Violencia de género: tiene ayuda permanente la víctima de Chos Malal

Es la mujer que fue abusada desde niña por el padre, con el que tuvo cuatro hijos. “Costó mucho apartarla de esa situación”, reveló la secretaria de Acción Social del municipio. El miércoles habrá una audiencia clave para fijar fecha del juicio oral contra el acusado.

Algunos en la ciudad lo sabían, otros lo intuían, pero ella siempre lo negaba. Durante años, la mujer a la que llamaremos A. para esta nota recibió asistencia y contención, pero recién en noviembre pasado admitió ante la justicia que sí, que era víctima de violencia de género desde su infancia, que su padre la violaba, y que sus cuatro hijos eran producto de esos abusos.

“Nos costó muchísimo que la víctima se apartara de esa situación, que dejara de verlo. La última vez, él la amenazó de muerte con un arma de fuego. Ahí fue que lo metieron preso”, cuenta Mariela Muñoz, secretaria de Acción Social de la municipalidad de Chos Malal.

El caso, que pronto llegará a juicio oral, sigue causando conmoción por sus tremendos detalles. El acusado es un exempleado municipal de más de 65 años. Como informó “Río Negro” la semana pasada, abusó de su hija durante 17 años: desde que tenía 14 hasta los 31. En ese período la víctima tuvo cuatro hijos con su padre, de 17, 14, 5 y 3 años. Así lo demostraron los análisis de ADN.

Al parecer el individuo también abusó de sus otras dos hijas mujeres y de un hijo varón, que se suicidó cuando era adolescente presuntamente por ese motivo.

También echó de su hogar a su esposa, aunque otras versiones indican que huyó, horrorizada por lo que sucedía y sin poder ayudar a sus hijas.

Es comprensible en ese cuadro de típica dominación patriarcal: los fiscales que investigaron el caso dicen que el imputado utilizaba violencia psíquica, física, psicológica y económica para colocar a sus víctimas en situación de «extrema vulnerabilidad».

A. fue la víctima que ayudó a llevar a la cárcel al sujeto, y el miércoles se definirá en una audiencia privada la fecha del juicio. Abusada desde pequeña, A. no fue a la escuela ni trabajó nunca. Pese a esas desventajas, y a que dependía económica y psicológica de su padre, finalmente pudo romper el cerco de miedo y silencio para denunciar.

Mariela Muñoz dijo a «Río Negro» que para muchos parecía una familia normal, que vivía en un barrio muy popular de Chos Malal. Pero puertas adentro se vivía un infierno que unos pocos conocían, entre ellos el equipo de asistentes sociales del municipio.

“Nadie se metía y ella no decía la verdad”, relató la secretaria de Acción Social. “Siempre la acompañamos desde el municipio, le dimos contención, pero no quería reconocer nada. Al final, después de tantos años de acompañamiento psicológico, sumado a que sus chicos empezaron a ir a la escuela, y a que supongo se cansó de los abusos, se decidió a hablar”.

Agregó que la pudieron sacar de la vivienda familiar y le alquilaron una casa. Luego, con fondos municipales terminaron la construcción de una vivienda que estaba paralizada desde hacía años y A. se pudo mudar a una casa propia.

De todos modos, en algunas ocasiones se escapaba para visitar a su padre. Hasta que se produjo el episodio de la amenaza con arma y al hombre lo encarcelaron.

A. tiene compañía casi siempre, y línea directa con asistentes sociales y una psicóloga a las que puede llamar en casos de emergencia. La municipalidad la sigue ayudando y también provincia hace aportes, dijo Muñoz.


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