Los torpedos del Limay Medio: así pescaron estas truchas gigantes en una joya de la Patagonia
Dos semanas atrás, el guía Pablo Oscar Blasco nos contaba que se venía la época de las grandes marrones en el río que corre entre Neuquén y Río Negro al norte de la Patagonia. Después se fue a pescar. Mirá cómo le fue...
Empezó la época más linda para los pescadores deportivos, la de las grandes truchas que esperan todo el año. Y nada mejor que los consejos de un experto guía como Pablo Oscar Blasco para ir al Limay Medio, el tramo del río que corre entre Neuquén y Río Negro y es uno de los mejores escenarios para los fanáticos de la caña del Alto Valle. Por su cercanía (unos 170 km a la desembocadura del río en el embalse Ramos Mexía de El Chocón) y por el gran porte de los peces. La semana pasada Pablo nos contaba que se venían las truchas gigantes. Veamos que pasó cuando fueron a pescarlas.
«Se vuelven locos con estas truchas»
«Arrancó abril y aparecieron las grandes marrones del Limay. Desde la naciente del río en el lago Nahuel Huapi en Bariloche hasta la desembocadura en el lago Ramos Mexía en El Chocón, podemos pescar uno de estos hermosos ejemplares», dice Pablo.
«Los pescadores se vuelven locos con estas truchas, no lo pueden creer», agrega.
«Hay que recordar que es una época de fresa (apareamiento). Las truchas empiezan a subir o bajar del embalse de en El Chocón para meterse en el del Limay Medio, el tramo del río de unos 95 km que va desde la represa de Pichi Picún Leufú hasta el Ramos Mexía», dice el guía.
El delta de la desembocadura
En esa desembocadura, la represa generó un delta con brazos y sus correderas que es donde va a pescar Pablo con sus amigos del grupo Limay Medio Desembocadura (LMD), juntos fueron construyendo paso a paso el refugio donde hacer base para las aventuras. Desde allí también sale a pescar con sus clientes.
«Por esos días, lo más frecuente es pescar truchas machos. Porque son las que suelen subir primero el río para encontrar lugar y luego de a poco se van metiendo las hembras», explica el guía.
«Podemos pescar ejemplares muy grandes. En estos días unas truchas de tres kilos son un trofeo hermoso para los que se dedican a buscar y pescar truchas marrones», dice. «Aunque en realidad, el pescador deportivo con cualquier pieza que pesque es feliz», continúa.
«Respetar la devolución obligatoria de las truchas»
«Recuerden que no podemos sacrificar ningún tipo de salmónidos en el Limay», señala el guía. Y agrega que afortunadamente cada vez hay más controles en el río y un nuevo puesto con dos guardafaunas. Quienes no cumplan con el Reglamento de Pesca se exponen a multas y el secuestro de los equipos.
Equipo recomendado: cañas, líneas y moscas
¿Qué equipo recomienda para estos días? «Los que usamos usualmente son de cañas número 6 al 8 con líneas de hundimiento. Y con moscas de color oscuro que suelen dar más resultados. Después tenemos muchas variedades como imitaciones de peces y crustáceo», detalla.
«Los pescadores deportivos cada vez son más y más mosqueros. Y así como te decía que se vuelven locos por lo que que pescan acá, saben que el Limay es único por las truchas que tiene. Se puede sacar una así por día, pero es como una adicción, se transforma la cabeza. Quieren otra y otra trucha y más grande. Es cuestión de suerte. Y de saberlas pescar también. Con el eclipse se vieron menos. Ya volverán».
El registro de pesca
Todos los años, el guía y sus colegas y amigos del grupo Limay Medio Desembocadura llevan un prolijo registro de las truchas de mayor longitud que pescan.
“En abril del 2023 en la desembocadura del Limay Medio anotamos 48 truchas de más de 60 cm de largo. La más grande fue de 78 cm y pesó seis kilos. Y en mayo capturamos 51 truchas durante todo el mes”, señala.
Consejos
Estas son las claves que comparte Pablo: “Leer el río para saber dónde intentar. Paciencia. Meterle horas, el gran profesor que no se compara con nada. Moscas grandes. Líneas pesadas que permitan distintos estilos en la superficie y en la profundidad, como tirar y stripear (traes con la mano la línea), tirar y derivar, tirar y dejar hundir”-
Esos tres movimientos son los primeros que hace, hacia la orilla y el medio del río. Eso es leerlo para detectar dónde están comiendo las truchas y con ese dato elegir el lugar y el plan, que tiene un detalle fundamental: saber hacer un tiro largo para llegar hasta los canales que se forman en medio del río, explica. Entre otros temas, hay que tener en cuenta las erogaciones de la presa Pichi Picún Leufú: todo puede cambiar en horas y entonces hay que repensar la estrategia.
La trucha que no olvidará
Una de las jornadas de pesca que más recuerda fue aquella vez que en la última corredera picó una marrón residente de 6,5 kilos y 88 centímetros, con 18 minutos de pelea en un brazo del río.
Fue un día en que volvía con su amigo Diego con el motor roto y se detenían en cada corredera para probar una vez. Y en la última, cuando ya se iban, picó la gigante. Así son la historias de pesca: lo inesperado puede suceder en cualquier momento.
Con el tiempo aprendió que hay pescadores de toda clase: los que buscan la trucha más grande, los que van por muchos piques de arcoíris, los de los pejerreyes o las percas. Por lo general, como guía siempre lo buscan por los trofeos mayores, las marrones gigantes. “¿Cómo reaccionan? Y, se vuelven locos”, repite.
“El momento de la foto tiene que ser corto para que vuelvan al agua rápido”, agrega. Pero también puede pasar que en el grupo LMD alguien active con un “vamos a buscar una grande” y se arme rápido la salida desde el Alto Valle. Y le puede suceder lo que todos buscan: un buen pique. “Entonces el que se vuelve loco soy yo. Porque esta es una pasión que uno lleva adentro”, dice y se despide para planificar la próxima salida ahora que el eclipse ya es un recuerdo.
Empezó la época más linda para los pescadores deportivos, la de las grandes truchas que esperan todo el año. Y nada mejor que los consejos de un experto guía como Pablo Oscar Blasco para ir al Limay Medio, el tramo del río que corre entre Neuquén y Río Negro y es uno de los mejores escenarios para los fanáticos de la caña del Alto Valle. Por su cercanía (unos 170 km a la desembocadura del río en el embalse Ramos Mexía de El Chocón) y por el gran porte de los peces. La semana pasada Pablo nos contaba que se venían las truchas gigantes. Veamos que pasó cuando fueron a pescarlas.
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