Un mapa de El Tromen revela tesoros arqueológicos y naturales 

Con 173 sitios identificados, investigadores de Neuquén hicieron el inventario más completo de los períodos históricos y los recursos ecológicos para proteger el pasado y promover un desarrollo sostenible

Científicos elaboraron la primera carta del patrimonio cultural material del Área Natural Protegida El Tromen, al norte de la provincia de Neuquén. Este trabajo, liderado por Sergio D’Abramo del Museo Gregorio Álvarez, junto a investigadores de diversas instituciones, aporta una herramienta clave para la conservación de un paisaje cargado de historia y significación cultural.  

El área protegida abarca 300 kilómetros cuadrados y alberga al volcán Tromen, un gigante de 4.114 metros sobre el nivel del mar, y la laguna homónima.  

Desde hace 12.000 años, esta región ha sido ocupada por personas que establecieron profundas conexiones con el paisaje, evidenciadas en los sitios arqueológicos, rutas de trashumancia y estructuras construidas.  

Hoy, el territorio mantiene su relevancia al ser utilizado por crianceros locales, personas que practican la trashumancia con ganado. Se trata de una práctica ganadera ancestral que se mantiene en pocos lugares del mundo. No es sólo un modo de producción, sino que es toda una forma de vida. 

En qué consistió el estudio 


La investigación forma parte de un trabajo doctoral que se basa en el estudio de la movilidad y el uso del espacio en el norte neuquino. La tarea de campo que desarrolló el equipo incluyó la identificación de sitios, estructuras y campos de veranada en el área.  

Si bien existen trabajos previos, como el informe arqueológico de Adam Hadjuk, el nuevo trabajo aborda a los pastores que es el aporte que suma la carta patrimonial cultural del Área Natural Protegida Tromen.  

El equipo identificó 173 rasgos patrimoniales, incluyendo 22 sitios arqueológicos, 36 puestos pastoriles, 95 estructuras pircadas (construcciones de piedra), 9 obras hidráulicas y 43 senderos históricos.  

Uno de los hallazgos más destacados implica la superposición espacial del prehistórico e histórico, con sectores utilizados tanto por comunidades ancestrales como por la sociedad actual. Por ejemplo, el 90% de los sitios arqueológicos se ubican a menos de 600 metros de los actuales puestos de los crianceros.  

Entre los elementos identificados se destacó una explotación de azufre de baja escala cerca de la cima del volcán Tromen, evidencias de herramientas de piedra y restos de cerámica que reflejan el uso humano desde tiempos precolombinos. Además, se documentaron lugares con significado espiritual y cultural, como el santuario dedicado al Gauchito Gil.  

D’Abramo describió que se observa la continuidad del uso y la ocupación de un lugar porque aparecen sitios arqueológicos, de arte rupestre, elementos como cerámicas, morteros y muy próximos los puestos de veranada.  

 “Esos puestos son patrimonio en sí, son los tradicionales del norte neuquino, construidos con pircas, techo de chapas y madera del lugar”, aclaró. “La continuidad es algo interesante porque es un área de terraza”, indicó.  

 Es decir, está accesible durante la estación más cálida y el resto del año es inaccesible, porque no hay agua, por ejemplo.  “Esa es una de las cosas más interesantes y existe diversidad de sitios, pero es necesario tener recaudos, porque mucha gente va a recolectar piezas”, apuntó.  

El investigador remarcó la importancia de los puestos existentes. «Es posible que tengan más de 150 a 200 años, hay pobladores que habitan esos puestos donde vivieron sus abuelos, padres y ahora ellos. Son los de pircas, con los corrales», graficó.  

En la carta que hicieron se ve presencia de otras estructuras que no fueron registradas y que a futuro se podría revisar, para corroborar en el lugar de qué se trata.  

 «Es un lugar muy particular porque en verano es un vergel porque tiene agua de vertientes, y se generan mallines y humedales, que atraen fauna, que se genera la atracción de personas. Se genera una interacción distinta con el lugar», subrayó.  


Identificaron 173 rasgos patrimoniales, incluyendo sitios arqueológicos

La creación de esta carta patrimonial se basó en una combinación innovadora de métodos. Los investigadores analizaron imágenes satelitales de alta resolución, revisaron fuentes históricas, realizaron entrevistas a crianceros y llevaron a cabo extensos trabajos de campo entre 2018 y 2022.  

Toda esta información fue organizada en un sistema de información geográfica (SIG) que permitió mapear el territorio con precisión.  

Sin embargo, los datos geográficos exactos se mantienen en reserva para evitar vandalismo o saqueo y están bajo custodia de las autoridades provinciales competentes.  

El trabajo no sólo documenta el pasado, sino que tiene implicancias directas para la gestión territorial y la conservación de la región. Este inventario actualizado permitirá la toma de decisiones informadas frente a amenazas como el cambio climático, la creciente actividad turística y la degradación causada por el uso humano.  

Además, la conservación del Área Natural Protegida El Tromen es crucial no solo por su biodiversidad, sino porque conecta a las comunidades locales con sus raíces culturales. “La continuidad en el uso del espacio a lo largo del tiempo refuerza su carácter único y estratégico como patrimonio biocultural”, señala el equipo en su publicación.  

Desafíos y próximos pasos  


Pese al avance, el estudio tiene limitaciones. Muchos rasgos aún no han sido evaluados en términos de su funcionalidad, cronología o estado de conservación. Los autores destacan que el próximo reto será realizar estudios más detallados sobre el patrimonio inmaterial, como las prácticas culturales y conocimientos transmitidos por generaciones, para completar una visión integral del legado del área.  

 Además, el impacto creciente del turismo impone nuevos desafíos. Las tensiones entre el uso público del espacio y la preservación del patrimonio requieren de un monitoreo constante y de políticas que armonicen la conservación y el desarrollo.  

 Con cada detalle trazado, la cartografía patrimonial del Tromen se erige como una guía no solo para los arqueólogos, sino para todos aquellos interesados en proteger los puentes que conectan el pasado y el presente del norte patagónico, un rincón de Argentina lleno de historia.  

El equipo de investigadores también incluye a Iván Pérez, Valeria Bernal, del Museo Histórico y Arqueológico de Senillosa y el Conicet, y a Jorge Gómez y Rodolfo Freire del Área Natural Protegida El Tromen. 


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Comentarios