La temporada de ballenas en Las Grutas está por comenzar: «un encuentro más íntimo y cercano»
Del feriado de agosto hasta el de octubre, las aguas del Golfo San Matías se convierten en escenario privilegiado del avistaje.
El calendario turístico de la costa rionegrina se acomoda, cada año, a un fenómeno natural que maravilla a propios y extraños: el paso de las ballenas por el Golfo San Matías, frente a Las Grutas. Según datos recabados en los últimos quince años, el mejor momento para el avistaje de cetáceos en la región se extiende desde el feriado de agosto hasta el de octubre, y faltan solo unos días para que la temporada alta diga «¡largamos!»
“Hay muchas ballenas, está todo listo para la temporada alta”, aseguran desde Cota Cero, una de las operadoras habilitadas para realizar salidas al mar. Luego de unas vacaciones de invierno con bajo movimiento turístico, los prestadores tienen puestas sus expectativas en los próximos meses.
A diferencia de otros puntos de la Patagonia, como Península Valdés, donde los avistajes se realizan desde barcos grandes con decenas de pasajeros, en Las Grutas la experiencia es mucho más íntima y cercana.
Las salidas se hacen en botes semirrígidos con capacidad para apenas diez personas, acompañadas por un guía y el capitán. El mar, los animales y el silencio: el marco perfecto para una conexión profunda con la naturaleza.
El tipo de embarcación, liviana, maniobrable y de bajo impacto ambiental, permite una navegación respetuosa que no perturba el comportamiento de los animales. Así, es posible observarlos de cerca y sentir la inmensidad de una ballena franca austral que se desliza a escasos metros de la lancha, saluda con una aleta o exhala.
Aunque la presencia de ballenas es el gran atractivo, cada salida es una aventura abierta a la sorpresa. Delfines, lobos marinos, toninas overas y hasta orcas pueden aparecer. Las excursiones náuticas duran aproximadamente dos horas. Es importante llevar abrigo, el viento marino puede intensificarse y la temperatura baja considerablemente sobre el agua.
Las empresas que ofrecen paseos embarcados en la zona son: Atlántico Avistajes, Cota Cero, Mar Sub y Barracas Buceo, todas con base en Las Grutas, algunas en la tercera bajada otras en Piedras Coloradas y Rupestre, que opera desde el Puerto del Este.
Cuánto sale embarcarse y ver el mar desde lo profundo
- El precio aproximado de los avistajes embarcados en temporada alta es de $150.000 para adultos y los menores de 12 años tienen un descuento del 50%.
- Además muy cerca de la costa, el parque submarino de Las Grutas ofrece otra dimensión del espectáculo: barcos hundidos deliberadamente para convertirse en arrecifes artificiales, que se pueden recorrer por dentro y están llenos de vida y misterio.
- El buceo se practica todo el año. Aunque esté frío, en esta época hay mejores condiciones de visibilidad.
Excursiones de invierno en Las Grutas
A solo 60 kilómetros al oeste de Las Grutas se encuentra un infinito oasis de sal que conforma un maravilloso atractivo rodeado de misterio, leyendas y dioses tehuelches. Las Salinas del Gualicho son una de las más extensas del país, con 35 kilómetros de ancho y 18 de largo, y se consideran unas de las más importantes a nivel industrial en Sudamérica.
Al estar ubicadas a unos 70 metros bajo el nivel del mar, cuentan con un microclima sumamente particular que genera temperaturas agradables durante el día. Algunas de las empresas prestadoras de servicios turísticos cuentan con la posibilidad de recorrer el Museo de la Sal y las esculturas hechas de sal.
Y cuando cae la noche, el astroturismo se impone: pocos lugares ofrecen una bóveda celeste tan limpia y nítida. En las excursiones guiadas, los visitantes se recuestan bajo mantas y escuchan historias de estrellas.
Los olivares también tienen su momento. En algunas chacras se puede conocer el proceso de producción del aceite y degustar productos derivados, una experiencia que combina campo, sabor y tradición.
Las caminatas por la costanera de San Antonio Oeste, con su vista a la bahía y el histórico muelle Heleno Arcángel, suman un tono nostálgico y marinero a la estadía, y el Paseo Costero de Las Grutas invita a contemplar los balnearios vacíos, donde solo se escuchan las olas y alguna gaviota.
Para los que quieren conocer más, los museos locales aportan contexto: historia, geografía, vida marina y relatos de quienes hicieron patria en la costa. Hay un invierno que no necesita nieve para ser inolvidable. Está en el sur, junto al mar.
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