La humanidad de los demás

Carta de Lector

Por Carta de lector

La variante que vamos a exponer ahora consiste en visualizar la humanidad de los demás (de los amigos, de los familiares, de los desconocidos). No son un nuevo nombre a un único rasgo (”Mi tía Marta es la que no calla!”, “Ese mendigo está hecho un asco.”), sino que son multidimensionales, están formadas por toda serie de factores, lo mismo que usted.

Son madres y padres, hijos y seres queridos. Da igual su nacionalidad, o que aseguren ser su enemigo.

Son personas que experimentan alegría, amor, miedo, ansiedad, desesperación, pena, igual que usted y que yo.

Un día fueron niños y reían y jugaban a la pelota, con sus muñecas, con animales de compañía, con juegos… cuando eran confiados.

Busco que los lectores visualicen como niños a sus enemigos, a la gente que odian o con la que están enfadados. Y eso es solo el principio…

Hay que verles como jóvenes amantes, como padres, como gente que ha ganado y ha perdido, que ha experimentado nacimientos y muertes, victorias y tragedias.

Hay que ver bien los detalles. Hay que pormenorizar. Y entonces ya no se los ve como un grupo, sino como individuos que han pasado por todo lo que hemos pasado nosotros.

Resulta fácil odiar a un grupo, ya que los grupos no tienen cualidades individuales. Si sigue este ejercicio, dejará de lado el odio, ya que resulta más difícil odiar a personas con cara y ojos, e imposible odiar a las almas.

Yo sentí compasión por esos ladrones nocturnos, las personas a las que tenía que odiar. Me di cuenta de que tenían alma, un alma que era la mía.

La compasión y la empatía no se aprenden de un día para otro.

Las lecciones vitales no son sencillas. En nuestro ascenso hacia la vida eterna debe entrar en juego otro factor: la paciencia.

Alberto Félix Suertegaray

DNI 14.169.481

GENERAL ROCA


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