y protegida por una laca. Las aberturas son de aluminio anodinado color bronce oscuro con vidrios con cámara de aire. La calefacción es por losa radiante. Los muebles de cocina y todas las puertas de los diferentes guardados se proyectaron con placas de MDF con dos manos de barniz.


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