Científicos de la región premiados por manejo sustentable de carpocapsa

Lograron desarrollar una estrategia de manejo de la plaga, a partir del uso de una avispa autóctona como controlador biológico.

Tres científicos de la región recibieron una distinción por un trabajo de investigación aplicada sobre control biológico de la carpocapsa, una de las plagas más importantes que afecta a las peras y manzanas de la zona provocando pérdidas millonarias.

Las especialistas Liliana Cichón, Silvina Garrido y Jonatan Lago, son los integrantes del equipo premiado, que desde el 2004 trabaja en manejo sustentable de plagas en frutales, en la Estación Experimental Alto Valle del INTA, que está ubicada en Guerrico.

Su trabajo «Incorporación de agentes de control biológico nativos en el manejo sanitario de plagas de frutales” compitió con otros 29 proyectos innovadores de otros países y logró la mención especial en el Concurso Internacional Innovagro 2019. La premiación se realizará el mes que viene en España.

¿Qué hicieron? Ellos demostraron, después de varios años de investigación en el campo, que produciendo a gran escala un insecto nativo enemigo natural de la carpocapsa, e introduciéndolo en el monte se puede controlar la plaga y al mismo tiempo se reduce el uso de insecticidas en un 80%, entre otros beneficios.

El insecto utilizado es una pequeña avispa, de no más de tres milímetros, autóctona de la Argentina, que parasita larvas de polillas y mariposas. Su nombre científico es Goniozus legneri. Esta avispa fue reconocida por primera vez en la región en 2005, en montes con presencia de carpocapsa.

Silvina Garrido, Liliana Cichón y Jonatan Lago, del INTA Alto Valle. Foto gentileza.

La investigación de Cichón, Garrido y Lago se hizo en el Alto Valle entre 2015 y 2018 y consistió en la implementación de esta herramienta de control biológico con especies nativas sumada al uso de otras técnicas como la utilización de feromonas de confusión sexual y corredores biológicos, y el monitoreo constante.

«Lo que hicimos fue encontrar toda la tecnología para la cría masiva y desarrollar una estrategia de manejo a campo para que el productor pueda disponer de (ella) y disminuir los residuos en la fruta. Es una herramienta más de manejo para los productores orgánicos», indicó Cichón.

«Es una de las primeras experiencias a nivel mundial utilizando este tipo controladores en campo. En realidad en otros países se utilizan biocontroladores pero en espacios reducidos. El manejo en un área libre y amplia no es tan fácil, necesita desarrollar tecnologías especiales. Por eso es que es innovador este tema«, destacó la investigadora.

La experiencia se repitió tres temporadas y se consiguió «el control de las plagas con una disminución en el uso de insecticidas en un 80%, minimizando el impacto ambiental, los costos económicos, el uso de maquinaria y el consumo de combustibles fósiles y agua», señalaron. Otro elemento a destacar es que se logró sin introducir especies indeseadas y garantizando el equilibrio ecológico del agroecosistema.


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