Análisis: sin Weretilneck en la campaña, el triunfo tiene un solo dueño
Gennuso ganó las elecciones en Bariloche. Foto: Marcelo Martinez
El triunfo que le dio la reelección a Gustavo Gennuso es muy diferente del que lo puso en la intendencia de la ciudad con más electores de Río Negro, hace cuatro años.
En 2015 sólo un necio, que los hubo, podía no reconocer que el gobernador Alberto Weretilneck había sido el padrino del éxito, al tercer intento, de Gennuso. Pero anoche el intendente festejó sin Weretilneck y sin Arabela Carreras, la gobernadora electa, que guarda reposo por la fisura de una costilla.
Gennuso es el único ganador de esta elección. Y es posible que a partir de mañana comience a reprochar, primero en voz baja, lo solo que lo dejaron en la campaña. Con todo, su principal competidor, el neoperonista Daniel Natapof, hizo igual de solo su campaña, y a pulmón. Ni siquiera el video de apoyo que le regaló Alberto Fernández pudo revertir la tendencia.
El intendente reelecto no tiene el carisma de Weretilneck y arrastra el peso de cuatro años de un gobierno con problemas de gestión: desde el desastre compartido con la Provincia de la obra de la calle Mitre (que este mes arranca de nuevo) hasta el irresuelto problema del basural. Cargó además con el costo de la prórroga anticipada de la concesión del cerro Catedral a la familia Trappa, que por estas horas debe estar festejando que se queda con el negocio hasta 2056.
Para llegar hasta acá, tuvo que cambiar de equipo (la salida de Chamatrópulos y la llegada de Barberis en la jefatura de Gabinete fueron clave), incorporó modales de una política más tradicional y frenó a tiempo una campaña sucia contra Natapof.
Gennuso acaba de ganarse un espacio en la política barilochense moderna. No son muchos los que pueden mostrar ese pergamino.
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