Estudian a las supernovas más abundantes del Universo

Una científica de la Universidad Nacional de Río Negro participó en una colaboración internacional con telescopios en Chile

“Las supernovas son eventos muy luminosos que ocurren en el universo, incluso a veces más luminosos que las galaxias donde habitan”, contó la astrónoma de la Universidad Nacional de Río Negro, Mariana Orellana. “Permiten tender una conexión muy interesante entre distintas escalas: un interior de una estrella que colapsa hacia las mayores densidades posibles mientras que las capas externas se desparraman a gran velocidad en el medio interestelar”, agregó.

La astrónoma acaba de publicar junto con un equipo de científicos de otras instituciones de la Argentina, Estados Unidos, Chile, Japón, Portugal, entre otros países, una serie de tres trabajos claves sobre un tipo de supernovas en la revista Astronomy & Astrophysics.

“Las supernovas permiten acceder a estudiar lo que ocurrió antes en el interior estelar. Hay aspectos que aún no se conocen del todo bien y por eso una gran comunidad de astrónomos investigan desde lo más teórico y otros observan atentos para descubrir y registrar la evolución de nuevas supernovas con todas las técnicas disponibles”, señaló la doctora Orellana en diálogo con RIO NEGRO.

En la actualidad, Orellana trabaja en el Centro Interdisciplinario de Telecomunicaciones, Electrónica, Computación y Ciencia Aplicada (CITECCA), de la Sede Andina de la UNRN.

Dentro de ese Centro, “hemos propuesto con mis colegas formar un laboratorio más específico, y estamos a la espera de que avance el trámite”, comentó. Orellana también es docente en materias de ingeniería en esa universidad.

“Desde que tengo memoria me llamó la atención el cielo. Conté con el incentivo en casa y pude enterarme de qué se trata la astronomía. Afortunadamente tuve apoyo para poder seguir una carrera profesional es este área. Gracias a la apuesta en ciencia que hace el país puedo trabajar una buena parte del tiempo en lo que más me gusta, y en el lugar que amo. Esto último requirió generar el espacio con trabajo y golpeando puertas”, precisó. Orellana contó cómo se hicieron los trabajos en la colaboración internacional.

“Nuestro equipo trabajó sobre una gran cantidad de observaciones de excelente calidad, que fueron procesadas de manera uniforme. Dio lugar a la mejor y mayor base de datos en su tipo hasta el momento: 74 supernovas que pertenecen a una clase que se conoce como tipo II (dos). Esas supernovas representan la muerte de estrellas que conservan alguna cantidad de hidrógeno al momento de explotar”, detalló.

En cada caso, “estudiamos la curva de luz, que es la cantidad de luz en función del tiempo, y se cuenta también con datos espectrales que brindan información sobre la composición química y velocidad del material expulsado”, detalló. El proyecto internacional “Carnegie Supernova Project-I” recopiló esos datos utilizando generalmente telescopios ubicados en Chile.

“Quiero destacar la visión y el compromiso de la doctora Melina Bersten del Instituto de Astrofísica de La Plata. Fue la desarrolladora del código que aplicó el Lic. Laureano Martínez, quien encabezó las investigaciones como parte de su tesis doctoral.

“Los estudios -aclaró la investigadora- nos permitieron obtener varias características de las estrellas antes de la explosión así como otras cantidades físicas para cada supernova”.


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