Viedma: por el bullying, dos hermanos estudian en su casa

Cansados de los maltratos, sus padres se sumaron a una modalidad de educación a distancia que les permite enseñarles a sus hijos, de 12 y 10 años. Una escuela de Estados Unidos certifica sus avances y deberán homologar luego los títulos en el país.

Natalia y su marido Pablo decidieron hacerse cargo pleno de la educación de sus hijos. Luego de haber probado suerte en diversas escuelas de Viedma, sintieron que el sistema no les daba las respuestas que esperaban, por lo que tomaron la determinación de incorporarse a una modalidad a distancia que permite que sus hijos, de 10 y 12 años, lleven adelante la escolaridad en su propio hogar.

Un blog desarrollado por maestras retiradas de Buenos Aires brinda las herramientas teóricas y prácticas para implementar los proyectos académicos que tiendan a la adquisición de los conocimientos necesarios para la vida. Una escuela de Estados Unidos, en tanto, es la que se encarga de certificar tales avances, para lograr las acreditaciones que deberán ser homologadas en Argentina, a medida que finalicen los ciclos.

“No fue una decisión fácil, y es muy personal. No pretendemos ser ejemplo de nadie ni constituirnos en referentes, creemos que esta metodología es la que puede servirle a nuestros hijos, pero no quiere decir que pueda ser la adecuada para todos”, asegura Natalia, admitiendo que protagoniza una experiencia interesante pero polémica.

Sus hijos no la pasaban bien en la escuela. Durante seis años uno de ellos sufrió bullying, el otro fue maltratado por una maestra a lo que se sumó la disidencia familiar en relación a los métodos educativos que se ponían en práctica.

“Surgió como una necesidad, porque durante el transcurso de seis años de escuela formal tuvimos muy malas experiencias, bullying y maltrato de una maestra por lo cual hicimos la denuncia en supervisión pero no modificó nada. Los cambiamos de escuela varias veces, pero acá no encontramos ninguna con el tipo de pedagogía que a mí me interesa, por eso buscando me encontré con este blog de Buenos Aires https://educoencasa.com/blog/ y nos inscribimos para participar”, explicó.

El proceso de enseñanza aprendizaje es libre y abierto. Las pautas las marca el blog, con la propuesta de proyectos interdisciplinarios que permiten adquirir conocimientos de distintas materias en una misma actividad. “Ahora estamos creando un sistema solar, tenemos un programa de tv en Youtube, los chicos aprenden como en la vida misma, porque uno no vive en compartimentos estancos, con matemáticas por un lado, lengua por el otro, ciencias por otro. En cada ámbito los saberes se relacionan y así están aprendiendo ellos”, cuenta.

La responsable académica es la madre de Natalia. Todas las mañanas, los acompaña y guía con las distintas actividades. A la tarde, algunos días desarrollan el proyecto audiovisual, otros tienen inglés o arte. “Pero la casa es como la escuela todo el día. Tenemos que estar atentos, porque el aprendizaje es permanente, es como una vuelta al pasado, donde el hogar enseñaba”, sostiene la mujer, que trabaja en la administración de los comercios de su padre y a la tarde se dedica de lleno a sus dos hijos, Clemente y Fafo.

Admite que “la decisión nos cambió la vida, siempre estuvimos todos muy pendientes de los chicos, pero ahora estamos todo el tiempo con las tareas y en la puesta en práctica de esta modalidad”. El quincho del fondo se convirtió en una suerte de aula taller, pero la educación se da en toda la casa. A los talleres de la tarde y a inglés también concurren otros niños, amigos de Clemente y Fafo, que se suman a la propuesta luego del horario de clases en la escuela tradicional.

“Mi miedo era perder a mis amigos, pero después me di cuenta que mi mamá conoce a todas las mamás de ellos y por eso los invitamos y vienen. Además no era la primera vez que cambiaba de escuela”, afirma Fafo que disfruta con su nueva manera de aprender en casa.

Clemente es un par de años mayor. “Ninguna escuela nos terminó convenciendo, así que cuando mamá y papá lo propusieron obviamente que me gustó la idea. Acá vamos aprendiendo lo que nos gusta”, sintetiza.

Con material concreto, con el uso de la lógica, rescatando las bases de las ya dejadas de lado psicomatemática y psicolengua, Fafo y Clemente avanzan a su ritmo en la educación. “Con mi marido nos planteamos esta alternativa, pero si viéramos que no resulta, ellos pueden volver cuando quieran a la escuela tradicional, por ahora, todo es positivo”, asegura Natalia con mucha esperanza.

Natalia, la madre de los chicos, calcula que hay unas 200 familias de todo el país que participan de la misma red. En Río Negro, hay en Cipolletti, Valle Medio y Bariloche.

Con la abuela materias básicas y con la tía, arte

En la tarea colaboran muchos integrantes de la familia. La mamá de Natalia con las materias básicas, una hermana con el taller de arte, se suma una profesora da inglés, mientras que Natalia coordina todas las actividades con el acompañamiento de Pablo, su marido.

“Iremos viendo si se suman más docentes o talleristas, siempre con la misma onda que plantea este sistema”, dice Natalia.

La idea es que al finalizar el período puedan acreditar su conocimientos ante la West River, una escuela de Estados Unidos que certifica como si fuera educación a distancia. Los títulos, luego, deben ser homologados en la Argentina.

“Todos lo temores los tuve hasta tomar la decisión, lo hablamos mucho, era un paso que significaba muchos cuestionamientos de nuestras propias estructuras y mandatos, además de la crítica que se podía llegar a recibir, por eso lo hablamos y lo discutimos entre todos”, relata la mujer, quien además es maestra jardinera y maternal. “En el aprendizaje no hay límites, porque surgen temas y se van encadenando, a veces mi mamá lleva un orden, pero cuando aparecen disparadores los toma para enlazar con otra cuestión”, afirma.

Natalia calcula que hay “unas 200 familias de todo el país que participan de la misma red”. En Río Negro, en Cipolletti, Valle Medio y Bariloche.

“En internet

está todo”

Podría considerarse que la decisión de la familia se pudo concretar debido a que el pasar económico de Natalia y los suyos es holgado. Sin embargo, destaca que la matrícula anual para participar del proyecto de #educoencasa es “como una cuota de cualquier club de fútbol”.

Deben afrontar –con otras familias– el costo de la profesora de inglés y algunos materiales. “Pero en general en internet está todo, las escuelas libres de por sí son austeras, no hay demasiados gastos. Además, la propuesta se adapta a las distintas edades y realidades, no es dirigido ni dista de lo que viven nuestros hijos cotidianamente”, sostiene Natalia.

Con la abuela materias básicas y con la tía, arte

En la tarea colaboran muchos integrantes de la familia. La mamá de Natalia con las materias básicas, una hermana con el taller de arte, se suma una profesora da inglés, mientras que Natalia coordina todas las actividades con el acompañamiento de Pablo, su marido.

“Iremos viendo si se suman más docentes o talleristas, siempre con la misma onda que plantea este sistema”, dice Natalia.

La idea es que al finalizar el período puedan acreditar su conocimientos ante la West River, una escuela de Estados Unidos que certifica como si fuera educación a distancia. Los títulos, luego, deben ser homologados en la Argentina.

“Todos lo temores los tuve hasta tomar la decisión, lo hablamos mucho, era un paso que significaba muchos cuestionamientos de nuestras propias estructuras y mandatos, además de la crítica que se podía llegar a recibir, por eso lo hablamos y lo discutimos entre todos”, relata la mujer, quien además es maestra jardinera y maternal. “En el aprendizaje no hay límites, porque surgen temas y se van encadenando, a veces mi mamá lleva un orden, pero cuando aparecen disparadores los toma para enlazar con otra cuestión”, afirma.

Natalia calcula que hay “unas 200 familias de todo el país que participan de la misma red”. En Río Negro, hay en Cipolletti, Valle Medio y Bariloche.

“En internet

está todo”

Podría considerarse que la decisión de la familia se pudo concretar debido a que el pasar económico de Natalia y los suyos es holgado. Sin embargo, destaca que la matrícula anual para participar del proyecto de #educoencasa es “como una cuota de cualquier club de fútbol”.

Deben afrontar –con otras familias– el costo de la profesora de inglés y algunos materiales. “Pero en general en internet está todo, las escuelas libres de por sí son austeras, no hay demasiados gastos. Además, la propuesta se adapta a las distintas edades y realidades, no es dirigido ni dista de lo que viven nuestros hijos cotidianamente”, sostiene Natalia.

fotos: pablo leguizamon y marcelo ochoa

Surgió como una necesidad, porque durante el transcurso de seis años de escuela formal tuvimos muy malas experiencias, bullying y maltrato de una maestra. Hicimos la denuncia, pero no modificó nada…”.

Natalia, la madre de Clemente y Fafo

A todos los familiares involucrados en la enseñanza se suma una profesora de inglés y evalúan incorporar a otros docentes o talleristas.

Surgió como una necesidad, porque durante el transcurso de seis años de escuela formal tuvimos muy malas experiencias, bullying y maltrato de una maestra. Hicimos la denuncia, pero no modificó nada…”.

Natalia, la madre de Clemente y Fafo

Datos

Natalia, la madre de los chicos, calcula que hay unas 200 familias de todo el país que participan de la misma red. En Río Negro, hay en Cipolletti, Valle Medio y Bariloche.
A todos los familiares involucrados en la enseñanza se suma una profesora de inglés y evalúan incorporar a otros docentes o talleristas.

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