Absolución por muerte en Guerrico
El encargado de una chacra baleó a un violento sujeto. Lo benefició la duda.
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ROCA.- Por el beneficio de la duda resultó absuelto un hombre de Guerrico que llegó a juicio acusado de matar a otro en una chacra de la calle rural Nº 8. Los jueces sólo condenaron a Luis Emilio Belmar a dos años de prisión en suspenso e inhabilitación de cuatro años para tener y portar armas de fuego, por el delito de “tenencia ilegal de arma de guerra”.
La acusación original le imputaba al hombre un “homicidio con exceso en la legítima defensa” pero en el juicio oral ante la Cámara Primera de Roca la fiscal Teresa Giuffrida pidió que lo condenen a 11 años por “homicidio simple”, sin atenuantes. Ninguno de los dos criterios fue compartido por los jueces Carlos Gauna Kroeger, Emilio Stadler y Daniel Tobares, quienes absolvieron de culpa y cargo al acusado por la muerte de Ariel Fabián Naupa.
Surge del expediente que en la madrugada del 8 de abril de 2012, en la chacra Nº 80, Belmar -el encargado- mató a Naupa de un disparo de escopeta efectuado casi a quemarropa. Esa noche en el galpón de la chacra se festejaba el cumpleaños de un peón y apareció Naupa sin estar invitado. Según la requisitoria de juicio, éste comenzó a beber y a comer mientras “conversaba prepontentemente, insultaba, renegaba, amedrentaba a los presentes y agredía verbalmente al dueño de la chacra”. Incluso “se acercó a quién cumplía años y le dijo ‘te voy a matar chileno de mierda’”, amenazando de igual modo a Belmar y a los demás. Luego Naupa se retiró y a los pocos minutos regresó con un cuchillo para reiterar su invitación “a pelear”. El hombre salió hacia el ingreso de la chacra y detrás suyo fue Belmar con su escopeta. Cerca de la tranquera los hombres se cruzaron y Naupa terminó muerto. Según dijo el acusado, el tiro fue accidental, durante un forcejeo por el arma, por eso el defensor Carlos Alberto Martínez pidió la absolución.
El voto rector del juez Stadler, finalmente, estableció que el disparo “no se produjo por el sólo hecho de que Belmar saliera y se dirigiera a la tranquera portando el arma, sino por la propia conducta asumida por la víctima, acometiendo a Belmar a punta de cuchillo, tomando el arma del caño e iniciando el forcejeo que concluyó con el disparo mortal”. (Redacción central)
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