Una casa con una visión industrial
Un diseñador industrial de Neuquén pensó y concretó su propia casa con una estructura metálica de armado fácil, económico y rápido, donde aprovecha al máximo la energía solar. Flexible y armónica. Para sacar muchas ideas.
TEXTO: MELINA FIT, fitmelina@gmail.com FOTOS: AGUSTÍN MARTÍNEZ
Un diseñador industrial de la capital neuquina nos abrió las puertas de su casa y los balcones para que descubramos una vivienda impregnada de la visión que él mismo profesa, pensada para aprovechar la energía solar, integrada y ambientada para la vida moderna. Es un rectángulo de 90 metros cuadrados, de un solo piso y un gran patio. Es una de esas casas llamadas “modernas”, pero en este caso hace gala de su característica en casi todos los detalles. La estructura es metálica y simple. Sus encuentros y uniones fueron diseñados para diferentes fines como alojar grandes superficies vidriadas, ensamblar carpinterías y luminarias, y contener redes de electricidad. El juego repetitivo de vigas soportadas por columnas produce en su reiteración, armonía y ritmo que define los planos divisorios entre los distintos espacios. Vayamos a los ambientes: la entrada con la cocina, ésta se vincula con el estar y las habitaciones con el pasillo que cumple no sólo la función de circulación sino también de guardado (allí se ubican los roperos con un diseño sobrio encastrados en las paredes). Esto responde a la vida moderna donde todos quieren compartir un mismo espacio pero realizando diferentes tareas hasta a veces incompatibles. Siete módulos de tres metros cada uno componen la estructura. Y esto claro no es una decisión al azar. En principio ordena y permite pensar futuras ampliaciones. También da continuidad, armonía, seriación de planos, ritmo a la visual, movimiento. La casa tiene dos características que la hacen única. La primera es haber estado pensada desde el diseño industrial, lo que se traduce en un armado rápido, fácil y económico. Y nótese que se habla de armado y no de construcción. Esto tiene que ver con que desde la perspectiva industrial esta vivienda se concibe como un mueble, como una “máquina de vivir”. Además, con que se utilizaron –en general- materiales ya terminados, que vienen pensados para que el mismo usuario los instale. Esto sucedió con los pisos (flotantes), el techo (chapa de acero prepintada y centro de poliestireno expandido) y divisiones internas (paredes de ladrillo cerámico). Con el asesoramiento de la arquitecta Liliana Salvo de Mendoza en cinco meses quedó terminada. Se utilizó el mínimo de mano de obra posible, facilitado por el tipo de materiales y los costos fueron sensiblemente menores a las casas convencionales. Los elementos para el armado elegidos tienen más de una ventaja: son baratos, resistentes y aportan flexibilidad a la hora de cambiar las disposiciones internas de la vivienda. La segunda característica es el aprovechamiento de la energía solar. Todos los cerramientos y ventanales están orientados al norte para que entre el sol. De esta manera de un lado están los balcones/ventanas que dan a la galería y al patio y del otro solo pared. Así todos los ambientes balconean, se abren y e integran a la galería. La luz entra en verano y calienta en invierno, permitiendo el ahorro energético. Acá la integración mayor: toda la casa con la galería y el patio. Con solo abrir los grandes ventanales de vidrio se sale al verde, al aire limpio, al juego. Una casa cálida y no solo por la entrada de luz solar, pensada al detalle para el uso y compartir diario. En muchos casos sucede que varias personas conviven en espacios reducidos y cada uno realiza distintas actividades al mismo tiempo. Trabajar, escuchar música, descansar, estudiar, cocinar, dormir… Hoy más que nunca el espacio hay que aprovecharlo al máximo. Esta casa resuelve la situación de manera simple y ordenada. Se optimizó todo para que cuatro personas puedan disponer de espacios cómodos, acordes y amigables para el ocio, el trabajo y la familia. Más fotos: www.rionegro.com.ar Contacto: www.studioz.com.ar
n diseñador industrial de la capital neuquina nos abrió las puertas de su casa y los balcones para que descubramos una vivienda impregnada de la visión que él mismo profesa, pensada para aprovechar la energía solar, integrada y ambientada para la vida moderna. Es un rectángulo de 90 metros cuadrados, de un solo piso y un gran patio. Es una de esas casas llamadas “modernas”, pero en este caso hace gala de su característica en casi todos los detalles. La estructura es metálica y simple. Sus encuentros y uniones fueron diseñados para diferentes fines como alojar grandes superficies vidriadas, ensamblar carpinterías y luminarias, y contener redes de electricidad. El juego repetitivo de vigas soportadas por columnas produce en su reiteración, armonía y ritmo que define los planos divisorios entre los distintos espacios. Vayamos a los ambientes: la entrada con la cocina, ésta se vincula con el estar y las habitaciones con el pasillo que cumple no sólo la función de circulación sino también de guardado (allí se
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ubican los roperos con un diseño sobrio encastrados en las paredes). Esto responde a la vida moderna donde todos quieren compartir un mismo espacio pero realizando diferentes tareas hasta a veces incompatibles. Siete módulos de tres metros cada uno componen la estructura. Y esto claro no es una decisión al azar. En principio ordena y permite pensar futuras ampliaciones. También da continuidad, armonía, seriación de planos, ritmo a la visual, movimiento. La casa tiene dos características que la hacen única. La primera es haber estado pensada desde el diseño industrial, lo que se traduce en un armado rápido, fácil y económico. Y nótese que se habla de armado y no de construcción. Esto tiene que ver con que desde la perspectiva industrial esta vivienda se concibe como un mueble, como una “máquina de vivir”. Además, con que se utilizaron –en general- materiales ya terminados, que vienen pensados para que el mismo usuario los instale. Esto sucedió con los pisos (flotantes), el techo (chapa de acero prepintada y centro de poliestireno expandido) y divisiones internas (paredes de ladrillo cerámico). Con el asesoramiento de la arquitecta Liliana Salvo de Mendoza en cinco meses quedó terminada. Se utilizó el mínimo de mano de obra posible, facilitado por el tipo de materiales y los costos fueron sensiblemente menores a las casas convencionales. Los elementos para el armado elegidos tienen más de una ventaja: son baratos, resistentes y aportan flexibilidad a la hora de cambiar las disposiciones internas de la vivienda. La segunda característica es el aprovechamiento de la energía solar. Todos los cerramientos y ventanales están orientados al norte para que entre el sol. De esta manera de un lado están los balcones/ventanas que dan a la galería y al patio y del otro solo pared. Así todos los ambientes balconean, se abren y e integran a la galería. La luz entra en verano y calienta en invierno, permitiendo el ahorro energético. Acá la integración mayor: toda la casa con la galería y el patio. Con solo abrir los grandes ventanales de vidrio se sale al verde, al aire limpio, al juego. Una casa cálida y no solo por la entrada de luz solar, pensada al detalle para el uso y compartir diario. En muchos casos sucede que varias personas conviven en espacios reducidos y cada uno realiza distintas actividades al mismo tiempo. Trabajar, escuchar música, descansar, estudiar, cocinar, dormir… Hoy más que nunca el espacio hay que aprovecharlo al máximo. Esta casa resuelve la situación de manera simple y ordenada. Se optimizó todo para que cuatro personas puedan disponer de espacios cómodos, acordes y amigables para el ocio, el trabajo y la familia. Más fotos: www.rionegro.com.ar Contacto: www.studioz.com.ar
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