Fin de semana largo en Puerto Madryn: las ballenas ya brindan un espectáculo natural extraordinario
Avistarlas desde una embarcación o desde la costa es una experiencia única, que se renueva año a año.
Un salto de esos que no se olvidan. Hoy comienza la temporada de avistaje embarcado en Puerto Madryn. Foto: Maxi Jonas
Son todo un espectáculo, que ya comenzó y podrá disfrutarse hasta bien entrado diciembre. Pero la emoción se renueva cada año, cuando sus imponentes siluetas regresan a los Golfos de Chubut. Es que ellas, las ballenas francas, son las estrellas de la temporada invernal, y desde hace varios días están sorprendiendo a todos, al recortar sus colas contra el sereno horizonte de las playas de Puerto Madryn.
Los paseos embarcados se hacen desde Península Valdés, ubicada a 100 km de allí, pero las recién llegadas se pueden avistar desde cualquier punto de la costa, porque uno de los mayores encantos del destino es ver como los cetáceos se suman con naturalidad al paisaje, acompañando cada una de las postales que surgen del recorrido por la ciudad.
Por eso, tomarse un cafecito, almorzar en algunos de los paradores costeros o simplemente entregarse a una caminata junto al agua tienen ese ‘plus’ encantador. Es que, en cualquier momento, se puede ver un salto, o la aparición de una enorme cola manchando de negrura la limpidez del cielo, como claras señales de que esas gigantes del mar siguen allí, compartiendo con nosotros la belleza del lugar.
La inauguración formal de la temporada será este jueves 16, pero los enormes cetáceos, como se anticipó, ya están instaladísimos en la zona, así que proyectar cualquier escapada es híper recomendable, porque los avistajes estarán asegurados.
Cuánto cuestan los avisatajes embarcados
Este año la actividad embarcada saldrá, desde el 15/6 hasta el 31/8, $8400 para mayores y $4200 para menores.
La temporada, sin embargo, se extenderá hasta diciembre, aunque esa franja será más cara, porque, aunque no se anunciaron aún, los precios suelen tener un leve ajuste. Un dato para tener en cuenta, y aprovechar estos meses para gozar de los paseos a un costo menor.
Embarcarse, como siempre, es una aventura, porque permite ver a las ballenas en su medio y disfrutar de la experiencia con todos los sentidos (viajar con el viento en la cara, sentir el olor del mar y recibir en la piel chispitas de espuma a medida que se avanza entre el burbejeo de la sal). Todo esto mientras que los animales dan majestuosos saltos, e incluso pasan por debajo de la embarcación, logrando que todos palpiten cada segundo que demoran en atravesarla.
Pero el avistaje costero, sin embargo, también está lleno de magia. Sobre todo si se realiza desde El Doradillo, el Área Natural Protegida que está a solo 18 kilómetros del centro. Estas playas son muy especiales porque tienen tanta pendiente que, a metros de la orilla, se puede ver retozar a los cetáceos, ya que el lecho del mar es tan profundo que permite que ellas se manejen a sus anchas cerquita de la costa, algo que parece insólito debido a su enorme tamaño.
Por eso preparar el equipo de mate y sentarse en el canto rodado que cubre la arena a dejar pasar las horas es uno de los planes más encantadores, ya que las ballenas estarán allí, al alcance de la mano. Se podrán ver en grupo, avistar ejemplares solitarios e incluso alguna madre con su cría, a una distancia que no sólo permitirá apreciarlas al detalle, sino escucharlas.
De hecho, tener la posibilidad de oírlas respirar con tanta nitidez es un privilegio aún más grande que el de mirarlas. ¿El mejor ejercicio? Cerrar los ojos en cualquier punto de la costa, y dejarse invadir por la emoción gigante de sentirlas renovar el aire a metros de nosotros. Un imperdible que no tiene ningún costo, y será uno de los mejores recuerdos del viaje.
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