Valcheta se esperanza con la fórmula que hermana la vida entre el campo y la ciudad

El reciente encuentro de gastronomía y turismo de Enbhiga que se realizó en esta comunidad puso en relieve todo su potencial para desarrollar. Una nueva expectativa se abre paso con mucho trabajo local.

¿Por qué escuchamos cada vez más gente que quiere irse a vivir a las zonas rurales, escapando de la densidad y de la tendencia a la baja calidad de vida en las grandes ciudades?

Especialistas en urbanismo establecen hoy una relación entre la tradición bucólica y el Covid-19. El bucolismo, que surgió como género literario, hoy es una actitud y un comportamiento. Se manifiesta en épocas de profundas crisis económicas y de epidemias.

Es así como en estos tiempos se ha vuelto a repensar las relaciones entre el entorno rural y el urbano hasta imaginar un híbrido, “lo rurbano”, la fórmula que hermana la vida entre el campo y la ciudad. Lo rural + lo urbano.

Este modelo de vida que se piensa combina las ventajas de vivir en una zona rural o en ciudades o pueblos con menor densidad poblacional pero con posibilidades de acceso real, al menos, en algunas infraestructuras básicas de las zonas urbanas, como la conectividad digital y los caminos y rutas en buen estado.


Caballos salvajes en la meseta de Somuncurá, una escena cotidiana cuando se transita esta área protegida en el sur rionegrino.
Fotos: Carlos Snaimon

“El imaginario de un refugio fuera de la ciudad para el próximo confinamiento lo estamos teniendo casi todos, ahora”, comentaba semanas atrás un desarrollador inmobiliario de Bariloche. Más allá de que pueda también pensarse como un negocio lo cierto es que lo rural se postula como uno de los posibles grandes beneficiados de esta crisis pandémica gracias a la competitividad en la relación espacio-calidad-costo.

Para esto vale hablar con productores, emprendedores y entusiastas que viven en estas áreas alejadas de las grandes ciudades y escuchar cómo piensan en capitalizar estas tendencias globales. Bien puede funcionar como un laboratorio de ideas e impresiones el evento gastronómico-turístico que realizó el último fin de semana la organización Encuentro Bioceánico de habla hispana de Gastronomía en Valcheta y la meseta de Somoncura.


Meseta de Somuncurá, uno de los grandes atractivos que Valcheta exhibe a turistas. En la prepandemia, los visitantes extranjeros eran el porcentaje más alto en los registros turísticos locales.

En este sentido escuchar a Javier Luquet, quien lidera la cooperativa de trabajo Alen, de Valcheta, enfocada en lo turístico y social, bien vale la pena. “Este encuentro Enbhiga fue una excelente oportunidad que nos permitió poner en valor a nuestro pueblo y a la meseta. Es otro modo que tenemos nosotros para potenciar nuestras riquezas arqueológicas, históricas, productivas, naturales, paleontológicas, culturales y sociales que tenemos. Puedo asegurarles que todo visitante que tuvo a Valcheta como destino turístico se queda maravillado”, asegura este emprendedor local. El, como todos los integrantes de la cooperativa, reivindican el turismo rural comunitario que practican. ¿Por qué comunitario? “Porque sumamos a todo productor de la zona en la cadena de valor turístico. Ofrecemos al visitante carne de ganado de una estancia local; tejidos de nuestras artesanadas; verduras y frutas orgánicas de nuestras pequeñas chacras; dulces, vinos y licores de nuestros productores… todos ellos, a pequeña escala, tienen muchísimo para compartir”, agrega.

Luquet, como el resto que empuja hacia adelante, piensa la gastronomía como una herramienta social, transformadora y fuerte.”Es un espacio colaborativo donde entran a jugar cocineros, nutricionistas, productores, chacareros, emprendedores y especialistas en diseño”, agrega. En todo esto, alerta, la gestión es fundamental. Acá hay un punto a destacar: las verduras y frutas son cosechadas a mano y las elaboraciones posteriores que se hacen con ellas son con métodos artesanales, no invasivos. “Lo orgánico debe ser lo habitual”, piensa Luquet. “Cada bocado de comida acá es sano, seguro y justo; con un transfondo cultural en una receta o la historia de unos ingredientes que se remontan a los pueblos originarios.

En épocas crudas por el tiempo donde el turismo escasea, la cooperativa Alen hace trabajo social a todos los pobladores esparcidos en las zonas aledañas a Valcheta.

Todos los protagonistas de esta nueva esperanza que se plantea y construye resaltan que la presencia de una Estado provincial activo, comprometido y con políticas de desarrollo es imprescindible. Sin él es poco probable que algo ocurra con fuerzas. Caminos y rutas transitables y conectividad digital son dos prioridades que a gritos solicitan ser transformadas en realidad. Luego vienen otras necesidades, obviamente.

El virus nos enseñó cómo mirar a nuestro alrededor y ver lo que nos estábamos perdiendo. La movida que generó Enbhiga el fin de semana pasado nos abrió los ojos en esta única e increíble zona rionegrina donde lo local transforma lo global en expectativa de desarrollo comunitario.


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