Quiroga en el aniversario de Neuquén: “Aprendí mucho de este proyecto de gobierno”

El intendente de la capital dejará el sillón luego de 16 años no continuados de administrar la capital. Se va satisfecho con su trabajo y con la impronta que deja en el espacio público.

El 10 de diciembre a las 18 en punto el despacho principal de Roca y avenida Argentina cambiará de dueño. El intendente Horacio Quiroga le entregará el mando de la ciudad a quien resulte ganador en las elecciones del 22 de este mes.

Después de 16 años cerrará la puerta de la oficina del segundo piso para ponerle fin a un ciclo al que bautizaría “el ciclo de la transformación, de la obra pública y de las cuentas en orden”.

Cuando asumió por primera vez el 10 de diciembre de 1999, Quiroga cumplía su sueño: ser intendente de la capital. Pero al mismo tiempo se convertía en un “intendente que no podía pagar los sueldos ni levantar la basura”. “Empecé a mirar cuál era la puerta de salida”, recordó. Con un Municipio endeudado era muy difícil pagar los aguinaldos de los municipales y dos meses después la empresa que prestaba el servicio de recolección, Garbo Sur, presentó la quiebra.

Pero yo tenía más ganas que ideas, más sueños que proyectos ejecutivos. Y aprendí mucho de este proyecto. La empresa era grande, había que transformar un pueblo grande de una gran ciudad”, agregó el jefe comunal.

Una de las improntas de su gestión es la obra pública. La terminal de ómnibus en el oeste, el Museo Nacional de Bellas Artes, las calles del Parque Central, la Plaza de las Banderas y el Paseo de la Costa. Luego vendrían otras gestiones, segunda, tercera y cuarta, y con ellas el Paseo Costero, el corredor Doctor Ramón-Leloir, el nuevo edificio de la Municipalidad en el oeste, el Metrobús y otras tantas.

Tenía la certeza de que era necesario transformar la capital neuquina, sabía qué debía hacer y ensayó el cómo. Estaba convencido de que había que empezar por el contorno de la ciudad, los ingresos, las circunvalaciones y las avenidas de comunicación. Luego sería el momento de empezar a resolver “bien y casi científicamente” cómo se iba desarrollar por dentro. Y así lo hizo aún cuando llovieron las críticas, los recursos de amparo, las marchas y las presentaciones judiciales.

Quiroga comparó la manera en que se encaraba la obra pública en dos primeros mandatos y cómo es ahora. “Ahora hay simuladores que te calculan todo, viabilidad y margen de errores. Antes era todo intuición. Yo me levantaba a la mañana y decía: hay que ir para allá. Tuve que encarar transformaciones a las que le pusieron muchos obstáculos porque me era muy difícil poder explicarlos, pero fueron obras que transformaron la ciudad”, comentó.

Pero al intendente no le molestan las críticas y no le molestaron nunca, confesó, aunque sí reconoce que le significaron un desgaste importante en su vida.

Al mirar hacia atrás, a 92 días de entregar el mando, Quiroga se siente satisfecho con los resultados obtenidos en su gestión, pero confiesa que extrañará mucho levantarse al alba para entrar a su despacho todos los días puntualmente a las 7, apretar el play para que suene música clásica y recibir a su secretaria con la agenda del día.

Sentado a la mesa de reuniones de su despacho y con mate en mano, el cuatro veces intendente de la ciudad se tomó unos minutos para reflexionar sobre tantos años y en confianza aseguró que se arrepiente de haber vivido tan apurado, tanto en su vida personal como en la gestión.

El dato

31.9%
es la relación que tiene la partida sueldos sobre el presupuesto general de la ciudad capital.

“Cuando vivís apurado no disfrutás nada. No terminás una cosa que ya estás empezando otra y otra. Tengo tantos años en la actividad pública que me cuesta separar mi vida personal de la pública. De hecho los últimos 30 años han sido una agenda. No me arrepiento de nada pero creo que debería haberlo hecho más despacio”, aseguró. Ahora disfruta pensando que a partir de diciembre tendrá más tiempo para pasar momentos con sus nietos.

Quiroga hizo todo lo que proyectó hacer en la ciudad, pero luego de tres intentos fallidos no pudo llegar a ser gobernador de Neuquén. Consultado si quedará como una cuenta pendiente, el jefe comunal reflexionó “antes pasaban las cosas de vez en cuando. Si pasaban las cosas de vez en cuando, en una de esas la embocabas. Yen ese orden de ideas podrí seguir siendo candidato a gobernador si vivía 123 años, hasta los 122 seguro. Ahora es distinto porque pasan muchas cosas a cada rato. Yen esto hay que pensar en gente que tiene una forma distinta de analiza y resolver problemas. Yo ya cumplí mi sueño de ser intendente y encima lo fui cuatro veces”.

Cuando se le preguntó qué pensamiento se le vendría a la cabeza en el momento de cruzar por última vez como intendente el umbral de su despacho dijo: “En Neuquén hicimos cosas útiles que además son lindas”.

Lo incorrecto es decir lo que uno no siente, porque eso convierte a la política en una expresión cínica e hipócrita».

El actual jefe comunal sin filtros.

El intendente Horacio Quiroga dejó para quien lo suceda en el gobierno municipal, consejos y las cuentas en orden.
“Le dejo deuda cero y activos financieros por dos mil millones de pesos. Les dejo también una relación de sueldo con respecto al presupuesto del 31.9%, una de las más bajas del país, obras en ejecución y la visión de una ciudad de un millón de habitantes”.
Quiroga agregó “le dejo un ritmo que no van a poder aminorarlo, no van a poder bajar el acelerador y lo que es peor no van a poder meter el freno de mano porque se les va a armar un lío muy grande”.
Y con la picardía que lo caracteriza finalizó con un consejo: “Hay que gobernar con firmeza porque si no te llevan puesto y llevarte puesto es destrozarte el presupuesto”.

Tuve que encarar transformaciones a las que le pusieron muchos obstáculos porque me eran difíciles de explicar».

Quiroga con relación a la cuestionada obra pública.

Cuando lo propuso le llovieron las críticas, pero aún hoy el intendente Horacio Quiroga insiste en que es necesario refundar la ciudad de la Confluencia, “que si no existieran los límites provinciales tendríamos que pensarla junto con Cipolletti”.
“Pero como esto no es posible por nuestro régimen federal, por lo menos sería necesario refundar la ciudad de la Confluencia involucrando en una misma jurisdicción a Neuquén, Centenario yPlottier”, sostuvo.
El objetivo que persigue su propuesta es optimizar el recurso más difícil de administrar el espacio territorial.
“La plata la administra cualquiera, los recursos humanos los administra cualquiera, las máquinas las administra cualquiera. Pero el espacio, eso sí que no lo puede administrar cualquiera.Hoy planificar en escala la ciudad de la Confluencia creo que puede ser una gran oportunidad de desarrollo”, sostuvo.
En este sentido en su gestión inició la regionalización del servicio de recolección y disposición final de los residuos domicialiarios, en conjunto con esas ciudades.


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