Monaldi: «En Texas hay un interés gigantesco por Vaca Muerta»

El director del Programa de Energía para América Latina en el Centro de Estudios Energéticos del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice, Francisco Monaldi, analizó cómo ven hoy las oportunidades de inversión en el shale argentino, sus obstáculos y el potencial del GNL.

El cambio de gobierno en Argentina, la reducción de la inflación y las políticas impulsadas a través de la denominada Ley Ómnibus son seguidas de cerca desde Texas, en los Estados Unidos, la meca de los hidrocarburos no convencionales y desde donde un experto asegura que no solo hay un interés gigantesco por Vaca Muerta, sino que la roca generadora de la Cuenca Neuquina tiene condiciones únicas en el mundo.

El especialista en cuestión es Francisco Monaldi, el director del Programa de Energía para América Latina en el Centro de Estudios Energéticos del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice, con sede en Houston, Texas. Desde allí Monaldi analizó cómo ven hoy las oportunidades de inversión de Vaca Muerta, sus obstáculos y el potencial para poder concretar el gran proyecto de hacer del país un exportador de gas natural licuado (GNL).

P- ¿Cómo ven desde Estados Unidos el potencial de Vaca Muerta?

R- Desde la perspectiva de una ciudad como Houston, Vaca Muerta luce como un desarrollo importantísimo y la razón fundamental es que no hay otras oportunidades en el mundo de aplicar las tecnologías y los conocimientos que se desarrollaron en Estados Unidos, sobre todo en el Estado de Texas, en esa magnitud sino en la Argentina.

Hay algunas otras oportunidades pero muchas están cerradas por diversas razones, ya sean políticas como en Rusia, ya sea por problemas del tipo de geología o la falta de agua como en China. Entonces es una oportunidad que se ve muy atractiva y obviamente desde la perspectiva de Houston y de Texas hay un interés gigantesco por Vaca Muerta y los obstáculos para ello nunca han tenido que ver ni con la calidad del recurso, ni con el recurso humano, sino con temas de política económica, inestabilidad macroeconómica, preocupación sobre las reglas del juego o la oportunidad de sacar el dinero. Este tipo de cosas son las incertidumbres que uno siempre escucha desde Estados Unidos.

Monaldi es el director del Programa de Energía para América Latina en el Centro de Estudios Energéticos del Instituto Baker de Políticas Públicas de la Universidad de Rice.

P- ¿Cambió el clima de inversiones en Estados Unidos de cara a Vaca Muerta con la llegada a la presidencia de Javier Milei?

R- Por un lado hay una expectativa positiva en el sentido de que las políticas por ejemplo en el tema de repatriación de capitales, apuntan en una dirección diferente, al menos el gobierno tiene la decisión de trabajar en una dirección diferente. Y por otro lado, está la preocupación de, si políticamente, estas políticas van a ser viables por las dificultades en la aprobación de leyes en el Congreso.

Yo diría que hay un cauteloso optimismo en el sentido de que las cosas avancen hacia una situación en la que sea mucho más fácil y que se abran muchas más oportunidades para invertir.

El único ruido o incertidumbre es que, como buena parte del desarrollo se ha hecho siempre en sociedad con YPF, hay cierta preocupación o dudas sobre qué va a pasar con el destino de YPF. Porque se ven muchas oportunidades, pero por otro lado no quisieran que pase algo que les mueva la película de manera diferente.

Esto es en parte por el tema del juicio por la expropiación de YPF y parte porque al principio no había claridad sobre qué es lo que Milei quería hacer con YPF. Y los mercados siempre se angustian cuando no tienen claridad, de cómo van a ser los contratos: si va a ser una empresa privada, porque al principio el presidente habló de privatizarla y ahora de vender una serie de activos. Hay oportunidades pero también hay incertidumbre.

P- ¿Qué necesita hacer Vaca Muerta para tener un nivel de desarrollo en una escala como el shale de Estados Unidos?

R- Hay muchos factores. Algunos tardan tiempo y son difíciles de crear como la industria de servicios colosal que hay aquí en Houston, el número de taladros, los diversos proveedores de todos los servicios es algo que toma mucho tiempo replicar.

Pero hay una serie de elementos que se ven atractivos. Por ejemplo la naturaleza del shale permite que incluso en un país con cierta inestabilidad macroeconómica uno pueda invertir modularmente, invierte un poco y ve cómo salen las cosas, y eso es una ventaja.

Pero, por otro lado, lo que desde Estados Unidos se ve es la limitación para crecer en la escala gigantesca que pudieran tener aquí en Texas por ejemplo, que es la infraestructura. Ahora se desarrolló el Gasoducto Néstor Kirchner (GPNK) pero se requiere mucha más infraestructura para la exportación de GNL, y es una preocupación porque son inversiones muy grandes que o las hace el Estado o los privados. Pero para que las hagan los privados hay que generar credibilidad de políticas públicas de largo plazo y el consenso político.

Una cosa interesante de Argentina es que, a diferencia de otros países, la mayoría de los actores políticos están a favor del desarrollo de Vaca Muerta. El tema no es entonces estar de acuerdo, sino cómo institucionalmente se crean las garantías para que los inversionistas sientan que pueden hacer una inversión de 30 años en un negocio petrolero que ya tiene sus propias incertidumbres, como el precio o la transición energética, pero sin que se le agreguen otras incertidumbres en la parte política y macroeconómica.

P- En Estados Unidos la actual administración no autorizó el desarrollo de nuevos proyectos de exportación de gas natural licuado (GNL). ¿Esto es una oportunidad para Argentina?

R- Podría llegar a serlo. Esto es una política reciente, porque al principio se había favorecido la exportación de GNL. Argentina lleva teniendo una ventana de oportunidades grande que se hizo mucho más grande con la crisis de Ucrania y Europa, y esto puede favorecerle.

Depende un poco de quién gane la próxima elección en los Estados Unidos, que no está claro. Si llega (Donald) Trump, que es un gobierno más pro hidrocarburos que (Joe) Biden, podría aprobarlos de nuevo.

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