Qué tan peligroso puede ser el éxito de las especies invasoras

Científicos de Bariloche identificaron cómo las invasoras utilizan mutualismos específicos, sustituciones y enriquecimientos en nuevos hábitats.

En un mundo cada vez más globalizado, las especies invasoras, que han sido introducidas y han avanzado en otras regiones del mundo, son una amenaza creciente para la biodiversidad y la estabilidad de los ecosistemas.  

Los científicos de Bariloche, Marcelo Aizen y Agostina Torres, que forman del Grupo de Ecología de la Polinización del instituto INIBIOMA, que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue, postularon que esas especies encuentran su éxito reproductivo y expansivo gracias a interacciones mutualistas.  

Pero, paradójicamente, también pueden alterar esas relaciones esenciales y reducir la estabilidad de las comunidades biológicas.  

Revelaron que el éxito de las especies invasoras depende en gran medida de la formación de relaciones simbióticas o mutualistas con organismos nativos o también con especies introducidas. La investigación se publicó en la revista Annual Review of Ecology, Evolution, and Systematics. 

Estos vínculos no solo favorecen la capacidad de las invasoras para adaptarse a nuevos entornos, sino que también pueden alterar gravemente las interacciones mutualistas que sostienen a las comunidades locales. Esto incluye, por ejemplo, la polinización, la dispersión de semillas o las asociaciones con microorganismos benéficos del suelo. 


Las tres estrategias clave 


Hay tres formas principales en que las especies invasoras establecen relaciones mutualistas que facilitan su expansión, según Aizen y Torres.  

En primer lugar, está la “cointegración de un mutualista del hábitat original”. Un ejemplo claro son las plantas del género Ficus, que forman mutualismos obligados y específicos con sus polinizadores, que son especies de avispas.  

Científicos proponen controles globales en importaciones de especies.

Este tipo de mutualismo implica que ambas especies, el ficus y la avispa, dependen estrictamente una de otra para sobrevivir y reproducirse. Si las avispas no están presentes en un área no nativa, la expansión de los ficus como especie invasora puede estar limitada.  

En segundo lugar, las invasoras pueden reemplazar mutualistas nativos por otros en el entorno invadido, en un proceso llamado “sustitución mutualista”. Ocurre en plantas que en sus regiones de origen son polinizadas por aves. Pueden pasar a ser polinizadas por insectos locales en territorios invadidos.  

Un caso relevante es el del árbol Nicotiana glauca, que originalmente era polinizado por colibríes en su rango nativo en América del Sur. Pero que en Sudáfrica se asocia con pájaros de la familia de los suimangas, una sustitución de mutualistas que, aunque pueda conllevar ciertos costos en términos de eficiencia, permite la supervivencia y expansión del invasor. 

Finalmente, los científicos describieron el llamado “enriquecimiento mutualista”, que se refiere a la posibilidad de que las especies introducidas establezcan interacciones simultáneas o alternativas con especies nativas y otras especies no nativas previamente introducidas. Esta posibilidad puede potenciar su capacidad de invasión. 

Un ejemplo es la invasión de la abeja melífera africanizada en América. Aquí la flora neotropical podría haber facilitado esa invasión gracias a la abundante comunidad de abejas nativas sociales que visitan flores.  

Otro caso mencionado es el del Conyza canadensis, una planta invasora global nativa de América del Norte, que interactúa con una comunidad más rica de micorrizas arbusculares en su rango no nativo. Estas interacciones colaborativas no solo aumentan el éxito invasor, sino que amplifican sus impactos negativos sobre las especies locales. 


Qué recomiendan 


Los científicos destacaron que las invasiones biológicas proponen diversas soluciones integradas y específicas para mitigar estos daños.  

En primer lugar, subrayan la importancia de políticas coordinadas a nivel global para reducir la introducción de especies invasoras, con controles más estrictos en las importaciones de especies, tal como remarcan en el caso de los abejorros europeos en Sudamérica.  

Asimismo, abogan por investigaciones exhaustivas que evalúen la interdependencia entre las especies invasoras y mutualistas nativos o cointroducidos y que identifiquen los mecanismos como la sustitución o el enriquecimiento de mutualidades para prevenir invasiones exitosas. Además, proponen enfoques basados en la reducción de las poblaciones invasoras mediante la erradicación o disminución controlada. 


En un mundo cada vez más globalizado, las especies invasoras, que han sido introducidas y han avanzado en otras regiones del mundo, son una amenaza creciente para la biodiversidad y la estabilidad de los ecosistemas.  

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