Violeta de los Alpes, la bella durmiente que está por despertar

Cuando asoma el frío y la mayoría de los árboles y las plantas pierden sus hojas y sus colores, esta variedad regala hermosas flores. Características y consejos para tener una en casa.

La bella violeta de los Alpes regala sus mejores flores cuando el frío empieza aparecer. Es una variedad que alegra los jardines o las casas justo en el momento en que el resto de las flores o de las hojas empiezan a apagarse.
La variedad autumnale florece al comienzo del otoño, y la variedad persicum lo hace al despedir el invierno, cuando las condiciones climáticas favorece al ser más cálido el ambiente. Algunas duran su floración hasta comienzos del mes de octubre.


Se trata de una planta con unas flores fragantes y de formas delgadas que tienen subespecies, de distintos tipos y muestran ciertas variaciones. Estas plantas herbáceas, perennes crecen a partir de tubérculos.
Este regalo de la naturaleza puede medir entre 30 cm y 40 cm de longitud y la define un leve giro de 90° a 120° con sus extremidades puntiagudas ligeramente cerradas. El ciclamen alcanza una altura de 13 cm y un ancho de 30 cm.
Las hojas aparecen en el otoño con forma redondeadas, simulando un corazón con bordes lisos sutilmente dentados.

Hasta en la nieve


Si bien la temperatura es un factor importante que determina la vitalidad de la planta (el ambiente ideal para el desarrollo de la violeta de los Alpes sería entre 15°C y hasta los 20°C), tiene cierta tolerancia a los climas fríos y se conoce como una de las plantas con mayor capacidad de adaptación, a las temperaturas bajas. Aún en la nieve pueden florecer, y por eso lleva ese nombre que la vuelve protagonista de lugares montañosos. El color intenso de sus flores se aprecian mucho más en ese blanco inmaculado . Más allá de su nombre, las hay de varios colores, en tonalidades de rosa, rojo intenso, blanco y violeta.
Esta planta nace de tubérculos y su vitalidad depende del riego como principal factor de mantenimiento. Lo ideal es evitar por completo el contacto directo del agua con éste.
Se debe regar el suelo o el sustrato que se encuentra alrededor del tubérculo no de manera directa, evitando que el agua entre en contacto con dicho tubérculo o con otras estructuras de la planta.
Si se encuentra en maceta es recomendable ubicar la planta en un recipiente con agua en la base de la maceta, para que sea utilizada según la necesidad de la planta.

También se aconseja airear la tierra y abonarla con un fertilizante líquido en el agua o abono orgánico producido en la casa (compost), durante la etapa de crecimiento y floración de la planta.
Sin descuidar la buena iluminación, algo fundamental que toda planta necesita para desarrollarse, pero no de forma directa porque afectaría hojas y flores con el calor del sol.
Esta planta puede ser cultivada mejor si se ubica en un lugar donde puedan recibir tanto luz solar, como sombra.
Otro consejo para tener en cuenta, a la hora de cuidarla y mantenerla saludable, es eliminar las flores u hojas que se encuentren en mal estado o secas.
Si se ha decidido tenerla en una maceta, en interiores es preferible que esté ubicada en lugares abiertos sin corrientes de aire intensas y ubicada en un sitio con sombra.
Además, otras de las consideraciones es evitar la presencia de calefacción en los lugares donde se encuentre la planta.
Para este tipo de plantas, el verano significa un período de descanso y a su vez un estado de hibernación.
La violeta de los Alpes es la bella durmiente durante los meses de gran calor y altas temperaturas que despierta cuando comienzan los días fríos y lluviosos para comenzar a florecer.


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