Vestigios de la arquitectura pionera de Bariloche

El cuidado de los edificios históricos es un guiño al patrimonio y la cultura, pero preservar ese valioso legado requiere de un mayor presupuesto.

Basta con transitar las calles céntricas y poner la atención en los detalles arquitectónicos para imaginar hasta qué punto influyeron el clima y la geografía en esos primeros proyectos, cuando Bariloche apenas era una pequeña aldea.

Las distancias y la falta de transporte impedían contar con los materiales de construcción empleados de las grandes ciudades. Por eso la piedra de la región y sobre todo la madera, fueron la materia prima clásica de aquellos años.

Los vestigios de esa primera arquitectura persisten todavía en varias casas que ya cumplieron más de un siglo y siguen en pie. Algunas de ellas todavía albergan reparticiones públicas.

El ente municipal asesor para la Preservación del Patrimonio Cultural tiene el cometido de preservar ese legado y si bien el actual gobierno se propuso dotarlo de nuevo impulso, lo cierto es que su capacidad de acción es limitada por la falta de presupuesto.

Por ordenanza el ente debería recibir un porcentaje fijo de los derechos de Construcción que cobra el municipio.

La presidente del organismo es la subsecretaria de Cultura, Ana Gerón, quien aseguró que ese desfinanciamiento se comenzó a revertir en los últimos meses y que la secretaría de Hacienda ahora les envía el dinero en forma regular.

“En la cuenta ya tenemos unos 100 mil pesos, pero existe una deuda histórica reconocida que supera los 2 millones –explicó–. Sobre ese monto todavía no hay ningún acuerdo de pago”.

Gerón dijo que el dinero disponible no alcanza todavía para ejecutar ninguno de los proyectos que baraja el ente. Pero estimó que entre las prioridades estará la recuperación del balcón de la sala Frey, en el Centro Cívico, y el retiro de los cables que afean todo el complejo “y que fueron colocados en forma provisoria, hace ya veinte años”.

Casa Vereertbrugghen. Construcción originaria de 1908, que fue modificada varias veces y perdió una galería lateral. Conserva sin embargo la fachada y el techo de tejuelas originales. Está en Villegas 563.

La falta de recursos impide también contar con un plan razonable para relocalizar y preservar las viviendas “inventariadas” en el patrimonio histórico.

Gerón explicó por ejemplo que el actual dueño de una vivienda histórica de Colonia Suiza, donde funcionó durante años la casa de té de Doña Clota, decidió removerla para instalar otra construcción. “Logramos que por ahora nos cedan un espacio en El Fundo (también en Colonia Suiza) y llevarla allí”, dijo la funcionaria.

Aclaró igual que los traslados de los edificios de madera “no es lo ideal”, porque una casa histórica “lo es con su entorno”.

Dijo que para lograr una mayor conciencia sobre el valor patrimonial de las antiguas construcciones de Bariloche es importante también trabajar en educación. Señaló que desde el ente esperan lanzar en breve un programa para las escuelas, con apoyo de Nación.

Senasa. En Elflein 10 se encuentra esta construcción de madera de 200 m² en dos plantas, inaugurada en 1928 y firmada por Primo Capraro y Santiago Castillo. En sus primeros años funcionó allí la oficina de Tierras y Bosques. Hoy es la sede del Senasa.

Explicó que el patrimonio “es un entramado cultural e inmaterial”, que va más allá de las construcciones históricas. En esa línea la ciudad distinguió hace pocos meses al teatro IVAD, que se creó hace 60 años. Agregó que también forman parte del patrimonio inmaterial “las tradiciones orales, los actos festivos y los saberes y técnicas vinculados a la artesanía”.

Galería Del Turista. Emplazada en la esquina de Mitre y Rolando. La construcción data de 1948/1950 y originalmente funcionó como bar y vivienda familiar. Es un edificio que marcó la consolidación de la arquitectura comercial.

Otro de los espacios de colaboración del ente municipal con la Comisión Nacional de Lugares, Monumentos y Bienes Históricos se tradujo en unas jornadas conjuntas realizadas en abril y tiene como objetivo inmediato la elaboración de un “plan director” para el Centro Cívico.

Casita Azul, de Tiscornia y Rolando. Construcción de madera sobreelevada, con zócalo de piedra. Data de 1931. En aquellos años fue la vivienda de la familia Alonso y también albergó un almacén de ramos generales, que cerró en 1959. Hoy funciona como centro cultural.

El dato

Datos

$ 2.000.000
La deuda histórica reconocida: el Ente municipal Asesor del Patrimonio Cultural reclama el pago para avanzar en proyectos.

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