Las Grutas: una playa tranquila para amantes de la pesca y a pasos del centro

La Bajada 0 es un sitio diferente con ambiente familiar. Cuándo el mar sube, uno de los descansos de las escalinatas se convierte en el escenario perfecto para tirar el anzuelo.

Un balconcito ideal para los que adoran probar suerte con la caña, arena disponible para disfrutar a gusto y la practicidad de estar cerca del centro. Todo esto vuelve especial a la Bajada 0, un lugar ubicado sobre la costanera, muy cerquita de la primera bajada, que parece escondido de la afluencia masiva, pero conocen de memoria los pescadores.

Es que allí, cuándo el mar sube, uno de los descansos de las escalinatas se convierte en el escenario perfecto para tirar el anzuelo y esperar los buenos piques, que suelen darse durante todo el año, incluso en momentos como éste, en los que la gran presencia de gente parecería confabular contra la posibilidad de que los peces se acerquen.

Con marea baja se generan playitas rodeadas de rocas.

Pero no es así, por eso este rinconcito reúne a los amantes de la pesca, a las familias con niños pequeños y a los que buscan un poco de desconexión sin alejarse del ritmo de la peatonal.

El espacio, pese a estar enclavado en un sector donde reina la restinga (esa superficie rocosa que conforma el lecho marino) está rodeado de grandes porciones de arena. Incluso, por la diferencia de altura que existe en algunos puntos, se generan una suerte de playas rodeadas de roca, en las que se puede gozar del sol mientras los más chicos se divierten, bañándose en las lagunas que se forman a medida que crece el mar.

Cerca del centro, en la Bajada 0 la marea juega un rol preponderante. Cuando está alta es ideal para la pesca, cuando baja, quedan a la vista las rocas, con sus piletones y playitas.

Reina la desconexión sin alejarse del ritmo de la peatonal.

Hablando de niños, ellos también aprovechan más que nadie las piletas labradas en la restinga. Son unos piletones que se hicieron décadas atrás, cuando todavía no existía tanta conciencia ambiental. Luego se desaconsejó su construcción porque no conviene alterar la zona intermareal, pero lo cierto es que con marea baja muchos las eligen para seguir bañándose. Juntan el agua marina y, debido a sus diferentes profundidades, las pueden usar los que saben nadar y los que sólo chapotean.

Por la cercanía de esta playa con el centro, también es muy popular entre los residentes, que hacen una pausa entre sus actividades y bajan a la arena a renovarse y luego seguir a pleno con el ritmo cotidiano.
Otras bajadas cercanas, como La Rueda o la primera, cuentan con paradores que tienen servicios de restaurante, así que no hay necesidad de volver a la peatonal para re aprovisionarse. Si en medio del día de playa cualquiera busca darse un gustito, se puede trasladar a estos sectores cercanos para comer algo rico.

Un párrafo aparte merecen los atardeceres. Es que ese mismo balconcito que copan los pescadores es un imán para los buscadores de lugares únicos.

Desde allí la puesta del sol es mágica, y también la luz que colma de reflejos el mar al despuntar la mañana. Sólo hay que acercarse y acodarse en ese espacio para gozar de las mejores imágenes. O eternizarlas, si el que mira también es aficionado a la fotografía.

Tal vez por eso es un sector muy transitado durante las 24 horas. Desde temprano, lo eligen los que bajan a caminar y hacer deportes. Y, por las noches, se presta para las charlas a la luz de la luna, mientras detrás las luces de la ciudad titilan al ritmo vertiginoso de la temporada.


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