Así pescan estas truchas gigantes en el Limay Medio, meca de los pescadores en la Patagonia

A 170 km de Neuquén, este fin de semana el río recibirá a muchos pescadores que sueñan con las grandes marrones migratorias. Cañas y moscas: consejos de expertos guías y las recomendaciones para entrar navegando desde el embalse de El Chocón, que está mucho más bajo. La preocupación por lo difícil que es acceder a las costas.

La alegría de Diego Hernández por la gran trucha marrón que pescó en el Limay Medio, el río que corre entre Neuquén y Río Negro al norte de la Patagonia.

Por estos días, al guía Pablo Oscar Blasco no le alcanzan las horas. Es que entre los clientes, los amigos que caen al refugio en la desembocadura del Limay Medio en el embalse Ramos Mexía y su propia pasión por la pesca, se le complica para poder hacer todo. Para peor, o para mejor, es un abril con piques de truchas enormes, que se ponen cada vez mejores a medida que se acerca el final de la temporada, lo que ocurrirá el 31 de mayo. Las fotos y los videos circulan en las redes y para este fin de semana se espera un aluvión de pescadores. “Va a ser como una largada de lanchas”, bromea el instructor de pesca con mosca Matías Fernández Carro, que irá desde Cipolletti con sus amigos.

“No solo es uno de los principales pesqueros de la Patagonia, también pelea en el ranking a nivel mundial, por la cantidad y el tamaño de sus truchas silvestres y por el nivel de combatividad”, explica.
Los dos guías coinciden en el diagnóstico: que el lago de El Chocón haya estado alto después de tantos años de sequía fue clave para que esta sea una gran temporada. ¿Cómo estará el clima este fin de semana? El pronóstico indica una temperatura máxima de 17°C hoy y de 14°C mañana, con mínimas de 7°C y 8°C en cada caso.


El mejor lugar para ir a pescar


El río corre entre Neuquén y Río Negro al norte de la Patagonia y es el mejor lugar para ir a probar suerte cerca del Alto Valle.


Son 170 kilómetros hasta la desembocadura del Limay Medio en el embalse Ramos Mexía que generó la construcción de la central hidroeléctrica de El Chocón que comenzó a operar en 1973.

Esa muralla de 86 metros de altura contiene el agua cristalina que baja desde la naciente en el lago Nahuel Huapi a 20 km de Bariloche y a 790 msnm, con un desnivel aproximado de 500 metros. En ese recorrido, otras tres represas aprovechan antes la potencia del río para generar energía aunque hayan alterado su curso: Alicurá, Piedra del Águila y Pichi Picún Leufú.

El cauce del Limay, al chocar con la muralla de la cuarta represa, generó un delta con brazos y correderas que atrae a los pescadores con sus grandes truchas marrones migratorias que remontan el Limay desde el lago en marzo y abril y mayo para buscar el lugar de reproducción.

Ese es el lugar donde pesca Pablo, que aprendió de su padre los secretos sobre ese apasionante mundo de cañas y moscas y se los enseña a su hija.

Acompañaba a su papá y sus amigos en las salidas con los botes para explorar ese delta que había cambiado las reglas del juego pero a la vez tenía tantas truchas para ofrecer. Observó, escuchó, aprendió.

Salió a hacer su propio camino y hoy es uno de los pescadores más respetados por sus pares, el mejor elogio que se puede tener. Con sus compañeros de aventuras, siempre andan detrás de las truchas marrones con las que sueña todo pescador de ley al apoyar la cabeza en la almohada. Como las dos gigantes de los últimos días.


“Mirá lo que es eso”


Durante los días de lluvia de la semana pasada y con los vientos del este las enormes truchas empezaron a remontar el río, cuenta Pablo. ¿Qué equipo recomienda para estos días? “Los que usamos usualmente son de cañas número 6 al 8 con líneas de hundimiento. Y con moscas de color oscuro que suelen dar más resultados. Después tenemos muchas variedades como imitaciones de peces y crustáceo”, detalla. “Lo ideal es imitar lo que están comiendo o irritarlas con patrones similares”, agrega. Y continúa con el relato: se aproximaba la trucha más grande de la temporada.

La gran trucha marrón que pescó Pablo Oscar Blasco, hasta ahora la más grande de la temporada, con 76 cm de largo y 44 de circunferencia.

Gigantes


“Una primer trucha picó, sacó mucha línea y no hubo caso, pensé que la había enganchado mal… Con el segundo pique, unos diez minutos después y 50 metros más abajo, la trucha se comportó de la misma forma: mucha corrida y al final se estacionó al borde del veril. Por suerte salió este macho migratorio de 76 centímetros de largo por 44 centímetros de circunferencia”, cuenta. Y agrega que esa trucha, por los abrazos y las risas con los amigos, se festejó como un gol de Messi en el Mundial.

“Después, como decimos acá, siempre al agua: la recuperación y devolución de la trucha fue lo mejor”, afirma.


Pero los festejos no terminaron ahí, porque Diego Hernández pescó otra trucha macho descomunal. “Fue una marrón de 71 centímetros de largo por 42 centímetros para cerrar una tarde lluviosa y ventosa, pero hermosa”, dice Pablo.


Diego es parte del grupo Limay Medio Desembocadura (LMD), integrado por amigos del Alto Valle, pescadores de Cipolletti, Neuquén, Centenario y Roca, entre otras ciudades del norte de la Patagonia. Juntos armaron el refugio con Pablo e instalaron los carpones donde hay catres.

Diego y la descomunal trucha que pescó.


La sonrisa de Diego era enorme cuando pescó esa gran trucha. “Mirá lo que es esto”, decía mientras la devolvía y los compañeros lo felicitaban. “Siempre al agua”, repitió mientras la veía alejarse.
“Por esos días, lo más frecuente es pescar truchas machos. Porque son las que suelen subir primero el río para encontrar lugar y luego de a poco se van metiendo las hembras”, explica el guía.


El grupo de amigos y la visita del Chapu Nocioni


La temporada pasada se propuso llevar un registro de las medidas de las truchas que pescan con toda la banda de LMD, por eso tienen los datos de las más grandes. Hasta allí suelen llegar visitantes desde varias zonas del país, atraídos por las truchas, por la onda del grupo, la palabra justa de Pablo para tirar un tip o un consejo en el momento indicado, el ritmo cumbiero de la noche, el asadito, las anécdotas.

Ahí, por ejemplo, estuvo el Chapu Nocioni, alma de la Generación Dorada el año pasado y les dejó firmada una bandera argentina. Durante el día, salen a pescar entre los sauces, vadean ese río de aguas cristalinas exploran los brazos, se maravillan con el galope de los caballos y el vuelo de las avutardas, agradecen estar ahí.


Recomendaciones


Pablo aconseja no salir nunca a pescar sin chequear en la AIC los caudales salientes programados de la represa Pichi Picún Leufú aguas arriba y siempre aconseja a los pescadores que lo hagan.
“Una erogación fuerte puede cambiar el panorama en segundos y sorprenderte pescando en un isla o en un brazo que después es difícil volver, perdés las referencias, por ejemplo las piedras que viste antes ya no están”, explica. “A veces suena la sirena que anuncia esa erogación, a veces no. Lo mejor es siempre prevenir”, agrega.


Pero estar ahí no es fácil, porque cada vez es más complicado llegar a las costas para los pescadores, que para acceder deben pagar en dos campings del lado neuquino o a los dueños de los campos del lado rionegrino. En cambió, esta temporada el guía notó algo alentador: hay más presencia de guardafaunas y multas y secuestros de equipos a quienes no respetan el reglamento. Como recuerda Pablo, la devolución de las truchas es obligatoria.


Mientras tanto, el instructor Matías Fernández Carro dice que es necesario navegar con extrema cautela desde el lago hacia el río. “El embalse bajó mucho de nivel y el riesgo es romper la hélice y dañar el bote. Hay que ir despacio y mirar bien”, dice. Y pide: “Llevense la basura, dejen el lugar como les gustaría encontrarlo”. Respetar el reglamento, cuidar la naturaleza, tomar precauciones. No es mucho pedir. Después de todo, el premio es el que dice Pablo: “Es la época que esperamos, la que deseamos. Sabemos que podemos pescar las truchas que soñamos”.


¿Por qué es tan difícil acceder a las costas del Limay Medio para pescar?

* Entre los pescadores hay preocupación por lo difícil que les resulta acceder a los 95 km de costas de los tres brazos del Limay Medio. Son muchos quienes levantan su queja por los problemas que enfrentan para entrar.

* Del lado neuquino se puede pescar en el puente de Pichi Picún Leufú o hay que pagar en dos campings por el acceso, una única vez, no importa la cantidad de días. Se trata de Fortín Nogueira del lado de la represa y Media Luna del lado de la desembocadura, donde la tarifa actual es de cinco mil pesos, aunque hay quienes valoran la atención del Negrín Figueroa, a cargo del lugar. Y que hay bajada para lanchas y que se puede salir navegando desde ahí, porque el brazo está alto, cuenta el instructor Matías Fernández Carro.

* “Y del lado rionegrino, entrando desde Cerro Policía o Naupa Huen, hay que pagar en los campos, depende de lo que cobre cada uno. También se puede entrar en lancha remontando desde El Chocón, pero hay que tener una y saber usarla con caudales bajos y alto. Los pescadores tenemos que conseguir que haya más accesos del lado de Neuquén», agrega.


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