Una revolución llamada Astor

¿Qué legado dejó el innovador y genial bandoneonista?

veinte años sin piazzolla

Dos décadas pasaron desde la muerte de Astor Piazzolla. Pero el tiempo no logró aún apagar el carácter vanguardista y revolucionario de su tango. “Astor fue un innovador que percibió que al tango había que hacerlo crecer desde adentro”, lo recordó el poeta uruguayo Horacio Ferrer, quien compuso 53 títulos junto a Piazzolla. Difícil mantener la indiferencia ante los compases de alguna obra de Piazzolla. Su irrupción en el conservador y clásico mundo del tango rioplatense generó una revolución. “Eso no es tango” se decía entonces. “Yo ‘rompía’ el bandoneón todas las noches y el gordo (Leopoldo) Federico también. Cada uno, en lugar de un instrumento, tenía una bazooka. Habíamos convertido el escenario en un ring de box”, contaba él. Apasionado, tocaba el bandoneón parado, casi con “las entrañas”, como una vez aseguró: “Toco con violencia, mi bandoneón tiene que cantar y gritar. No concibo el color pastel en el tango”. Entre sus composiciones más recordadas se destacan “Adiós Nonino”, “Libertango” y “Balada para un loco”. Escribió junto a Ferrer la pequeña ópera “María de Buenos Aires”, que dio la vuelta al mundo. Hoy, a veinte años de su muerte, un grupo de tangueros hablan de su legado: Pablo Agri (violinista. Lidera su propio cuarteto): “Nací en el 68, el año en que se estrenó la operita ‘María de Buenos Aires’, y mi viejo (Antonio Agri) estaba ahí participando. Mamé la música de Piazzolla desde la cuna: será por eso que como intérprete siento algo especial cuando toco su obra. Me emociona y me conmueve cada vez como si fuera la primera. Diego Schissi (pianista y director de Diego Schissi quinteto): “Tengo la idea, como ocurre en la literatura argentina con Jorge Luis Borges, que los músicos tenemos que tener un ‘dialogo’ con Piazzolla: no se lo puede ignorar. Siento una deuda impagable con Piazzolla: me enseñó a ver el tango como una música universal”. Alejandro Bordas (guitarrista, compositor y director del quinteto La Siniestra y guitarrista del dúo Humoller-Bordas): “Sobre todo deja la convicción de creer en lo que uno hace, sin pensar en lo que dirán. Fue un gran educador en ese sentido”. Ramiro Gallo (violinista y director de la Orquesta Arquetípica y el Quinteto): “La figura de Piazzolla por mucho tiempo inmovilizó porque algunos autores no podían componer sin evitar citarlo. Es un eslabón de una evolución que admiro mucho, pero a la vez hay que decir que no es el último”. Federico Pereiro (bandoneonista de la Orquesta de Leopoldo Federico): “Su genio se irradió en las facetas de compositor, arreglador e instrumentista. Cuando empecé a estudiar no me gustaba, porque en mi casa se escuchaba un tango más tradicional, pero a los 17 ó 18 años me alucinó y no podía creer la cantidad y la riqueza de sus composiciones. Gracias a él podemos hablar hoy de una generación de nuevos compositores. Abrió una veta y eso es lo más importante. Lucas Ferrarra (guitarrista de 34 Puñaladas): Piazzolla es uno de esos músicos que lograron expandir las fronteras de la música popular, y al mismo tiempo, establecer un diálogo verdadero con la realidad y el tiempo que les tocó vivir. Como Aníbal Troilo, Atahualpa Yupanqui y Luis Alberto Spinetta”. Emiliano Greco (pianista, director del quinteto Viceversa): “Siempre me despertó admiración la forma en que Piazzolla defendía su música contra viento y marea. A pesar de la cantidad de críticas que recibió y las puertas que se le iban cerrando”, destacó.

Una frase que lo define: “Toco con violencia, mi bandoneón tiene que cantar y gritar. No concibo el color pastel en el tango”.


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