“Vení… me mandé una cagada”

Con esas palabras el empresario Ottavio Gigli, buscado por el asesinato de su amigo el abogado Guillermo Martínez, habría conseguido el acompañamiento de su hijo hasta Buenos Aires.

Crimen y misterio en Roca

ROCA.- “Vení… me mandé una cagada”. Las palabras de Ottavio Gigli (52) sorprendieron a su hijo Taddeo (18), quien minutos antes había salido de la casa de su madre. Tras esa sorpresiva revelación, los dos subieron a la camioneta Toyota Hilux para encarar la ruta hacia Buenos Aires. Contra el hombre se libró un pedido de captura, y se sospecha que está en Italia o Punta del Este.

Los primeros minutos del 1 de septiembre ya habían pasado y “El Tano” comenzaba su presurosa partida dejando atrás el misterioso crimen de su amigo, el abogado y exfuncionario radical Guillermo Martínez (53), que fue descubierto horas después en la casa de Gigli, en la calle Córdoba 991. Ese fue el escenario que con el paso de las horas y el testimonio de la madre del chico los investigadores comenzaron a armar. Fue ella quien relató lo que el mismo martes supo, vía telefónica, por su hijo, desde Buenos Aires.

Ayer trascendió que más de una decena de testigos aportaron a la causa que tramita en el juzgado 8, que subroga la jueza Margarita Carrasco. Uno de ellos sirvió para ubicar a Martínez y a Gigli en la vivienda el mismo lunes, entre las 22 y las 22:30.

Los policías afectados al caso y las fuentes judiciales consultadas por “Río Negro” descartaron que una tercera persona haya estado en el lugar del ataque que terminó con la vida y la amistad que los hombres compartían desde hacía más de 20 años.

Martínez ya había alertado a un familiar que iba a la casa de “El Tano” a cobrar una deuda. Por ahora, los investigadores no logran determinar ni el origen ni la cantidad, aunque algunas fuentes llegaron a hablar de una cifra superior a los $ 200.000.

Las pericias indican que la víctima y su atacante mantuvieron una cena y luego una charla en la cocina del departamento de calle Córdoba casi Alsina. Sobre la mesa hallaron vasos de whisky, un pocillo de café y restos de cocaína. Pero no había el típico desorden de un enfrentamiento violento.

“Por las huellas y la forma que murió no hubo ninguna posibilidad de que se defienda”, dijo una fuente judicial, en reserva.

Eso indica que Martínez podría haber sido sorprendido desde atrás o de costado por su atacante. (Ver recuadro)

Hasta el momento no se encontró el arma homicida y si bien se secuestraron al menos seis cuchillos de la cocina, ninguno habría sido el utilizado para ultimar al abogado.

“Gigli es el único sospechoso. En el interior de la casa no había otra persona”, declaró un investigador.


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